Por qué Estados Unidos acusa a China de haber iniciado una guerra biológica

Las sospechas sobre un instituto científico y un laboratorio militar de Wuhan. Cómo es la denuncia que señala al coronavirus como un arma de destrucción masiva. La respuesta de Beijing. Y la aclaración de la OMS, que desmiente a Washington.

En este informe, el Equipo de Investigación de Perfil Educación reconstruye la trastienda del conflicto diplomático que se inició cuando Estados Unidos dejó trascender que sospecha que China inició una guerra bacteriológica por el Covid-19. Algunos funcionarios del gobierno estadounidense sostienen que el virus que azota a la humanidad entera se originó en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), uno de los más importantes de China y de Asia, y no en el tristemente famoso mercado de Wuhan. La hipótesis apunta a que fue un error humano motivado por falta de seguridad en las operaciones del Instituto. Según consignó el Washington Post, ya en enero de 2018 el Departamento de Estado había advertido en sendos cables de las embajadas que el laboratorio no contaba con técnicos e investigadores debidamente capacitados para operar de manera segura.  A su vez, otro diario norteamericano, The Washington Times, fue más allá y mencionó investigaciones de un exagente de inteligencia de Israel, Dany Shoham, quien afirma que el WIV, en conjunto con otra entidad de Wuhan, el Laboratorio de Bioseguridad Nacional, estaba trabajando desde hace tiempo en armas biológicas que intencionalmente saldrían a la humanidad si China lo dispusiera, en el marco de un supuesto programa de guerra biológica. Sobre este último punto, ya hubo una denuncia ante la Corte Criminal Internacional a la que accedió el Equipo de Investigación. Titulada “Crímenes contra la humanidad y el genocidio por el desarrollo de armas de guerra biológica ilegales, por la República de China”, la presentación partió de la organización jurídica Freedom Watch, liderada por el exfiscal federal estadounidense Larry Klayman.

¿Los acusados de la denuncia internacional? La República Popular de China, el Ejército de Liberación Popular con sus militares oficiales, el WIV, el director del WIV, Shi Zhengli, y el mayor general del Ejército Popular, Chen Wei.  Entre otras cosas, el texto de la denuncia solicita: “Investigar la urgente e importante pregunta sobre la probable creación y liberación, accidental o no, de una variante del coronavirus conocida como Covid-19 por la República Popular de China, sus agencias y funcionarios, como arma biológica, en violación de los acuerdos de China bajo tratados internacionales. Y la posterior liberación imprudente y criminal del Instituto de Virología en la ciudad de Wuhan”.  A su vez, en otro de los puntos del informe, postula una grave posibilidad: “El Covid-19 fue diseñado por China para ser una muy efectiva y catastrófica arma de guerra biológica para matar poblaciones masivas”.

La denuncia que cuestiona la responsabilidad de China   Según la denuncia, esta supuesta arma biológica habría sido liberada desde el WIV, que tiene entre sus instalaciones al único laboratorio P4 de Asia, es decir, el de máxima seguridad para manipular e investigar virus de toda clase sin que haya escapes o fugas. El Instituto de Wuhan es uno de los principales centros de investigación de Asia. En el recinto, de 3 mil metros cuadrados, se estudian y contienen al menos 1.500 variedades de virus. Fue construido en el año 2015, pero recién en 2017 obtuvo las acreditaciones del Gobierno chino para comenzar a operar, algo que se efectivizó en enero de 2018.

Costó alrededor de 42 millones de dólares. Asimismo, dentro del Instituto de Wuhan, los grupos de investigación son cinco, de especialidades muy específicas. El Centro de Virología Molecular; de Microbiología Molecular y Nanobiología; de Recursos y Aplicaciones de Bacterias y Virus; de Patología de Virus; y de Enfermedades Infecciosas Emergentes. El WIV tiene socios que acceden a cooperación internacional en materia científica distribuidos gran parte del mundo como Canadá, Francia, Reino Unido, España, Kenia y Australia, también hay varias universidades de Estados Unidos: la de Alabama, la del norte de Texas y la de Hardvard. Además, hay otros institutos como el Nacional de la Salud y la EcoHealth Alliance.   Instituto de Virología, en Wuhan.

El 3 de febrero de este año, un informe realizado por científicos del Instituto de Wuhan al que accedió el Equipo de Investigación daba detalles sobre el coronavirus, y centraba la atención en los murciélagos. Titulado “Un brote de neumonía asociado con un nuevo coronavirus de probable origen de murciélago”, entre otras cosas mencionaba: “La epidemia, que comenzó el 12 de diciembre de 2019, había causado 2.794 infecciones confirmadas por laboratorio, incluidas 80 muertes antes del 26 de enero de 2020”. Más adelante, el informe arroja una hipótesis sobre el origen del brote: “Una serie de casos causados ​​por una enfermedad de neumonía no identificada brote en Wuhan, provincia de Hubei, centro de China. Este brote de enfermedad, que comenzó en un mercado local de mariscos, ha crecido sustancialmente para infectar a 2,761 personas en China y está asociado con 80 muertes. y ha provocado la infección de 33 personas en 10 países adicionales a partir del 26 de enero de 2020”.

