El viceministro de Defensa lo admitió ante el Parlamento. También habrían instalado misiles cerca de Lituania.
El gobierno ruso estudia reabrir sus bases militares en Cuba y Vietnam, antiguos aliados durante la Unión Soviética, ampliando así su presencia militar en el mundo y profundizando la confrontación con las potencias occidentales, al viejo estilo de la Guerra Fría de mediados del siglo pasado.
A esto se suma otra maniobra de Moscú que causó preocupación en Estados Unidos y en Europa. Lituania denunció ayer “ejercicios militares” del ejército ruso en el enclave occidental de Kaliningrado, cerca de la frontera común, “que incluyen el despliegue de misiles Iskander”. Moscú confirmó esos ejercicios y explicó que se trataba de entrenamientos regulares como los que tienen lugar en todo el territorio.
Los roces entre el gobierno de Vladimir Putin y las potencias de la OTAN comenzaron hace ya tres años con la crisis de Ucrania y la posterior anexión por parte de Rusia de la península de Crimea. Pero el problema se ahondó con la guerra en Siria, donde Moscú respalda al régimen de Bashar al Assad, y Occidente a las milicias que intentan derrocarlo.
Este nuevo episodio, de rearmar las bases en Cuba y Vietnam, implican un fuerte desafío a Washington y a los integrantes de la OTAN. Fue el secretario de Estado y viceministro de Defensa, Nikolai Pankov, quien lanzó el tema en la Cámara Baja del parlamento ruso. “Estamos comprometidos en este trabajo, estamos trabajando en ellos”, dijo ante la Duma.
La intención de recuperar sus bases navales en esos dos países ya fue anunciada por Rusia hace cuatro años, cuando La Habana y Moscú volvieron a la senda de la cooperación, algo que se había interrumpido desde la caída de la Unión Soviética.
Putin había cerrado, poco después de llegar al poder en 2001, la base de espionaje electrónico de Lourdes, último residuo de la masiva presencia soviética en Cuba. La decisión causó entonces un gran malestar en círculos militares.
En diciembre de 2008, una flotilla rusa encabezada por el destructor cazasubmarinos “Almirante Chabanenko” abrió una nueva era al atracar en La Habana por vez primera desde 1991. Ese fue el paso inicial para restablecer la estrecha cooperación que Moscú y La Habana mantuvieron por décadas.
Pero las bases de Cuba y Vietnam no son las únicas. En octubre de 2014, el ministro de Defensa de la Federación de Rusia, Serguei Shoigú, anunció que Moscú desarrollará activamente sus bases militares en el extranjero, en particular en Kirguistán, Tayikistán y Armenia.
El otro tema, el de instalar misiles “Iskander” en Kaliningrado, cerca de la frontera con Lituania, también es alarmante, especialmente para las potencias europeas. Esos misiles, que pueden cargar cabezas nucleares, podrían alcanzar Berlín desde ese enclave ruso, ubicado entre Polonia y Lituania.
“Rusia realiza actualmente ejercicios militares en Kaliningrado y está previsto el despliegue de sistemas de misiles Iskander así como la posibilidad de utilizarlos”, declaró el Canciller lituano, Linas Linkevicius. El ministro polaco de Defensa, Antoni Macierewicz, también consideró que las “actividades” rusas en la región son “muy alarmantes”. Moscú minimizó el conflicto y señaló que se trataba sólo de “entrenamientos” regulares.
Dentro de esta carrera armamentística hay que tener en cuenta que Rusia está completando la formación de un escuadrón de aviones bombarderos pesados para sobrevolar el Océano Pacífico, en el triángulo Hawai-Guam-Japón, donde se registran gran actividad de aeronaves estadounidenses.
Esto lo informó ayer el periódico ruso Izvestia, citando una fuente anónima del Ministerio de Defensa de ese país. Según los datos recogidos por el diario, la nueva formación estará integrada por bombarderos estratégicos lanza misiles TU-95MS y bombarderos estratégicos TU-22M3. Las bases de operaciones de estos poderosos aviones estarán en Belaia y Ukrainka, en Siberia oriental.