Leonardo Da Vinci creó el primer globo terráqueo que muestra América, usando cáscaras de huevo de avestruz

Si el primer mapa en representar el continente americano es el de Juan de la Cosa, realizado en el año 1500, y el primero en que aparece el nombre América para identificarlo es el llamado Universalis Cosmographia de Martin Waldseemüller, de 1507, el primer globo terráqueo que mostró el Nuevo Mundo lo creó nada menos que Leonardo da Vinci en 1504.

Sin embargo, que era obra de Leonardo no se sabía cuando el 16 de junio de 2012 fue descubierto en la feria cartográfica de Londres organizada por la Real Sociedad Geográfica. Un comerciante holandés intentaba venderlo como si fuera un objeto del siglo XIX, y más tarde declararía que acababa de adquirirlo ese mismo día de otro colega, por lo que la procedencia del artefacto sigue siendo desconocida.

Está hecho con dos mitades inferiores de cáscara de huevo de avestruz unidas, y con un contrapeso de calcio colocado en el interior de la de abajo (pegado con clara de huevo) para mantener el globo en posición vertical.

El afortunado comprador del globo, el investigador Stefaan Missinne, llegaría a la conclusión (como expone en su libro The Da Vinci Globe) de que era obra del famoso artista del Renacimiento basándose en el hecho de que Leonardo habría hecho un dibujo preparatorio para el globo en 1503, que se puede encontrar en el Codex Arundel.

Otro dibujo, del barco que aparece en el mapa al sur del Océano Índico, está presente en un códice de Francesco di Giorgio Martini que data de 1487-90, y precisamente el propietario de este códice era el mismo Leonardo. Se trata del único libro que ha sobrevivido de la extensa biblioteca de Da Vinci, y por tanto el único que contiene anotaciones de su puño y letra.

Según los investigadores tanto los detalles pictográficos como la forma de aplicar los grabados (hechos por una persona zurda) apuntan a Leonardo como su autor. En este sentido el mapa del globo presenta, según Missinne y Geert Verhoeven, un ejemplo de perspectiva inversa, una forma de anamorfosis de la que el primer ejemplo conocido también se atribuye a Da Vinci.

Además, en el anverso de la página 331 del Codex Atlanticus, que data de 1504, Da Vinci escribió: el mío mappamondo che ha Giovanni Benci (mi globo terráqueo que tiene Giovanni Benci), dando a entender que había creado un globo terráqueo. Hoy se trata, no solo del globo terráqueo grabado más antiguo que conocemos, sino también del más antiguo en representar América, como dijimos al principio.

Leonardo escribió en el Codex Atlanticus «el mío mappamondo che ha Giovani Benci» | foto Davidguam en Wikimedia Commons

En palabras de Missinne y Verhoeven:

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Mientras vivía en Florencia en 1504 Leonardo no solo tenía acceso a los mapas más recientes, sino a muchas otras fuentes de conocimiento como las técnicas del grabado y el vaciado. Al grabar estas cáscaras de huevo de avestruz, muy exóticas y costosas, quiso destacar el nacimiento del cuarto continente: América. A pesar de ser nombrado por Américo Vespucio, el nombre que aparece en el globo terráqueo es Mundus Novus (Nuevo Mundo), exactamente como lo había llamado Vespucio

Dadas las semejanzas entre ambos, se cree que el Globo Da Vinci sirvió de modelo para la creación del Globo de Hunt-Lenox, considerado por tanto el tercero más antiguo conocido y cuya fecha de fabricación es también 1504.

El globo Hunt-Lenox | foto Rare Book Division, The New York Public Library en Wikimedia Commons

Se trata de un globo de cobre de 11,2 centímetros de diámetro (exactamente igual que el de Da Vinci) y 345 de circunferencia, que pasa por ser el único mapa histórico que contiene literalmente la frase Hc svnt dracones (aquí hay dragones, sobre la península Indochina). Hoy se conserva en la Biblioteca Pública de Nueva York.


Fuentes

Stefaan MissinneThe Da Vinci Globe | Geert J. Verhoeven y Stefaan J. MissinneUnfolding Leonardo Da Vinci’s Globe (AD 1504) to reveal its historical world map | Missinne, S. and Verhoeven, G. (2019) Leonardo Depicted America: Misread as the Moon. Advances in Historical Studies, 8, 139-147. doi: 10.4236/ahs.2019.84011 | Wikipedia