Una primavera entre ríos y palmeras

Desde la ciudad de Colón, salidas por las aguas del Uruguay y hacia el imperdible Parque Nacional El Palmar; de vuelta al pueblo, termas, buena gastronomía y también algo de música

Bancos de arena en el río Uruguay, frente a Colón, tan aptos para la contemplación como para los chapuzones. Foto: Daniel Flores

Desde la costanera de Colón, la lancha llega en menos de 15 minutos a un banco de arena de 800 metros de largo en medio del río Uruguay. Es una playa larga y rara, de arena clara y fina, completamente rodeada por el río y, más allá, por la selva en galería. Dentro de la isla crecen unos pocos sauces americanos y se forman piletones de agua. Los pasajeros del gomón se dividen: cinco chicos de menos de 10 años se apropian como locos de una pileta natural. Daniel, el fotógrafo de aves alemán, silencioso, con gorrito a lo Jacques Cousteau, se aleja del grupo y en seguida está en otro mundo. Cuerpo a tierra, inmóvil, apunta a una bandada de rayadores. Formalmente conocidos como rincópidos, estos pájaros se caracterizan por su pico largo con un maxilar inferior que sobresale y «raya» el agua al pescar en vuelo rasante. A los rayadores les gusta anidar en la arena del banco. Daniel parece a punto de anidar también. Está en el lugar justo: Uruguay suele traducirse del guaraní como río de los pájaros.

Por motivos muy distintos, la excursión al río Uruguay es una sorpresa tanto para el ornitólogo como para los chicos. «Esto parece el medio de la nada aunque estamos apenas a unas cuadras del Banco Nación», dice Pablo Latzina, de Itaicora, una agencia de Colón que desde hace 23 años ofrece ecotours por este río. Que no es un río sino «un cielo azul que viaja», según la canción litoraleña de Aníbal Sampayo, el cantor y poeta de Paysandú, la ciudad uruguaya unida a Colón por el puente General Artigas, visible a lo lejos.

Latzina reivindica al Uruguay (el río, o el cielo) frente al Paraná, que suele tener mucha más prensa. «A diferencia del Paraná, el Uruguay es ancho pero poco profundo, menos navegable y por lo tanto con menos grandes ciudades. Eso hace que esté menos contaminado», explica mientras desembarcamos en un muelle de Colón frente a un barco abandonado con una pintada de Fuera Botnia, recuerdo del conflicto por la papelera en el Uruguay (el país y el río) cerca de Fray Bentos y Gualeguaychú.

Foto: Daniel Flores

«Además, estas tierras junto al río suelen inundarse y eso les quita valor e interés para los inversores inmobiliarios -dice el guía y capitán-. Gracias a esa supuesta desventaja podemos disfrutarlas tal como estaban antes de que llegaran los españoles. Si esto no se inundara. sería un country».

Locales y visitantes

Colón es pionera en el turismo entrerriano. Tiene el gancho de unos ocho kilómetros de playa sobre el río-cielo. Es también la ciudad con más infraestructura cerca del Parque Nacional El Palmar, creado en 1966. Tuvo el primer casino y, desde mediados de los noventa, atrae además con uno de los dos primeros complejos termales de esta provincia, que hoy ya cuenta con un circuito de turismo saludable bastante extenso.

Foto: L. Maninjau

Hay unas 18 mil camas para las visitas, entre hoteles, cabañas y casas de alquiler. A los hoteles céntricos, como el Quirinale, con su edificio de varios pisos sobre la costanera, se sumó una buena cantidad de cabañas-casitas-aparts junto al arroyo Artalaz, un distrito algo retirado del centro urbano. «Esa zona se desarrolló sobre todo en los últimos cinco años, especialmente con inversiones de porteños que se vinieron a vivir acá y proyectos con muy buen nivel de servicio», explica María Rosa Sander, directora de Turismo de Colón.

Lilia Moyano y Esteban Pérez Esquivel son de esos porteños, aunque vivieron también a bordo de un velero en el Caribe y luego en la Isla Mujeres, México. En 2003 regresaron a Buenos Aires, pero volvieron a escaparse rápidamente y abrieron, a pocos metros del Artalaz, Morada del Arroyo, un típico complejo con cinco cabañas, pileta y un lindo parque donde ahora, se huele y se ve, el jazmín chino que acaba de florecer.

