En un año en el que jugó siempre como visitante, sin jugadores dentro del Top 10, el equipo nacional vuelve a la definición en busca de la añorada Ensaladera
El enorme triunfo en Glasgow por 3-2 sobre Gran Bretaña le dio a la Argentina el pasaje a la quinta final de su historia en la Copa Davis . Dentro de todo lo que significa una victoria como la que se consiguió frente al campeón defensor, en su propia casa y con el número 2 del mundo del otro lado, hay varias razones inesperadas por la que nuestro país vuelve a estar en la definición de la preciada ensaladera creada por Dwight Davis.
Una tendencia que se revierte. Históricamente, la Argentina no cosechaba resultados positivos fuera de casa. Pero, desde el regreso al Grupo Mundial, en 2002, se consiguieron 12 triunfos y se sufrieron 11 caídas como visitante. Las tres victorias logradas este año permitieron dar vuelta una circunstancia usualmente desfavorable para nuestro país.
Plantel numeroso. En esta temporada, el capitán Daniel Orsanic apeló a siete nombres para las tres series disputadas. Contra Polonia acudieronLeonardo Mayer , Guido Pella , Carlos Berlocq y Renzo Olivo ; frente a Italia continuó Pella y se sumaron Juan Martín del Potro , Federico Delbonis y Juan Mónaco , y ante Gran Bretaña, el cambio fue el regreso de Mayer en lugar de Pico Mónaco.
Sin Top 10. Si bien suele considerarse que siempre es necesario tener por lo menos un jugador de primer orden para luchar por la Copa Davis, lo concreto es que la Argentina llega a la final sin un jugador dentro de los diez primeros del mundo. Contra Polonia, los de mejor ranking eran Mayer (entonces 41°) y Pella (42°); frente a Italia, el número 1 del equipo era Delbonis (40°), y contra Gran Bretaña, también el mejor ubicado era el zurdo de Azul (40°), que no estuvo en ninguno de los cinco puntos… Y si bien es cierto que Del Potro ha jugado en gran nivel en las últimas semanas, su ranking actual es apenas 64°.
Trabajo en equipo. Frente a Gran Bretaña, los puntos llegaron con tres victorias individuales, con jugadores distintos: Del Potro (a Andy Murray), Pella (a Kyle Edmund) y Mayer (a Daniel Evans). La última vez que sucedió algo similar -con los tres puntos ‘vitales’ en juego- fue contra Austria, en la primera rueda de 2007. Aquella vez sumaron José Acasuso, Guillermo Cañas, y el punto decisivo lo logró Del Potro, que debutaba en la Copa Davis con un éxito en cinco sets sobre Jürgen Melzer.
Los héroes inesperados. La Copa Davis suele regalar varias historias de jugadores que, con perfil bajo, se convierten en grandes protagonistas. Del Potro se llevó todas las luces el viernes con su enorme victoria sobre Murray, el número 2, al que despojó de su invicto como local en este certamen. Pero el que logró el punto de la victoria fue Mayer, el cuarto jugador del equipo por ranking (114°), que tuvo un año signado por las lesiones y los malos resultados, se quedó afuera de los Juegos Olímpicos y del US Open, y debió volver a jugar challengers, la segunda categoría del circuito. Pero sus notables antecedentes en la Davis -ahora lleva 10 victorias seguidas en singles- avalaron su regreso a la formación después de la ausencia contra Italia. Y vaya si cumplió…