Luego de que su estado de salud se agravara a raíz del avance de la infección por el nuevo coronavirus, un estadounidense fue tratado en el mes de enero en forma experimental con remdesivir, un fármaco desarrollado originalmente para el ébola y que en la actualidad no se encuentra autorizado para ninguna enfermedad en ningún lugar del mundo. Al día siguiente, su condición clínica mejoró.
Algunos de esos estudios empezaron a arrojar resultados que, de momento, no ofrecen un panorama concluyente: el mismo día en que se publicó un artículo sobre un ensayo en China que no halló beneficios estadísticamente significativos, en Estados Unidos anunciaron resultados preliminares de un estudio con unos 1.000 pacientes que evaluaron como promisorios, a tal punto que la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) podría emitir una autorización para permitir su uso de emergencia.
Las noticias se produjeron casi en simultáneo. Ayer por la mañana fue publicado un artículo en The Lancet –cuyo resultado se había filtrado días antes- con la desalentadora experiencia china. Horas después, el mayor referente en enfermedades infecciosas de Estados Unidos y una de las figuras más destacadas del área a nivel mundial, Anthony Fauci, calificó como «muy optimistas» los datos de un ensayo sobre más de 1.000 pacientes realizado en ese país con el medicamento que, dijo, «ha demostrado que puede bloquear el virus».
El remdesivir es un antiviral de amplio espectro desarrollado por Gilead Sciences que inhibe el proceso de replicación del virus en el organismo. Los resultados para el tratamiento de la infección por el virus del ébola, para lo que fue concebido, fueron insatisfactorios. En estudios in vitro (en células) y en modelos animales se mostró prometedor para tratar la infección por SARS-CoV-2 (el virus que causa Covid-19). Fue probado también en voluntarios sanos y en modelos animales contra múltiples patógenos virales que incluyen MERS y SARS, otros coronavirus. Ahora se encuentra ante la chance de tener alguna actividad contra el nuevo integrante de la familia que desató la actual pandemia, para el que no hay vacuna ni tratamiento específico y que ya provocó más de 3,2 millones de casos en el mundo.
Decepción china
El ensayo clínico realizado en China se llevó a cabo en 10 hospitales de la provincia de Hubei (donde está Wuhan, la ciudad donde se inició el brote), entre el 6 de febrero y el 12 de marzo, período en el que 237 pacientes con cuadros severos fueron inscriptos y asignados aleatoriamente a dos grupos de tratamiento: 158 recibieron remdesivir y 79 placebo (una sustancia inerte a nivel farmacológico) por vía intravenosa.
«Utilizaron una población de pacientes adecuada, con compromiso pulmonar radiológico y de oxigenación, antes de que tengan 12 días de síntomas, para actuar cuando el virus se está replicando, porque cuanto más tiempo pasa, menos se replica», explicó a Clarín el infectólogo Martín Stryjewski, jefe de Internación del Hospital Universitario Pombo de Rodríguez del CEMIC y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Los pacientes fueron seguidos durante 28 días y el éxito de la intervención se midió por el tiempo hasta la mejoría clínica, que está determinado por bajar dos puntos en una escala de seis, en la que 1 es el alta médica y 6 la muerte.
«Tras 10 días de remdesivir, lo que observó es que el tiempo de recuperación clínica fue de 21 días para los que lo recibieron la droga y 23 días para los del grupo placebo, no hay ninguna diferencia estadística. La mortalidad fue 14% en el primer grupo y 13% en el otro, tampoco hay diferencia y no varía la carga viral en la garganta de los pacientes», detalla Stryjewski, ex fellow de Enfermedades Infecciosas y master en Investigación Clínica de la Universidad de Duke, de Estados Unidos.
Los autores del trabajo concluyeron que el uso de remdesivir no se asoció con una diferencia en el tiempo hasta la mejoría clínica, ni con beneficios clínicos estadísticamente significativos. No obstante, aclararon que el ensayo no alcanzó el tamaño de muestra predeterminado (buscaban 325 pacientes y fueron 237) porque el brote de la enfermedad terminó controlándose en China. Afirmaron, también, que se necesitan más estudios con remdesivir, que evalúen el tratamiento temprano en pacientes con Covid-19 y regímenes de dosis más altas, o en combinación con otros antivirales o anticuerpos neutralizantes de SARS-CoV-2 en casos severos para comprender mejor su efectividad potencial.
«Es un ensayo clínico negativo. No se ve efecto ni en la cura clínica, ni en la carga viral, ni en la mortalidad», subraya Stryjewski, quien trabajó 15 años involucrado en el desarrollo de nuevos fármacos. Sin embargo, concede que el estudio perdió algo de poder al concluir antes de lo previsto, pero en los datos analizados «no se ve ninguna señal de diferencia».
