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La trama oculta detrás del museo de Borges que anunció Alberto Fernández

El presidente electo lo difundió tras reunirse con el empresario Alejandro Roemmers, que donará unas 30 mil piezas. Kodama dijo que hay cosas robadas. A quién apunta su abogado y la indignación de Roemmers.

En una paradoja asombrosa de la historia que no está claro que a Borges -encarnizado antiperonista- le hubiese agradado, Alberto Fernández un -inminente- presidente peronista se decidió a impulsar un nuevo museo en homenaje al escritor, porque, a decir verdad, hay otro, que funciona en la Fundación que preside la viuda del escritor y guardiana de su obra, María Kodama. En las vitrinas del edificio de Anchorena 1660 (al lado de lo que fue la vivienda de la familia Borges entre 1938 y 1943) se exhiben hoy su biblioteca, su colección de bastones, cuadros, condecoraciones, fotografías, facsímiles, homenajes y originales, entre otros objetos.

En los últimos años, esta y otras iniciativas -como la que impulsó el ex director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, que soñaba con abrir un museo dedicado al autor de El Aleph en la ex sede de la biblioteca de la calle México al 500- apuntaron a constituirse como el espacio definitivo que pueda albergar, finalmente, el legado literario del gran escritor argentino. Y este miércoles fue el propio  Alberto Fernández quien hizo público el anuncio de la próxima constitución de un sitio que dará cobijo a un total de 30 mil piezas del escritor (entre ellas, 6 mil libros), que donaría el empresario Alejandro Roemmers.

Jorge Luis Borges. El escritor en disputa. / Luciano Thieberger.

La mayor parte de ese material surgió del acopio que asumió durante años el actual presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Alejandro Vaccaro, coleccionista de objetos y escritos relacionados con Borges y autor, además, de una exhaustiva biografía sobre el escritor.

Pero Kodama salió al cruce, argumentando que el que se pretende exponer es material robado, al menos en parte. ¿Cómo cuándo y por quién? Según su abogado, Fernando Soto, a quien contactó Clarín, «cuando Borges viajó a Ginebra, donde moriría en agosto de 1986, la histórica empleada de la familia Borges, Epifanía ‘Fanny’ Uveda de Robledo, quedó en su casa y posteriormente fue indemnizada y desalojada. Pero nosotros sabemos que ingresó a la baulera y se llevó una cantidad de documentos personales y originales que Borges jamás legó ni regaló», detalló.

El inventario que consigna las piezas incluidas en la llamada «Colección Roemmers», y al que Clarín accedió, impresiona por el volumen y el valor del material: además de los seis mil libros incluye unos 500 manuscritos y documentos; quince mil recortes de diarios debidamente digitalizados e indexados desde 1924 hasta la fecha; unos 250 videos y audios de conferencias, poemas leídos, entrevistas y reportajes realizados a Borges en distintas épocas, algunos inéditos; 500 fotografía; unas 4.600 revistas literarias y otros 500 números sueltos de revistas con textos de Borges, entre otras cosas.

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