Carlos Ghosn estaba bajo arresto domiciliario en Tokio, acusado de corrupción. “Me he liberado de la injusticia”, escribió desde la capital del Líbano.
El ex Ceo de Renault-Nissan, Carlos Ghosn se fugó de Japón, donde estaba bajo arresto domiciliario, acusado de cuatro cargos de corrupción, hacía Líbano y no hay prueba de su salida del país. Su abogado japonés Junichiro Hironaka tiene sus tres pasaportes y se dijo “estupefecto” ante la resolución, de la que se enteró “por televisión”.
“Es una sorpresa total”, aclaró el abogado. Francia y Japón están atónitos ante una maniobra que todos desconocen como se realizó.
“La manera en que se escapó de Japón no está clara”. Así explican los libaneses su misteriosa llegada a Beirut, el domingo aparentemente, en un avión privado desde Turquia.
Otros amigos en Beirut de Ghosn hablan de “una fuga rocambolesca, digna de un film de espionaje”, pero no dan precisiones. Habría salido de un pequeño aeropuerto de Japón con un pasaporte y nombre falso, en un avión privado. Luego hizo escala en Turquía y nadie sabe si continuó o no con el mismo avión hasta Líbano, donde no está alojado con su familia sino con protección de seguridad, en un lugar desconocido.
De sus tres nacionalidades -brasileña, francesa y libanesa-, eligió fugar a el Líbano donde creció y se educó. No hay tratado de extradición con Japón. El ministro de justicia de Libano lo explicó. Es poco probable que Ghosn, ciudadano libanés, pueda ser forzado a regresar a Tokio para enfrentar sus cuatro cargos de malversaciones financieras.
Carlos Ghosn estuvo en prisión desde noviembre de 2018 hasta abril. Desde entonces, estaba en arresto domiciliario en Tokio./REUTERS
El ex ejecutivo emitió un comunicado este martes desde Beirut explicando que “no es más un rehén del sistema judicial japonés” que lo sometía a la presunción de culpabilidad.
«No soy más un rehén»
“Actualmente estoy en Líbano. No soy más un rehén de un sistema judicial japonés parcial, donde prevalece la presunción de culpabilidad”, escribió Ghosn, en su primer comunicado desde su fuga, conocido a través de su portavoz.
«No he huido de la justicia, me he liberado de la injusticia y de la persecución política. Por fin puedo comunicarme libremente con los medios, lo que haré a partir de la próxima semana», agregó este empresario de 65 años.
En Francia y en Japón hay vacaciones. Las reacciones han sido de ministros menores atónitos.
Ghosn no descarta someterse a la justicia. Pero en Líbano.
Después del shock comienzan a reconstruirse las razones de su fuga. Habría sido una nueva postergación de su proceso, la posibilidad de un segundo proceso aun no delineado, las condiciones de su liberación condicional y la imposibilidad de contactar a Carole, su esposa, con quien solo puedo hablar por Skype una vez en siete meses y su conversación fue escuchada por los fiscalaes japoneses. Ellos transcribieron completamente la conversación del matrimonio. Una situación que incomodaba y humillaba a Ghosn, que se ha casado hace poco tiempo con su mujer en el palacio de Versailles, en una fiesta como las de la reina Marie Antoinette.
Junichiro Hironaka, el abogado japonés del empresario Carlos Ghosn, sorprendido por la huida de su cliente. /REUTERS
Carole había partido de Japón rápidamente en abril porque “se sentía en peligro” y temía ser detenida, como su marido. El corría el riesgo de pasar al menos 10 años en la cárcel bajo esos cargos de malversación. Francia no lo defendía de esos cargos y el presidente Emmanuel Macron nunca hizo un gesto en su ayuda.
Este segundo proceso debía comenzar en septiembre con los cargos más graves que se le atribuyen, como abuso de confianza a Nissan, la empresa automotriz japonesa que él salvó de la quiebra.
El 25 de diciembre pasado las autorisdes judiciales habrían sugerido a Gohsn que este proceso se retrasaría. Le negaron la posibilidad de pasar la Navidad junto a su esposa en Tokio. Esto habría acelerado su fuga, que se hizo en tiempo récord y en plenas vacaciones navideñas en Japón.
Desde su arresto, en noviembre de 2018 en Tokio, Carlos Ghosn se declaró inocente y sus amigos denunciaron una justicia parcial, sin ninguna posibilidad de explicarse frente al sistema judicial japonés. Aunque con él o sin él, el proceso judicial contra Ghosn se iniciará en el mes de abril en Tokio.
Tres nacionalidades
Gohsn es hijo de padres libaneses pero nació en Porte Velho, en Brasil, el 9 de marzo del 1954. Su familia decidió regresar a Líbano cuando él se contaminó con agua no potable. Estudió en el colegio Notre Dame de Jamhour. Con grandes ambiciones y cualidades de orador, “Ghosn estaba súper focalizado en sus objetivos”, según un compañero de clase en Beirut. Luego participó en los scouts.
“Cuando nosotros teníamos tendencia a dispersarnos, el fijaba sus objetivos y los mantenía” recuerda otro compañero de clase, que destaca su amor por la música de los 60 y las fiestas de Beitut.
El llega a un Líbano en revolución, que cuestiona a sus políticos y la corrupción. En las redes sociales lo sugieren como el nuevo presidente y otros acusan a Líbano de recibir a todos los corruptos del mundo.
Cuando era el CEO de Renault, Nissan y Mitsubishi, Ghosn quiso invertir en vino, en la construcción de 47 chalets, un hotel, un spa y restaurantes en la región libanesa. Su sueño era finalizar su vida en Líbano y mantener el vínculo con el país de sus padres y su infancia. Carole, su esposa, es libanesa americana.
Líbano recibió encantado a su hijo en desgracia. “Todos somos Carlos Gohsn” decían algunos carteles en las calles de Ashrafie, el barrio cristiano de la capital, con su foto.