Fue reconstruido para que se vea exactamente como hace 50 años, cuando dos astronautas pisaron la Luna. Podrá ser visitado por el público en Houston.
Ya no hay humo de cigarrillos, puros y pipas. Desaparecieron las manchas de café, gaseosas y pizzas. Con pocas excepciones, el Centro de Control de la NASA en la era de las naves Apolo fue restaurado para que se vea como hace 50 años, cuando dos hombres pisaron la Luna. Está ubicado en Houston, Texas, Estados Unidos, y el turismo podrá acceder allí a partir de mañana.
La reconstrucción recibió el visto bueno del director del vuelo Gene Kranz, hoy retirado y un hombre que jamás aceptaría una falla o el menor descuido.
Sentado en la misma consola donde dirigió las misiones de las Apolo 11, la Apolo 13 y otras más, Kranz hizo notar que faltaba el teléfono que tenía detrás suyo. Y que los conductos de ventilación estaban ennegrecidos por todo el humo de cigarrillos, no inmaculadamente limpio como ahora.
Ese par de detalles lo transportaron en un abrir y cerrar de ojos al 20 de julio de 1969, al momento en que alunizaron Neil Armstron y Buzz Aldrin.
«Cuando me siento acá y estoy en la consola, escucho estas palabras: ‘Houston, aquí la base Tranquilidad. El Águila se ha posado'», dijo Kranz durante una visita al Centro Espacial Johnson de la NASA.
Con todos esos asientos vacíos, la sala le recuerda los cambios de guardia, cuando los controladores iban al baño.
«Es lindo ver como esto vuelve a la vida», dijo Kranz.
La reapertura que se realizará a cincuenta años del alunizaje, corona años de trabajo y de donaciones de millones de dólares.
Meticulosamente recreado, incluida la alfombra marrón, el empapelado de las paredes mezcla de verde y gris, el techo blanco, asientos con colchonetas, ceniceros de vidrio amarillos y tazas de café retro, el Centro de Control de Operaciones de la Misión Apolo nunca se vio tan bien.
La funcionaria a cargo de la preservación histórica, Sandra Tetley, quiso ser lo más precisa posible. Comenzó a trabajar en el proyecto en el 2013, cuando la sala había caído en el olvido. Fue usada por última vez con los transbordadores espaciales de los años 90, luego abandonada antes de ser abierta al turismo.