«Después de Isla Mujeres, Buenos Aires era demasiado. Alguien de la familia tiró el nombre de Colón y nos vinimos», recuerda trece temporadas después Lilia. La emprendedora turística además es cantante, investigadora de músicas aborígenes latinoamericanas y directora del coro municipal de la ciudad.

Menú de cosquillas

Más hacia el centro, en la esquina de Balcarce y San Martín, la calle de acceso desde la ruta hacia Colón, hay un restaurante que no desentonaría en Palermo. La casona centenaria, de ladrillo a la vista, perteneció a las hermanas Turville, solteronas famosas y muy queridas en el pueblo, que daban clases de mecanografía y corte y confección. Desde hace seis años la casa es el restaurante La Cosquilla del Ángel, otro ejemplo de cómo algunas cosas cambiaron en Colón. En un ambiente cálido, es una de las cartas más elaboradas e interesantes, con un menú degustación de tres pasos por 380 pesos que puede incluir hallazgos como masa de rúcula rellena de cabutia asado y queso o sorrentinos de berenjenas a la napolitana o un buen pacú, simple pero impecable.

«Nos adaptamos a las dificultades de estar en un pueblo chiquito como el nuestro -cuenta Sergio Fuentes, el responsable de la Cosquilla-, que elegimos conscientemente para criar en paz y con seguridad a nuestros hijos.» Aunque por la gran inundación de 2009 debió mudarse de un local anterior, Fuentes es agradecido y respetuoso con el río así que despacha también viandas para que los turistas se lleven a la playa, con comida, pan, queso, bandeja y cubiertos.

Flora y fauna

Colón es la cabecera de la microregión Tierra de Palmares, integrada también por San José, Villa Elisa, Pueblo Liebig, Primero de Mayo, Ubajay y varios pueblos rurales. Todo en torno del Parque Nacional El Palmar (ver recuadro), con sus 8200 hectáreas de, claro, palmares, pero también senderos, centro de interpretación, refugios para observar aves, camping y restaurante.

A 48 kilómetros de Colón, el parque es una impresionante reserva de palmeras yatay, que tiempo atrás poblaron extensiones desde el sur de Paraguay hasta Entre Ríos, pero que hoy necesitan protección. «Son ejemplares de entre 200 y 400 años. Las yatay tardan mucho en crecer pero a la vez son muy fuertes y resistentes», dice Diego Losada, de la brigada de manejo del fuego en el parque. La brigada es fundamental para el parque, sobre todo para la prevención de incendios, por supuesto, cuyo riesgo se encarga de medir y evaluar a diario «religiosamente», como dice Diego. Pero también para el menos evidente manejo de las quemas controladas, sobre todo en pastizales junto a los caminos principales.

Algunas palmeras yatay tienen más de 200 años
Algunas palmeras yatay tienen más de 200 años. Foto: Daniel Flores

En este ecosistema, entre arroyos y humedales, conviven zorros, gatos monteses, ositos lavadores y hurones con loros, teros, garzas, urracas y anambés. También ciervos y jabalíes, que las autoridades permiten cazar en jornadas controladas, igual que las quemas, como estrategia para regular la presencia de estas especies y también el problema de los furtivos.

Pero en los últimos tiempos el carpincho parece reinar en el Palmar. Sin depredadores al acecho, hoy es visible a toda hora, incluso junto a los caminos principales, algo que de ningún modo ocurría hace algunos años. El más grande de los roedores ni se inmuta cuando los visitantes del parque frenan y se bajan del auto para sacarle fotos.

El carpincho es uno de los cuatro animales dibujados en la remera de Pablo Latzina, el guía de Itaicora. Los otros tres mamíferos estrella del río Uruguay son el gato montés, el osito lavador y el lobito de río, que justo se deja ver cuando el semirígido se aventura por un canal «secreto» hacia una laguna interna de la isla Queguay. «Esto es una yapa, con 20 centímetros menos no entramos», aclara Pablo, otro porteño que eligió Colón hace más de dos décadas. El ornitólogo alemán no lo escucha porque está obsesionado con un Martín Pescador desinhibido que parece posar sólo para él. Los más chicos juegan a esquivar el estrecho túnel de ramas y lianas a babor y estribor. «El Uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja», canturrea Pablo mientras levanta el motor para pasar a puro envión por su canal secreto hacia el medio de la nada, a quince minutos de la ciudad.