El documento presentado por el Instituto chino de Wuhan Luego de aquel texto, el Instituto arrojó en dos informes más otras conclusiones sobre el coronavirus. La primera de ellas el 4 de febrero pasado, alegando: “El remdesivir y la cloroquina inhiben eficazmente el nuevo coronavirus recién surgido (2019-nCoV) in vitro”. La otra, más reciente, del 18 de marzo, se tituló “La hidroxicloroquina, un derivado menos tóxico de la cloroquina, es eficaz para inhibir la infección por SARS-CoV-2 in vitro”.  A pesar de los estudios sobre el coronavirus y de la fama mundial del Instituto de Wuhan, que recibe visitas todos los años de especialistas del mundo entero, desde el gobierno estadounidense creen que el brote se habría generado por un escape involuntario en el laboratorio P4.

El presidente Donald Trump aseveró que están oyendo “cada vez más” esa historia, y que por lo tanto se encuentran impulsando una exhaustiva investigación al respecto. En la misma línea fue su jefe de diplomacia Mike Pompeo, quien explicó que están haciendo estudios “sobre todo lo que podamos saber de cómo el virus se propagó, contaminó el mundo y provocó tal tragedia”. “Los cables (a las embajadas, alertando sobre la falta de seguridad del laboratorio) han alimentado las discusiones dentro del Gobierno estadounidense sobre si este u otro laboratorio de Wuhan fue la fuente del virus, a pesar de que aún no han surgido pruebas concluyentes”, dijo Pompeo ante Fox News y el Washington Post. Ambos medios, además, citaron fuentes anónimas que indicaron que el virus podría haber salido accidentalmente del complejo para iniciar la pandemia a nivel mundial. Por su parte, Yuan Zhiming, del directorio del Instituto de Virología de Wuhan que está en el ojo de la tormenta, se defendió en un diálogo ante el canal CGTN: “Es imposible que este virus venga de nosotros.

Ningún empleado ha sido infectado. Todo el instituto lleva a cabo investigaciones en diferentes áreas relacionadas con el coronavirus. Como el laboratorio P4 está en Wuhan, la gente no puede evitar hacer asociaciones”. Al mismo tiempo, Zhiming apuntó contra los medios de comunicación ya que, según él, intentan deliberadamente engañar a la gente con informaciones totalmente basadas en especulaciones sin pruebas. Así funciona la vigilancia masiva de datos que usa el Gobierno en plena pandemia De acuerdo a la agencia AFP no se vio recientemente movimiento dentro del laboratorio, que en las puertas de su complejo tiene un cartel que dicta: “Fuerte prevención y control. No tema. Escuche los anuncios oficiales. Crea en la ciencia. No difunda rumores”.

Zhao Lijuan, portavoz del ministerio chino de Exteriores, habló el pasado viernes en una conferencia, subrayando: “Una persona entendida comprenderá enseguida que la intención es crear confusión, desviar la atención del público y esquivar su responsabilidad”. Finalmente, dejó entrever su propio rumor: que el virus podría haber sido llevado a China por el ejército de Estados Unidos.    Xi Jinping y Donald Trump, en clima de guerra.   Más allá de la disputa política entre Estados Unidos y China, lo cierto es que la ciencia cree que el coronavirus que azota actualmente a toda la población se transmitió desde los murciélagos hacia los humanos con un intermediario, que podría haber sido otro animal, el pangolín. El origen certero de esta pandemia todavía es motivo de investigación. No existen pruebas de que el virus haya salido del mercado de Wuhan que, por cierto, no tenía entre sus ventas a los murciélagos, y los que apuntan al laboratorio de aquella ciudad china lo han hecho sólo en potencial. Por último, la Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, desmintió categóricamente las sospechas de Estados Unidos. Recientemente, Fadela Cahib, el vocero de la OMS aseveró ante la agencia EFE: «Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas. Muchos investigadores han podido analizar las características genéticas del virus y no han encontrado indicaciones que apoyen la idea de que el virus se haya construido en un laboratorio». La pandemia del coronavirus sobrepasó los límites de una cuarentena y tomó forma de enfrentamiento entre Estados Unidos y China, dos potencias que hace tiempo se disputan gran parte de la hegemonía mundial.

 

Fuente: Perfil.

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