«Los fondos para luchar contra el cambio climático son limitados, porque lo más rentable no es sostenible»

Samaniego disertó en la cumbre anual de Euroclima+.

¿Cuánta plata se necesita para luchar contra el cambio climático? ¿Cómo conseguirla? ¿Quiénes la aportan? Este tipo de cuestiones son las que disparan largas horas de negociaciones en los foros y cumbres. La mayor apuesta, el Fondo Verde para el Clima, que prometía destinar u$s 100 mil millones a las naciones en desarrollo, pasó de la euforia a la incertidumbre. Pero la historia continúa…

«Hay que reconocer que el dinero climático es muy limitado, pero incluso si se cumpliera con esos 100 mil millones serían insuficientes. El problema radica en que es más rentable lo que no es sostenible», explicó José Luis Samaniego, director de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en diálogo con ámbito.com. 

Exconsultor del Banco Mundial, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entre otros organismos, el especialista mexicano visitó Buenos Aires para disertar en el encuentro anual de EUROCLIMA+, el programa insignia de la Unión Europea en cambio climático destinado a América Latina.

«Lo más destacable es que se logró un abordaje distinto para la siguiente fase. Al momento se comprometieron 88 millones de euros de cooperación, que pasó de ser una asistencia técnica a un intento de transformación. Como el dinero disponible para cada país es chico, nosotros intervenimos en la selección de los proyectos, específicamente en los de movilidad sostenible. Queremos que esos recursos limitados vayan a proyectos de transformaciones concretas», detalló.

Los desembolsos de la UE están orientados a la ejecución de acciones climáticas en seis sectores prioritarios: gestión y reducción del riesgo de desastres; bosques, biodiversidad y ecosistemas; movilidad urbana; eficiencia energética; producción resiliente de alimentos y gestión del agua. Durante los primeros nueve meses de 2018, se seleccionaron 32 proyectos en las áreas de movilidad urbana (19), bosques, biodiversidad y ecosistemas (8) y gestión de riesgo de desastres (5), por un monto aproximado de 25 millones de euros.

«Hay que focalizarse en los proyectos de capacidad transformadora para el desarrollo, cambiar los patrones de consumo y producción. Resolver el problema del transporte, por ejemplo, reduce las emisiones contaminantes y al mismo tiempo eleva la calidad de vida de la gente. Mejorar la movilidad tiene un impacto enorme y beneficia a millones de personas. Además, todo programa tiene arrastre sobre la actividad económica, no se limita a contener el cambio climático», agregó.


La lucha contra el cambio climático necesita de mayores fondos. 

Por lo pronto, faltan asignar en 2019 unos 24 millones de euros y se logró que Europa incremente el presupuesto aprobado hasta 2021 en 44 millones más, mientras se comienza a negociar sobre el período 2021-2027, donde ya se sabe que los montos destinados a nuestra región ascenderán al menos del 20% al 25% de la cooperación total. «Estamos orgullosos de ver cómo a través de acciones llevadas a cabo con el apoyo del programa se están reforzando las políticas públicas y estrategias de cambio climático», sostuvo en la apertura del evento la embajadora de la Unión Europea en Argentina, Aude Maio-Coliche.

• Riesgos

Samaniego llamó a los países latinoamericanos a acordar en los distintos retos que presenta la lucha contra el calentamiento global, para «coordinar dónde poner esos recursos»«La región está más organizada que hace unos años, se llega más rápido a acuerdos pese a los distintos niveles de desarrollo de cada país. Vamos evolucionando lentamente hacia una mayor celeridad para la toma de decisiones, por lo que existen muchas posibilidades de mejorar las capacidades de desarrollo», estimó.

En su opinión, países como los centroamericanos son mucho más vulnerables al hallarse en la zona de huracanes y eventos extremos, pero naciones como la Argentina tienen sus motivos para preocuparse, porque «puede ser vulnerable a la suba del nivel del mar, a las sequías o las inundaciones».

En ese punto, identificó los puntos débiles y recordó que «son afectadas las zonas que dependen del deshielo de los Andes, como las producciones de las franjas agropecuarias de Mendoza y San Juan, también la Pampa Húmeda que ufre un corrimiento de la productividad hacia al sur y la zona del Río de la Plata, expuesta al crecimiento del nivel del mar»«Deben tener cuidado con el uso del suelo y los recursos hidrológicos», sugirió.

Si no, parece ser que no habrá plata que alcance. «El problema es de fondo. Es cierto que no se cumplirá la promesa global de los 100 mil millones anuales en 2020, estamos muy lejos. Pero visto en perspectiva los dineros climáticos son muy limitados, hasta los 100 mil millones serán insuficientes porque el problema es de incentivos: es más rentable lo que no es sostenible», argumentó.

«Debemos lograr que la ética esté presente en la economía, para que lo que no es sostenible no sea rentable. Hay mucho camino por recorrer para movilizar los recursos públicos y privados de todos los países en esa dirección, para empezar se requieren nuevas políticas fiscales y financieras», remarcó.

En definitiva el dinero está, pero huye hacia otra parte en busca de más dinero. Como describió el especialista, «no hay problemas de escasez de fondos en el mundo, lo que vemos en las crisis es que los capitales buscan las mejores opciones. Justamente es el problema actual de Argentina, Brasil y otros países de la región tras la suba de la tasa de interés de EEUU. Eso demuestra que hay un montón de capitales que, cuando detectan mayores rentabilidades, se mueven a alta velocidad».