Nueva York adoptó hace unos días una ley que prohíbe que un prisionero sea puesto más de 15 días en confinamiento solitario, convirtiéndose en uno de los primeros estados de EE.UU. en cumplir con las Reglas Mandela de la ONU que definen el aislamiento prolongado como tortura.
¿Puedes imaginar que tuvieras que pasar años en una celda diminuta, solo, escuchando a otros gritando de angustia? Pues así es el confinamiento en solitario en muchos centros de detención estadounidenses que no tienen límites para el aislamiento.
Candie Hailey, madre de dos niños, ha vivido esto.
Fue enviada a la cárcel de Rikers Island en Nueva York en 2012, acusada de intento de asesinato. El cargo fue retirado posteriormente.
«Entré directamente al infierno», dice Hailey. «La celda era como un elevador en el que estás atrapado durante 24 horas».
Cuenta que en Rikers los guardias la acusaron de infracciones menores a las reglas de la cárcel y que terminó en una celda de aislamiento durante tres años. Mostrando sus muñecas marcadas, afirma que se volvió suicida.
«En lo único que piensas es en suicidarte. Tragué pastillas, me corté los brazos», dice.
El número de personas en aislamiento en Estados Unidos, estimadas en más de 60.000 antes de la pandemia, se ha disparado debido al covid-19, ya que muchas prisiones han aislado a los presos en sus celdas.
El confinamiento en solitario, o segregación, como se conoce oficialmente, fue pensado para separar a los presos más peligrosos de los demás y mantener seguros a los vulnerables de forma temporal.
Pero en Estados Unidos se usa más ampliamente, y no solo para la cuarentena de la pandemia.
Los reclusos que han cometido infracciones menores de las reglas, muchos de los cuales padecen enfermedades mentales, a menudo también son recluidos en celdas de aislamiento, a veces durante mucho tiempo.
Práctica común
El confinamiento en solitario, que fue condenado como una práctica peligrosa en la década de 1890 en Estados Unidos, se reintrodujo a gran escala por tres factores: el asesinato de dos carceleros a manos de presos en Marion, Illinois en 1983; con la llegada de las prisiones «Supermax», y con la introducción de Unidades de Alojamiento Seguras, en las que se segrega a los presos.
«El confinamiento en solitario se utiliza en decenas de miles de personas durante años», dice Homer Venters, exdirector médico del sistema penitenciario de la ciudad de Nueva York.
Esto, a pesar de la sólida evidencia médica de que el confinamiento en solitario puede causar graves problemas psicológicos.
«He tenido muchos pacientes que desarrollan muy rápidamente problemas de alucinaciones auditivas, o incluso alucinaciones visuales», dice Venters.
«Es porque todos los elementos humanos, como la capacidad de hablar con la gente, la capacidad de interactuar con la gente, la capacidad de saber qué hora es, están siendo eliminados», dice.
Billy Blake, un asesino convicto, ha estado en una pequeña celda solo durante 34 años en prisiones en el norte del estado de Nueva York. Dijo que los reclusos regularmente arrojan excrementos, golpean sus puertas o gritan toda la noche.
Cuenta que ha tenido que arreglárselas para no perder la cabeza.
«He visto a personas con enfermedades mentales balancearse de un lado a otro. Empecé a balancearme, y luego me contuve. Esto es lo que hacen los locos», dice.
«Lo siguiente que sabes es que están jugando con heces u orinando en el suelo. No quería que me pasara eso».
Son los administradores de la prisión y no los tribunales de Estados Unidos los que deciden si un preso es enviado al aislamiento y por cuánto tiempo. En muchos casos, esta puede ser la diferencia entre la cordura o la locura, o incluso entre la vida y la muerte.
Los estudios sugieren que las personas recluidas en aislamiento tienen seis veces más probabilidades que otros presos de suicidarse, y que incluso un año después de la liberación tienen un mayor riesgo de suicidio.