Optimismo en Estados Unidos
Del estudio realizado en Estados Unidos sólo se conocieron resultados preliminares, que no fueron sometidos todavía a revisión de pares ni publicados en una revista científica.
El ensayo patrocinado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), dependiente de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), comenzó el 21 de febrero. Según el reporte interino del ensayo aleatorizado y controlado con 1063 pacientes con Covid-19 avanzado y afectación pulmonar (similar al criterio utilizado en China), quienes recibieron remdesivir se recuperaron un 31% más rápido que aquellos a los que se les administró placebo (11 días vs. 15). Los datos, además, «sugirieron un beneficio de supervivencia», con una tasa de mortalidad de 8,0% para el grupo que recibió remdesivir vs. 11,6% para el grupo de control.
«Respecto al tiempo de recuperación (¿qué significa esto? ¿que les dio negativo?¿que no se murieron? ¿que obtuvieron el alta? ¿que se fueron del hospital?), cuatro días de diferencia sin saber en qué momento de la infección y en qué condiciones de los pacientes comenzó el ensayo no me parece muy significativo», analiza en diálogo con Clarín el doctor en bioquímica Hugo Luján, director del Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades Infecciosas (CIDIE), que pertenece al CONICET y a la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
Sobre el impacto en la mortalidad, dice Stryjewski: «Tal vez con un poco más de pacientes esto podría ser significativo, pero no veo una gran diferencia, o sea que el efecto no es enorme si existiera”.
Y concluye: «Hay que esperar los resultados para ver realmente cómo fueron los pacientes, qué les pasó, cómo eran las cargas virales, cómo fue el análisis de mortalidad y los efectos adversos. Porque en el estudio de The Lancet había más pacientes que discontinuaron la medicación en la rama de remdesivir que en la rama de placebo, y en el estudio del NIAID esos datos no están, por lo tanto es muy preliminar. Por ahora hay una señal y, aunque es una esperanza, no parece decisiva. Es decir, puede que tenga efecto sobre la enfermedad, pero ese efecto no parece mayor, con cual si bien puede ayudarnos a tratar a pacientes con Covid en el futuro, no parece que vaya a ser una bala de plata».
En la misma línea, Luján destaca que «los resultados en los dos estudios no fueron blanco o negro; y dado a que las manifestaciones clínicas de la Covid-19 pueden ser blancas, negras, o de cualquier otro color, es muy difícil medir efectividad en estas condiciones de apuro y dónde todos quieren aparecer siendo los primeros en encontrar algo (o descartarlo si lo descubrieron en otro país)». Más allá de eso, afirma que las drogas que inhiben la RNA polimerasa dependiente de ARN (como es el caso del remdesivir) y los inhibidores de proteasas virales son los candidatos más promisorios y con menos reacciones adversas para el tratamiento de la enfermedad.
Para el biólogo molecular y biotecnólogo argentino Ernesto Resnik, los resultados preliminares del estudio realizado en Estados Unidos –donde él se encuentra instalado- podrían ser una «muy buena noticia», pero coincide en que hay que esperar a la publicación del informe definitivo.»Pareciera que puede ayudar a controlar Covid-19, pero no es la panacea que querríamos, la de curar la enfermedad en todos sus manifestaciones».
Según se anunció, en un próximo informe estará disponible información más detallada sobre los resultados del ensayo. Desde el NIAID señalaron que la FDA mantiene conversaciones sostenidas y continuas con la farmacéutica Gilead para hacer que remdesivir esté disponible para los pacientes «lo más rápido posible», algo para lo que el presidente Donald Trump ejerció presión.
La compañía –cuyas acciones se dispararon tras el anuncio- emitió un comunicado en el que recuerda que el antiviral todavía no tiene licencia o aprobación en ningún lugar del mundo y que «aún no se ha demostrado que sea seguro o efectivo para el tratamiento de Covid-19». Asimismo, señalaron que a fines de mayo compartirán datos adicionales de un ensayo abierto de fase 3 en pacientes graves. «Proporcionará información sobre si una duración más corta de la terapia, de 5 días, puede tener una eficacia y seguridad similares a las del tratamiento de 10 días evaluado en el ensayo NIAID y otros ensayos en curso».
Remdesivir es, además, uno de los cuatro esquemas terapéuticos que serán evaluados en el mega ensayo Solidarity, lanzado por la Organización Mundial de la Salud, del que participa Argentina.