Todas las palmas

El Parque Nacional El Palmar es el gran atractivo ecoturístico cercano a la ciudad de Colón. Creado en 1966, abarca 8200 hectáreas, de las que sólo se puede visitar un sector limitado. El ingreso se realiza por la ruta 14 (a 46 km de Colón y 6 de Ubajay), donde se cobra una entrada general de 90 pesos.

Desde allí, el camino principal recorre unos kilómetros de tierra hasta el río Uruguay, pasando por varios accesos a miradores, observatorios de aves y media docena de buenos senderos para caminatas, de entre 350 metros y varios kilómetros por la selva en galería, los bajos inundables, el bosque xerófilo y, claro, los interminables palmares de yatay.

Foto: Daniel Flores

En la costa del Uruguay se encuentra el área de servicios, con restaurante, camping con electricidad y agua caliente y un sector de mesas, de uso libre, bajo una arboleda y con gran vista al río. También, un puesto que ofrece cabalgatas y otro de alquiler de bicicletas, un medio más que recomendable para explorar las distancias del palmar.

Cerca del sector de servicios hay también algunos puntos de interés histórico: el antiguo casco de la estancia anterior a la creación del parque nacional y las ruinas de los hornos de cal de una misión jesuítica.

Datos útiles

Cómo llegar

Desde Buenos Aires hasta Colón hay 320 kilómetros. Se accede por Panamericana, ramal Campana, hasta el complejo Zárate-Brazo Largo. Luego por ruta 12 hasta empalmar en Ceibas con la ruta 14, hasta el km 151,5.

Dónde dormir

Morada del Arroyo es un complejo de cabañas equipadas, con cocina, en la zona del arroyo Artalaz. Pileta, parque con juegos para chicos y parrillas individuales. Por día, 1050 pesos las cabañas comunes y 1150 la exclusiva, todas con desayuno casero. Tel. (03447) 15-454473, www.moradadelarroyo.com.ar

Dónde comer

La Cosquilla del Ángel: una casona antigua, en esquina, con especialidad en pastas, pesca del río y pastelería. Hay menú infantil y también degustación de tres pasos con bebidas por 380 pesos. San Martín 304; tel. (03447) 423711.

La Administración: a 500 metros del histórico Molino Forclaz (de 1888, también se puede visitar), este predio rural combina una granja educativa con picadas, cerveza artesanal y la posibilidad de hacer cabalgatas. También se pueden comprar quesos y dulce de leche elaborados en el tambo local.

Primeros Colonos s/n. Tel. (03447) 15-412457.

Juanes: café-bar, ideal para picada y cervezas en la vereda, en una esquina frente a la céntrica Plaza San Martín. 12 de abril 96; tel. (03447) 421942.

Qué hacer

Itaicora Aventura: ecoturismo náutico, desembarco en islas y bancos de arena del río Uruguay. Reservas: San Martín 99; tel. (03447) 423360.

Parque Nacional El Palmar: desde Colón, son 46 km hasta el parque por ruta 14. Entrada general, 90 pesos; menores de 16 años, gratis. Tel. (03447) 493053; elpalmar@apn.gov.ar

Termas de Colón: las promocionan como «naturalmente distintas». En Entre Ríos, son las únicas ubicadas dentro de una zona urbana, aunque a la vez tienen una buena vista abierta al río Uruguay, a cien metros de la playa. Cuenta con 13 piscinas de agua termal dulce (hay un sector de camas individuales con hidromasaje) y, para los más chicos, un parque acuático con nueve toboganes de distintas alturas. Abierto, de 9 a 20. Entrada general, 150 pesos; entre dos y seis años, 60; jubilados, 80. www.termascolon.gov.ar

Promoción 3×2

Desde esta semana y hasta fines de noviembre, la ciudad de Colón ofrece una promoción de 3×2, por la que en una serie de hoteles se duerme tres noches por la tarifa de dos. Al mismo tiempo, restaurantes y comercios adheridos se suman con promociones y descuentos. Para más información, consultar

www.colonturismo.tur.ar.