En los últimos cuatro años he visto al presidente de EE. UU. en sus días buenos y en sus días malos.
Pero este 7 de noviembre, el día en que perdió las elecciones, fue muy distinto a todos esos otros.
Vestido con una chaqueta negra, pantalón deportivo oscuro y un gorro con la inscripción MAGA (las iniciales de su lema de campaña en inglés, Make America Great Again), Donald Trump dejó la Casa Blanca un poco después de las 10 de la mañana del sábado.
Antes, se la había pasado tuiteando sobre las elecciones y, sobre todo, sobre el fraude electoral que considera tuvo lugar en torno a los comicios generales del 3 de noviembre.
Salió por la puerta de la residencia presidencial y se subió a su vehículo oficial que lo llevó en dirección de su club de golf Trump National, en la ciudad de Sterling, Virginia, a unos 40 kilómetros de Washington.
En ese momento, proyectaba un aire de autoconfianza. Era un día precioso, perfecto para el golf, y por eso decidió que iba a pasarlo en su club.
Pero, a la vez, se notaba que las personas que trabajaban con él estaban incómodas. Como al borde de una situación muy tensa.
«¿Cómo la están pasando?», le pregunté a una de sus empleadas.
«Bien», respondió. Y sonrió, pero sus ojos se entrecerraron y bajó rápido la mirada hacia la pantalla de su celular.
Trauma electoral
La Casa Blanca ha estado en una especie de trauma en los días que han pasado desde la elección.
Aunque fue apenas el martes, parece que hubiera ocurrido hace mucho tiempo.
La mayoría de los escritorios del ala oeste de la Casa Blanca estaban vacíos cuando pasé por el edificio en la mañana de este sábado. Muchos miembros del personal han resultado infectados por el covid-19 y no pueden ir a la oficina. Los otros están en cuarentena.
Entonces, a eso de las 11:30 y mientras el presidente estaba jugando al golf, la BBC y varias cadenas comenzaron a proyectar que Joe Biden había ganado las elecciones.
Estaba sentada en un restaurante italiano ubicado a un poco más de un kilómetro de distancia del Trump National cuando recibí el dato.