Las tecnologías de entretenimiento y conectividad han evolucionado y hoy ya son un común denominador y un interesante recurso a la hora de emprender un vuelo con muchas escalas. Experiencias y testimonios de aquellos que aprovechan un largo viaje para trabajar, visitar redes sociales y distenderse.
«Franco, estoy contestando las preguntas de tu entrevista desde un vuelo de 17 horas de Buenos Aires a Doha, Catar», indica en su e-mail Maximiliano Firtman, un viajero frecuente que ya suma más horas de vuelo que muchos pilotos experimentados salvo que, en su caso, desde su lugar de pasajero. Firtman es conferencista internacional y brinda cursos y seminarios de programación en todo el mundo. «Llevo 52 países visitados, con algunos más por cubrir antes de fin de año y en promedio hago 8 viajes transcontinentales por año. En los primeros 8 meses de este año llevo 6 viajes y 21 vuelos».
Con tanto tiempo en tránsito y a bordo, suele aprovechar los nuevos sistemas de entretenimiento y conectividad en aviones para pasar un momento distendido, pero también para adelantar trabajo. «Cuando encuentro servicio de Internet y voy por trabajo (el 90% de mis vuelos), suelo contratarlo. Aunque también se tiene que dar otra situación: comodidad. Si viajo en clase turista, tendría que estar en un asiento con más lugar del normal o tener la suerte de no tener compañero de fila, así puedo usar la computadora con más comodidad. Si se dan las situaciones, usar Internet me ayuda a adelantar trabajo, contestar emails, y hacer que se pase más rápido el vuelo» comparte.
Estas nuevas tecnologías de conectividad y entretenimiento no son algo que las aerolíneas se tomen a la ligera: algunas empresas como Aerolíneas Argentinas, American Airlines, Air France, British Airways, Iberia, Lufthansa y Emirates dicen tomar este tema muy en serio.
Según un estudio realizado por la aerolínea Emirates, alrededor del 50% de los pasajeros en sus vuelos de larga distancia (+12 horas) utilizan el servicio de entretenimiento a bordo. La demanda sigue creciendo en aproximadamente un 5-10% por mes.
Sistemas de entretenimiento
Al abordar un avión, ya es moneda corriente encontrarse con la clásica pantalla personal de aproximadamente 10″ al frente de nuestro asiento. Las mismas fueron llamadas a reemplazar los clásicos televisores de tubo dispuestos en los pasillos en donde se emitían películas para todo el pasaje. Si la película no gustaba, la alternativa era optar por realizar otra actividad.
Según Santiago Torre Walsh (redactor de varios blogs y sitios web sobre turismo, y más conocido como Sir Chandler) hoy el panorama es diferente y las pequeñas pantallas deben afrontar nuevos desafíos frente a los teléfonos celulares. «Hoy los dispositivos móviles son aliados fundamentales de los pasajeros y personas en general, por lo que las aerolíneas y fabricantes de pantallas tienen un competidor muy grande en este tema. Un avión con tres años de antigüedad puede tener pantallas «viejas» en relación a un celular con un año de promedio. Hay aerolíneas que se destacan ofreciendo más de 100 películas en su contenido y así puede competir. Pero si tienen alrededor de 10 disponibles posiblemente no sea algo atractivo para el pasajero».
Patrick Brannelly es vicepresidente de la división experiencia del cliente de la aerolínea Emirates. Y explica que «un equipo de contenidos del sistema de entretenimiento a bordo ICE (así se llama la plataforma) trabaja en desarrollar una gran central de televisión y radio del estilo Netflix+Spotify, a través de la adquisición de contenidos que les permitan ofrecer películas, estrenos, música, series. ICE funciona con hasta 4 servidores multimedia de gran tamaño dependiendo del tipo de aeronave y el número de asientos. Estos servidores tienen capacidad para poder transmitir todos los contenidos al mismo tiempo a todos los pasajeros del avión».
Internet de alto vuelo
Si bien utilizar internet en el avión puede ser un interesante distractivo y recurso a la hora de trabajar, aún falta mucho para que se convierta en un servicio habitual. «No son muchas compañías aéreas las que brindan el servicio y no saben bien cómo cobrarlo. Hay casos de tarifas planas como Lufthansa que por menos de 20 dólares da acceso ilimitado por 24 hs (lo que permite seguir usando en una combinación) o casos como el de Air Europa que cobra muy caro cada Mega. Como caso atípico está Emirates que cobra un dólar por el uso ilimitado» dice Torre Walsh mientras comparte su experiencia.
El otro problema, además, es el ancho de banda, sobre todo si el número de usuarios conectados en simultáneo al Wi-Fi del avión crece: recién en 2017, por ejemplo, los aviones de Lufthansa (asociada con la compañía de satélites Inmarsat) comenzarán a probar un servicio de decenas de megabits por avión en Europa; la compañía dice que podría llegar a picos de 75 megabits por segundo. La firma Gogo está testeando un sistema similar para Estados Unidos, con un probable ancho de banda de 70 megabits por segundo.
Pero todavía falta: en promedio, las conexiones en vuelo disponibles hoy rondan los 3 a 5 megabits por segundo (por avión).
Dispositivos electrónicos: antes no, ahora si
Hasta no hace mucho tiempo si se utilizaba un dispositivo electrónico en pleno vuelo era probable recibir un llamado de atención de alguien de la tripulación. Mayormente, esto ya no ocurre. Algo cambió. «Básicamente tiene que ver con que los aviones modernos están mejor protegidos contra cualquier posible interferencia de radiotransmisión dispositivos personales, mucho más que lo que ocurría en las aeronaves fabricadas entre los años 70 y 80. Cuando en 2008 introdujimos servicios de telefonía móvil , recién lo hicimos tras atravesar exigentes pruebas de certificación que emularon miles de teléfonos de alta potencia transmitiendo junto a los equipos clave, a fin de comprobar que no se registrara algún efecto adverso para la seguridad de la aeronave . En realidad, los sistemas que instalamos en nuestros aviones reducen la potencia de salida de los teléfonos a más del 90%» indica Brannelly.
El futuro
Imaginar el futuro del entretenimiento a bordo no es algo difícil. Hoy las nuevas tecnologías encausan el consumo de contenido en lentes de realidad virtual y aumentada los cuales parecen tener un prometedor futuro.
Aun atravesando el océano atlántico, Maximiliano Firtman imagina un futuro similar. «Creo que la pantalla en el asiento va a desaparecer y que el sistema de «usá tu propio dispositivo» será lo más adecuado. La realidad virtual despierta muchas ideas, la posibilidad de ya ver dónde vas a ir en destino o participar de mundos alternos. El problema es, como siempre, la comodidad que tenemos en un asiento de clase turista como para movernos o dar vuelta la cabeza. Pero con la evolución de equipos como el Hololens u otros independientes de una computadora, el futuro tendrá que ver con eso y con darnos incluso la sensación de estar en un espacio más grande del que realmente estamos «.