Margarita, la «princesa rebelde» que vivió a la sombra de su hermana Isabel II y murió a los 71 años

«De las dos niñas, Elizabeth era la que tenía carácter, pero lo tenía bajo control. Margaret era desobediente, pero tenía un espíritu inquieto y alegre que era difícil de tratar», dijo una vez Marion Crawford, la institutriz que crió a la reina Isabel II y a su hermana, la princesa Margarita.

Las dos niñas tuvieron una infancia apacible, con todas las comodidades de la vida de la realeza y un nivel de privacidad aceptable: ninguna de las dos parecía tener probabilidades de acceso al trono. Todo cambió en 1936, cuando su tío, el rey Eduardo VIII abdicó.

Isabel y Margarita, princesas reales
La llegada de Jorge VI a la corona británica puso a Isabel en el lugar de heredera y acrecentó las diferencias que ya despuntaban entre las dos hermanas. A la mayor le tocó asumir una gran responsabilidad y entendió cuál sería su papel. Margarita en cambio, no congeniaba con el lugar de segundona que la historia le tenía reservado.

Mientras crecían bajo la lupa del ojo público, la prensa tomó nota de la polarización existente entre las dos hermanas, y empezó a trabajarla. De a poco, Margarita fue cayendo en el lugar de «princesa rebelde». Y ella misma empezó a llevar un estilo de vida coherente con esta etiqueta.

Tras el fin de la Segunda Guerra, sus apariciones públicas por las noches se hicieron cada vez más frecuentes, y más extensas. En esos años, Margarita se armó su reputación de mujer libre e inmune a las cargas de las obligaciones reales.

La joven y glamorosa princesa se enamoró del mayordomo real Peter Townsend, un héroe de guerra recientemente divorciado. Las presiones de la Iglesia y el Parlamento no tardaron en recaer sobre la hermana de la reina Isabel (coronada en 1953) que terminó separándose en 1955.

Casamiento y escándalo
Margarita terminó casándose con un fotógrafo. Su boda en 1960 con Antony Armstrong-Jones, el conde de Snowdon, fue la primera televisada en la historia de la realeza británica. La pareja tuvo dos hijos y una relación que, sobre su final, rozó lo adolescente.

La fidelidad de Margarita con su estilo rebelde pudo más y terminó marcando otro hito de la realeza británica: el primer divorcio en 400 años, luego de que se hicieron públicas las imágenes de su amorío con un jardinero 17 años menor a ella.

Últimos días
Muchas más cosas se dijeron de la princesa Margarita, aunque no todas se confirmaron, como por ejemplo que mantuvo un romance con Mick Jagger. Era cierto que era una fumadora empedernida desde muy chica y que disfrutaba de una buena botella de whisky o de vodka con habitualidad (nunca lo ocultó).

«Ella era mucho más que eso y dedicó una gran parte de su tiempo a las artes, así como a todos su deberes oficiales en nombre de la Reina», dijo su hijo David, criticando las diferentes ficciones en que se retrató a Margarita como una adicta a las fiestas y el alcohol.

Aún así, los últimos días de la princesa fueron complicados por su estado de salud. En 1998, sufrió un derrame cerebral, y al año siguiente, un accidente doméstico afectó severamente su libertad ambulatoria.

En 2001, un accidente cerebrovascular marcó el inicio del fin. Ya con un avanzado cáncer de pulmón, Margarita se recluyó en su casa, habiendo perdido su característica independencia. Otro accidente cerebrovascular terminó llevándose su vida en el año 2002, a sus 71 años.