Juan Martín del Potro estuvo durante mucho tiempo sin entrenador estable. Desde julio de 2015, luego romper su vínculo de ocho temporadas con Franco Davin, caminó solo por un largo período. Puntualmente, durante el segundo semestre de 2015 (el del trabajo de rehabilitación física y anímica tras las cirugías de muñeca izquierda), en todo 2016 y durante ocho meses de 2017. El kinesiólogo Diego Rodríguez fue su guía. Pero, estratégicamente, contó con la ayuda momentánea del capitán del equipo de Copa Davis, Daniel Orsanic; de su formador Marcelo Gómez; y hasta de su amigo y capitán de tenis del Tenis Club Argentino de Palermo, Santiago Quirno. Del Potro emparchaba situaciones como podía, semana tras semana. Hasta que a fines de agosto pasado el exdoblista Sebastián Prieto se cruzó en su camino, pocos días antes del US Open, y nunca más se separaron. Prieto estaba en Nueva York acompañando a Guido Andreozzi, que participó de la clasificación.
Hubo química entre ambos y desde ese momento se repitieron los buenos resultados. Por ello siguieron trabajando juntos, claro. En 2017, desde Flushing Meadows, Del Potro construyó un sprint furioso, con 18 triunfos y cuatro derrotas (con el título de Estocolmo y las semifinales del US Open incluidas). Esta temporada, asimismo, el tandilense ya suma 17 éxitos y tres caídas (trofeos en Acapulco e Indian Wells ). ¿La tarea de Prieto tuvo influencia directa en la mejoría del actual número 6 del mundo? Sin dudas: sí.
«Prieto me aporta un orden, una tranquilidad. Estuve mucho tiempo buscando las pelotitas, programando mis entrenamientos, pensando en qué ejercicios hacer y cuáles no, y al final del día es un desgaste grande. Ahora estoy tranquilio, (Prieto) tiene experiencia, estuvo entrenando a otros jugadores, estuvimos 5-6 torneos juntos y mi nivel aumentó también y eso me da una motivación para seguir trabajando juntos», declaró Del Potro en diciembre pasado en ESPN, durante su pretemporada en Tandil, antes de iniciar la gira por Oceanía.
- Por lo pronto, el jugador de 29 años luce mucho más ordenado dentro de la cancha que la temporada pasada. Tiene distintos planes, posee un patrón de juego y, salvo excepciones (la eliminación en la tercera rueda de Australia frente a Tomas Berdych o en la segunda ronda de Delray Beach ante Frances Tiafoe, por ejemplo), los ejecuta con autoridad.
- El drive y el saque siguen siendo los mejores tiros de Del Potro, en los que se sostiene y construye su juego. Pero el tandilense recuperó el revés de dos manos; inclusive, el paralelo.
- Los dolores en la muñeca izquierda atentaban contra el revés potente del argentino y el tiro con slice fue la opción durante mucho tiempo. Pero los fantasmas parecen haber desaparecido definitivamente. En ello hay una superación mental del jugador, pero también una insistencia del entrenador.
- Andar solo por el circuito lo obligaba a Del Potro a tener que buscar con quién entrenarse (él mismo les mandaba mensajes de WhatsApp a sus compañeros del tour), a planificar sus ejercicios y hasta a buscar las pelotitas en los clubes.
Prieto fue 22 del mundo en dobles en 2006 y ganó 10 títulos en la especialidad (4 con Mariano Hood, 4 con José Acasuso, uno con Martín Rodríguez y uno con Horacio Zeballos). Naturalmente, Piper Prieto se destacó voleando. Hoy, Del Potro se muestra mucho más dispuesto a cerrar los puntos en la red. Cuando Davin fue entrenador de Del Potro, la intención del pehuajense fue perfeccionar la volea, pero la cirugía en la muñeca derecha (2010) provocó que el tenista cuidara su mano al extremo y eso incluyó dejar de forzar la zona para practicar ese golpe. El presente de Del Potro es muy positivo y, el futuro, aun más auspicioso.