El actor, que llegó a nuestras salas con Inferno, tiene una filmografía brillante; en esta nota recordamos algunas secuencias memorables
*1. SUENA «LA MAMMA MORTA» ENFILADELFIA (1993, Jonathan Demme)
La película de Jonathan Demme no solo muestra la lucha de Andrew Beckett (Tom Hanks ) por recuperar la dignidad arrebatada en su ámbito laboral producto de un acto de discriminación abominable sino también el contraste entre su vida y la de su abogado Joe Miller ( Denzel Washington ), quien al tomar el caso debe dialogar con sus propios prejuicios y su incipiente homofobia. En la escena en la que Andrew escucha a Maria Callas, Demme filma al personaje como envolviéndolo, de algún modo expresando el poder que tiene la música para sacarnos de la realidad (o para enfrentarnos aún más a ella).
Mientras Miller lo contempla con una mezcla de desconcierto y fascinación, sabemos que algo dentro suyo cambió desde el momento en que el hombre menos pensado lo puso de cara a la belleza.
*2. «¡WILSON, PERDÓN!» EN NÁUFRAGO (2000, Robert Zemeckis)
Se podría argumentar que el instante más conmovedor de Náufrago es aquel en el que Chuck Noland se reencuentra con su ex novia Kelly Frears ( Helen Hunt), cuatro años después del naufragio que los distanció inevitablemente. A fin de cuentas, Robert Zemeckis emplea todos los ingredientes obligados de la clásica escena romántica, coronada con el esperado beso bajo la lluvia. Sin embargo, el lazo más fuerte de Náufrago no es el de ese hombre con esa mujer: es el de ese hombre con una pelota de vóley.
Bautizada Wilson por su marca – el product placement fue uno de los aspectos más criticados del film -, esa compañera de Chuck en la isla, la vía de escape para no sucumbir a la locura, es una de las creaciones más inolvidables del guionista William Broyles, Jr., un objeto que, al alejarse en el agua, lo quiebra a Chuck por completo. Wilson representa la despedida a una experiencia traumática, pero epifánica y eso, como lo dicen las elocuentes lágrimas de Chuck, no deja de ser un duelo en sí mismo.
*3. EL ADIÓS A JENNY EN FORREST GUMP (1994, Robert Zemeckis)
La película que le valió el segundo Oscar consecutivo a Tom Hanks en una revisión actual quizás no se sostenga tanto, probablemente por el empleo algo obvio de ciertas canciones que redundan con las imágenes y de algunos guiños innecesarios para complacer al espectador (como la efímera aparición de Elvis Presley). De todas maneras, nada de eso opaca el extraordinario trabajo de Hanks. La secuencia elegida, aquella en la que Forrest Gump se despide de su amada Jenny ( Robin Wright ), es de una simpleza notable. Un hombre se ubica frente a una tumba para leerle una carta elegíaca al amor de su vida. Ni más ni menos.
Cuando en Forrest Gump se aplica esa economía de recursos para abordar las relaciones humanas es cuando más enorme se vuelve. Imposible no perder la compostura cuando Forrest le dice a Jenny que la extraña, segundos antes de alejarse de ese árbol que los vio crecer.
*4. JOE FOX CONQUISTA A KATHLEEN KELLY ENTIENES UN E-MAIL (1998, Nora Ephron)
Nunca está de más reiterar lo mucho que se siente la pérdida de la gran Nora Ephron. Basta corroborar que Tienes un e-mail, a pesar de enfocar a Internet como novedad, es una comedia romántica perfectamente atemporal. Nora y su hermana Delia incluyen en su guión homenajes al largometraje The Shop Around the Corner de Ernst Lubitsch, a las canciones de Joni Mitchell, a las mejores frases de El padrino, a la novela Orgullo y prejuicio de Jane Austen, a los rincones más bellos de Nueva York (como el ya famoso café Lalo) y, claro, a todas esas pequeñas librerías que perdieron la pulseada contra Goliat.
La última media hora, cuando Joe Fox es consciente de que deberá enamorar a Kathleen Kelly (una Meg Ryan en su pico de carisma) por fuera de lo virtual es una verdadera maravilla, que incluso supera lo que habían hecho los actores cinco años antes en Sintonía de amor, otra joya concebida por Ephron.
*5. EL FINAL DE CAPITÁN PHILLIPS (2013, Paul Greengrass)
No será la película más sólida de Paul Greengrass, pero sí que da en el clavo en dos frentes en los que el realizador se mueve como pez en el agua. Por un lado, en lo bien que se transmite la sensación de claustrofobia y/o adrenalina del caso real que documenta (el verbo que mejor le sienta a Greengrass). Por el otro, en lo bien que se dominan los minutos finales. En consecuencia, Capitán Phillips – basada en la novela autobiográfica de Phillips y Stephen Talty A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy SEALs, and Dangerous Days at Sea – tiene muchos puntos de contacto con la extraordinaria Vuelo 93. La segunda lamentablemente concluye como todos conocemos – con el avión de United Airlines estrellándose en un descampado en Pennsylvania – y la primera, con una viñeta mucho más íntima, enfocada en los coletazos de la supervivencia.
Hanks está supremo en la escena en la que Phillips debe, por cuestiones médicas, lidiar no solo con las consecuencias físicas de ese secuestro interminable sino también con la catarsis emocional que lo invade cuando es consciente de que está a salvo, de que la pesadilla ha llegado a su fin.