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Tayikistán, un país sin hombres

 

Adila tiene tres hijos y un marido, a los que no ha visto en los últimos dos años. Los cuatro trabajan en Omsk (Rusia), y no pueden volver a casa porque su empleador les quitó los pasaportes y no les deja marchar.

 

Farishta no ha visto a su marido en casi un año. Fue a trabajar a Rusia tres semanas después de su boda.

 

El pueblo de Anzurat se encuentra a 8 kilómetros de la carretera. La mujer se ocupa de todos los trabajos y tareas de la casa.

 

Gulnamo y su marido están ahorrando para una nueva casa. Su marido trabaja ocho meses al año en Rusia, periodo en el que ella queda al cuidado de la casa y los niños. Esperan comenzar las obras dentro de dos años.

 

Sunam no muestra su cara porque teme que su marido, que está en Rusia, descubra que ha posado para un extraño.

 

Los padres de Ashona la tratan mal. Tiene que hacer todas las tareas del hogar mientras estudia para ser enfermera. Sueña con seguir a su marido e ir a Rusia.

 

Kara-Art, el pueblo en el que vive Baizo, se encuentra en el desierto de Pamir, donde las temperaturas pueden caer hasta los -50ºC.

 

Shukrona tiene 68 años y cuida a cuatro nietos. Sus hijos fueron a trabajar a Rusia cuando el nieto más pequeño apenas tenía siete meses.

 

Solo una de las cuatro hijas de Sayera se ha casado. Todos los hombres jóvenes del pueblo se fueron a trabajar a Rusia.

 

Bajor volvió a casa para cuidar a sus padres tras pasar seis años trabajando en Moscú.

Shajnoza estudia en una escuela en la que no hay profesores de lenguas extranjeras. Aprende ruso, inglés y farsi por su cuenta, con libros. Su sueño es ser periodista.

Los bisabuelos crían a la pequeña Dulhuz, que nunca ha visto a sus padres.

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