La Pulga y Mascherano viajaron en el avión privado del brasileño, que será su rival en el clásico del viernes.
Y llegó Messi. Como en una película, el avión privado de Neymar (PR-SWK) bajó del cielo de Belo Horizonte a las seis y un minuto (las cinco de Argentina) gambeteando la bruma de un amanecer inminente y nublado. El Aeroporto Carlos Drummond de Andrade en Pampulha (algo así como el nuestro de Don Torcuato) mostró poco movimiento, además de la mirada atenta de los nueve periodistas argentinos que trataban de capturar una imagen. No fue sencillo. El avión carreteó lejos y se estacionó más lejos aún, a metros de un hangar donde lo esperaban dos camionetas Mercedes Benz Sprint blancas. Cero operativo policial, todo muy íntimo. Messi y Mascherano se subieron a la primera van y Neymar a la siguiente. A las seis y doce minutos ya estaban rumbo a las concentraciones.
Las van que llevaron a los cracks a las concentraciones. (Foto: Marcelo Carroll)
El vuelo de línea los había llevado desde Barcelona hasta San Pablo y allí los argentinos aceptaron la invitación del brasileño para evitar la espera de la combinación de aviones. Previo aviso a la AFA, claro. Messi y Mascherano llegaron poco después al predio del Atlético de Mineiro, Cidade do Galo, y hoy a las 16 de aquí harán su primera práctica.