El partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) celebró un «éxito histórico» con una gran victoria en el estado oriental de Turingia.
La AfD obtuvo casi un tercio de los votos, nueve puntos por delante de la conservadora CDU (Unión Demócrata Cristiana) y muy por delante de los tres partidos gobernantes de Alemania.
El resultado le da a la extrema derecha su primera victoria en una elección al parlamento estatal desde la II Guerra Mundial, aunque hay pocas esperanzas de que pueda formar gobierno en Turingia dado que es poco probable que otros partidos colaboren con ella.
La AfD quedó en segundo lugar en las otras grandes elecciones estatales del domingo, en el estado vecino más poblado de Sajonia.
Los resultados dieron a la CDU el 31,9% de los votos, justo por delante de la AfD, y nuevamente muy por delante de los tres partidos que dirigen el gobierno nacional: los socialdemócratas, los verdes y el liberal FDP (Partido Democrático Libre)
El canciller Olaf Scholz señaló que los resultados eran «amargos» y pidió a otros partidos tradicionales que formaran gobiernos estatales sin la extrema derecha. «La AfD está dañando a Alemania. Está debilitando la economía, dividiendo a la sociedad y arruinando la reputación de nuestro país», dijo en una declaración a la agencia de noticias Reuters.
El principal candidato de la AfD en Turingia, Björn Höcke, que es una figura muy controvertida en Alemania, celebró una «victoria histórica» y habló de su gran orgullo.
No logró un mandato directo para el parlamento estatal, pero se aseguró un escaño ya que encabezaba la lista de su partido.
El partido de Höcke ha sido calificado de extremista de derecha y ha sido multado por utilizar un eslogan nazi, aunque el exprofesor de historia niega haberlo hecho a sabiendas.
Una de las sobrevivientes del Holocausto más conocidas de Alemania, Charlotte Knobloch, señaló que las elecciones se habían celebrado 85 años después del estallido de la II Guerra Mundial.
El resultado, dijo, había dejado al país en peligro de volverse «más inestable, más frío y más pobre, menos seguro y menos digno para vivir en él».
A tan solo un año de las elecciones federales, la AfD está en segundo lugar en las encuestas de opinión nacionales.
La colíder del partido Alice Weidel afirmó que el resultado era un «réquiem» para los tres partidos que gobiernan el país y que estaba claro que los votantes de ambos estados del este querían a su partido en el gobierno.
«Sin nosotros, ya no es posible un gobierno estable», aseguró.
Ese mensaje fue repetido por Björn Höcke, quien indicó que había muchos votantes de la CDU que estarían contentos si trabajaran juntos.
Sin el apoyo de otros partidos, la AfD no puede gobernar en Turingia, y la CDU ha dejado en claro que no se planteará gobernar con la extrema derecha.
Matemáticamente, los conservadores necesitarán el apoyo de los partidos de izquierda para formar una mayoría.
Asilo, refugiados e inmigración
El domingo, unos cinco millones de alemanes del este del país tenían derecho a votar y, según una encuesta de la cadena de televisión pública ZDF, el 36% de los menores de 30 años de Turingia votaron por la AfD, mucho más que cualquier otro partido.
El principal tema para los votantes de la AfD el domingo fue la inmigración, y en particular la cuestión de los refugiados y el asilo.
«Los políticos han prometido mucho, sobre todo en lo que respecta a la inmigración y los extranjeros», le dijo a la BBC el votante de la AfD Michael en Erfurt, capital del estado de Turingia.
«Pero no ha pasado nada. Nada. Solo vinieron promesas de estos partidos. Ahora tengo mi partido y mantengo mi decisión», dijo, de pie junto a su pareja Manuela, que coincidió en que la gente quería un cambio.
La cuestión del asilo se reavivó a nivel nacional poco más de una semana antes de la votación, cuando tres personas fueron asesinadas en un festival callejero en Solingen, en el oeste de Alemania, y un hombre sirio que se enfrentaba la deportación fue arrestado bajo sospecha de haber llevado a cabo el ataque.
La líder adjuna de la AfD, Beatrix von Storch, le dijo al programa Newshour de la BBC que los oponentes políticos habían estado atacando las políticas de asilo de su partido como extremistas durante años.
«Dos días antes de las elecciones comenzaron a hacer lo que siempre dijimos que había que hacer», señaló, refiriéndose a una serie de medidas gubernamentales destinadas a endurecer las leyes de asilo.
La AfD también quiere detener los suministros de armas a Ucrania, al igual que un nuevo partido que se encamina al tercer lugar en ambos estados, el BSW (Alianza Sahra Wagenknecht – Por la Razón y la Justicia) de la líder populista de izquierda Sahra Wagenknecht.
Aunque tiene ideas similares a las de la AfD sobre Ucrania, Wagenknecht, al igual que los otros partidos, se ha negado a participar en cualquier coalición con la extrema derecha.
En Turingia, los resultados provisionales dan a la AfD 32 escaños de los 88 que tiene el parlamento del estado, y a la CDU 23, y solo uno de los tres partidos del gobierno nacional está representado.
Esto le da a la AfD más de un tercio de los escaños, lo que le otorga una minoría de bloqueo en decisiones que requieren una mayoría de dos tercios, como por ejemplo cambios en la constitución del estado o el nombramiento de jueces.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Scholz se encamina a obtener solo seis escaños, mientras que los Verdes y el liberal FDP no obtendrán ninguno.
En Sajonia, los conservadores obtuvieron 42 escaños, justo por delante de la AfD con 41, mientras que el partido de Sahra Wagenknecht está en tercer lugar con 15 escaños.
Las elecciones del domingo pusieron de relieve la impopularidad de la coalición gobernante del «semáforo», llamada así por los colores rojo, amarillo y verde del partido.
Dentro de tres semanas se celebrarán elecciones en el tercer estado del este, Brandeburgo, y aunque la AfD va por delante en los sondeos de opinión, los socialdemócratas y los conservadores están sólo unos pocos puntos por detrás.
Manifestaciones en contra
Mientras Björn Höcke celebraba la victoria de su partido con sus simpatizantes en Erfurt, los manifestantes anti-AfD se congregaban a las puertas del parlamento del estado de Turingia.
La AfD ha sido clasificada como extremista de derecha por los servicios de inteligencia nacionales de Turingia y Sajonia. En mayo, un tribunal alemán dictaminó que la agencia de inteligencia BfV tenía razón al poner a la AfD bajo observación por sospecha de extremismo.
Entre los manifestantes se encontraba Hannah, una estudiante local, que se mostró muy preocupada por el resultado: «Creo que hay mucha gente que es consciente de que tiene una política nazi y no le importa. Alemania tiene algún tipo de responsabilidad en ese asunto».
El ascenso del partido populista de Sahra Wagenknecht tuvo un impacto directo en el partido de izquierda, que ganó las últimas elecciones en Turingia pero que ahora ha caído al cuarto lugar.
Bodo Ramelow, el primer ministro de izquierda del estado federado de Turingia, que había liderado una coalición con el SPD y los Verdes, dijo que la campaña electoral se había caracterizado por el miedo y que estaba «luchando contra la normalización del fascismo».