EEUU se siente satisfecho con la contribución que Japón aporta a las relaciones militares bilaterales, expresó el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, en vísperas de su visita al país asiático, donde se prevé que mantenga una reunión con el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
Esto contradice las múltiples declaraciones que el presidente electo, Donald Trump, se permitió durante su campaña electoral. En particular, el magnate dijo sentirse indignado por la evidente desproporción de los gastos de EEUU respecto a los de Japón, dedicados a mantener las bases aéreas estadounidenses en territorio nipón. Los japoneses, meticulosos, calcularon que en realidad la presencia de las fuerzas estadounidenses en su territorio les cuestan unos 7.000 millones de dólares anuales, el doble de lo que gasta Alemania y Corea del Sur en el mismo concepto.
«De esta manera, Tokio le insinúa a Trump que no debería llegar demasiado lejos y que Japón tiene con qué responder. Aunque, en realidad, las iniciativas de Trump se verán limitadas por el Congreso, donde hay muchos ‘amigos de Japón’. En cualquier caso, las partes se necesitan mutuamente», destaca al respecto el Investigador principal del Instituto del Lejano Oriente, Vasili Kashin.
Aunque Japón no pone en duda la necesidad de la alianza militar con EEUU, vigente desde 1960 y que sirve de soporte legal para la presencia de las fuerzas estadounidenses en la nación asiática, también es una realidad que las botas norteamericanas se han convertido en un foco de constante preocupación para la población local y, en consecuencia, para las autoridades niponas.
Asunto aparte son las armas nucleares. En julio del 2018 expira el acuerdo bilateral sobre el uso pacífico de la energía nuclear firmado en 1988. Durante su campaña, Trump sugirió que Japón podría crear su propio arsenal atómico para protegerse de la amenaza proveniente de Corea del Norte. A eso Tokio respondió sin dejar resquicio a la duda: seguirán adheridos al principio de los tres ‘No’: no producir, no poseer y no emplazar en su territorio armas nucleares. A pesar de las diferencias, Alexander Pánov, del Instituto de estudios sobre EEUU y Canadá, considera que ambas partes alcanzarán un acuerdo sin escándalos.
«El artículo 5 del tratado entre EEUU y Japón indica que los estadounidenses se disponen a defender a Japón de las amenazas externas, pero no al revés, algo que Trump ha mencionado en su retórica preelectoral. Sin embargo, el artículo 6 establece que EEUU puede utilizar las bases no solo con el fin de defender al país asiático, sino también para mantener la paz y la seguridad en toda la región del Lejano Oriente.
Es decir, en realidad los estadounidenses utilizan esas bases para sus propios intereses». Con él concuerda el jefe del Centro de Estudios sobre Japón, Valeri Kistanov, quien apunta que «para EEUU es importante hacer de Japón su ‘portaviones inhundible’ en la región para contrarrestar la creciente influencia china». Sobre todo después de que Trump anunciase que ese sería una de los principales vectores de su política exterior.