Las impresiones de la cultura popular sobre la imagen de Dios entre los cristianos pueden variar. Cada uno de los creyentes tiene en su mente la imagen de lo que podría ser el rostro de la máxima deidad del grupo religioso. Anciano, de tez blanca y con barba larga y tupida, es una de las más comunes. Sin embargo, un estudio reciente abrió el juego a una nueva faceta de lo que podría ser «la cara de Dios».
Un equipo de psicólogos de la Universidad de Carolina del Norte convocó a 511 cristianos a que dieran su parecer sobre cómo idealizaban el rostro de Dios y eligieran entre distintas imágenes la más coincidente con su percepción. Luego, los especialistas tomaron las fotografías y de ellas sacaron las características que más veces se repetían y a partir de ello construyeron rasgos comunes para finalmente derivar en el rostro de Dios.
Lo curioso es que, contrario a la imagen con la que se lo suele representar, en este estudio no fue un anciano el que terminó reflejándose en el común de los creyentes. En este caso, se trata de un hombre joven, de rasgos suaves, cabello negro y piel menos caucásica que el ideario anterior.
Un dato no menor, es que hombres y mujeres no dudaron en señalar que la figura de la deidad es más representada por una imagen masculina que femenina. El cristianismo se trata de una religión monoteísta que no incluye a lo femenino como una deidad, algo que ocurre en otras culturas como el Hinduismo o en el Antiguo Egipto.