Seis años después de su liberación del confinamiento en solitario, Candie Hailey, quien también alega que fue violada, fue diagnosticada con depresión severa y trastorno de estrés postraumático. Todavía piensa en suicidarse.
«Si me suicido es por soledad», dice.
El abuso por parte de los guardias en el régimen de aislamiento es común, según relatan los reclusos y quienes han trabajado en unidades de ese tipo.
La cárcel de Rikers Island no quiso comentar sobre el caso de Hailey.
El efecto en menores
Si el confinamiento en solitario puede destruirla a ella, una adulta mentalmente sana y que anteriormente era funcional, ¿qué le hace a los niños?
Solan Peterson, un niño de 13 años con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), prendió fuego a un cubo de basura en una escuela cerca de Shreveport, Luisiana, un viernes de febrero de 2019. Fue llevado a un centro de detención juvenil y, después de portarse mal, fue puesto en una celda en solitario.
Su padre, Ronnie Peterson, pudo verlo unos días después.
«Podría hablar con él a través de una pequeña ventana de 10 centímetros», dijo Peterson.
«Se notaba que estaba un poco destrozado al estar solo. Había estado golpeando la pared y recuerdo que tenía los nudillos un poco magullados».
A Peterson le dijeron que pronto soltarían a Solan, pero después de cinco noches en soledad, el menor todavía estaba en su celda.
«Recibí una llamada telefónica a las 2 de la mañana diciendo que estaba muerto«, dice su padre.
Solan se había ahorcado a los 13 años.
«Te quedas paralizado», dice Peterson. «No teníamos la menor idea de que se podría hacer daño. Es decir, era un adolescente normal».
El confinamiento en solitario para delincuentes juveniles ha sido prohibido en las cárceles federales de EE.UU., pero en muchas cárceles estatales y locales, incluidos los centros de detención de menores, el aislamiento se utiliza de forma rutinaria.
¿Se puede desterrar esa práctica?
Los cambios en el uso del confinamiento en solitario se están produciendo lentamente en Estados Unidos. Los esfuerzos de reforma enfrentan una fuerte oposición.
La nueva ley de Nueva York no entrará en vigor hasta dentro de un año y el gobernador Andrew Cuomo ha señalado su intención de hacerle cambios.
La ciudad de Nueva York ha prohibido el aislamiento en correccionales para adultos menores de 22 años, una medida que ahora se adoptará en todo el estado.
La nueva ley también prohíbe por completo el confinamiento en régimen de aislamiento en varios casos, incluidos los menores y las personas con determinadas discapacidades.
Pero los funcionarios penitenciarios de la ciudad se oponen a las reformas, que consideran imprudentes.
«Solo ha aumentado la violencia en las cárceles», dice Benny Boscio, presidente de la Asociación Benéfica de Oficiales Correccionales de Nueva York.
«Tenemos una mala reputación de que somos monstruos que abusan de los reclusos», dice. «Pero ¿qué hacemos con el preso que le corta a otro la cara, o que desfigura a un oficial de prisiones?», cuestiona.
Venters dice que hay alternativas a confinar a un recluso en una celda durante 23 horas al día.
«He estado en muchos entornos penitenciarios donde la gente sale de sus celdas durante varias horas al día. Pueden participar en programas de ocupación e incluso interactuar con otros. Pero es de una manera segura«.
De vuelta al norte del estado de Nueva York, Billy Blake ha escuchado recientemente noticias que le cambiaron la vida. Después de 34 años en aislamiento, se le permitirá salir a convivir con otros prisioneros.
«¡Me siento casi como en casa!», se ríe a carcajadas mientras relata la noticia desde su celda. «¡Se siente como estar de vuelta con la raza humana! ¡Estoy loco de la emoción, estoy sonriendo todo el día!».
Blake pronto convivirá con otros, pero muchos miles de presos en Estados Unidos se enfrentan a años más de confinamiento en solitario en sus celdas, tratando de mantener la cordura.