Los pasajeros internacionales que ingresen podrán optar por usar este dispositivo o cumplir con el aislamiento obligatorio en un “hotel corona”. Debate por la cibervigilancia
Hasta ahora, los pocos pasajeros a los que se les posibilitó ingresar a Israel fueron puestos automáticamente en cuarentena bajo la vigilancia del ejército en lo que se llama un “Hotel Corona”. Sin embargo, el estado hebreo que lentamente va restableciendo su vida normal como parte de su tercer desconfinamiento desde el inicio de la pandemia, puso en marcha una prueba piloto para eliminar los días de aislamiento obligatorio en sitios designados por el gobierno.
En el aeropuerto Ben-Gurion de Tel Aviv, el gobierno de Benjamin Netanyahu está ensayando el uso de pulseras electrónicas para las viajeros internacionales. El país, que ya ha puesto en marcha un “pase verde” para las personas vacunadas, tiene previsto incluir este dispositivo, a menos que los arribados puedan demostrar haber recibido una vacuna o hayan atravesado el coronavirus.
Este sistema de monitorización a distancia, aunque se encuentra todavía en fase experimental, ha sorprendido a los pasajeros que han llegado a Israel y fueron “invitados” a sumarse a la prueba.
El país lidera con diferencia la vacunación per cápita a nivel mundial. Ya ha vacunado a la mitad de su población y desde la última semana de febrero ha comenzado a retornar a la “normalidad”, con la apertura de comercios y tiendas, lo que explica el deseo del gobierno de evitar el ingreso de variantes del virus que puedan poner en riesgo el plan de inoculación y la inmunidad que comienza a lograr su población.
Los datos israelíes publicados, hasta el momento, ponen la primera dosis del desarrollo de Pfizer y BioNTech en un 85% de efectividad dos a cuatro semanas después de su inoculación, y muestran que la vacuna tiene una efectividad superior al 95% dos semanas después de la segunda inyección.
Un procedimiento “simple”
El método hebreo para el control del ingreso del Sars-Cov-2 prevé que una persona que haya estado fuera de Israel, al arribar debe ser derivada a un hotel en cuarentena, aislarse y ser monitoreada su salud.
Sin embargo, desde hace días, los pasajeros pueden optar por regresar a sus casas con la condición de que acepten este brazalete.
Según recogió la prensa europea de una persona llegada de Brasil: “El procedimiento fue muy simple”
El mecanismo consta de la entrega del pasaporte para registrar los datos de la persona y una tarjeta de crédito como garantía de depósito del dispositivo. Una vez realizado este trámite, y descargada una aplicación móvil, se puede hacer la cuarentena en un domicilio particular.
Este brazalete, muy ligero, ergonómico e impermeable, va acompañado de un smartphone seguro y otro dispositivo con una pegatina que hay que adherir en la pared. Cada individuo va a su casa y su dirección se identifica con el teléfono que lleva un sistema GPS. Una vez pegado el sticker en una pared del lugar indicado a las autoridades, a partir de ese momento comienza la cuarentena. Siempre que la pulsera esté cerca de la pegatina, no se envía ninguna alerta al sistema.
Debate legal
En Israel, las personas que llegaban, debían mostrar una primera prueba de PCR en el aeropuerto, y hacerse una segunda 10 días después para poder dejar la cuarentena obligatoria.
La pulsera electrónica, junto con una aplicación de teléfono inteligente, no modifica el periodo del aislamiento, aunque no es necesario estar confinado en una habitación de hotel. Si las personas abandonan sus hogares, se alerta de inmediato a la policía.
Esta vigilancia ha despertado el debate legal, al punto de que la justicia ha pedido a las autoridades limitar el rastreo de personas infectadas con Covid-19, habiendo el gobierno involucrado a los servicios de seguridad interna.
El brazalete electrónico que se ofrecerá a las personas que regresen del extranjero que deseen aislarse en casa en lugar de en hoteles de coronavirus no monitoreará nada excepto si la persona está cumpliendo con la cuarentena, según Ordan Trabelsi, presidente y CEO de SuperCom, en diálogo con “The Jerusalem Post”.
Además, si una persona decide romper las reglas y salir del domicilio denunciado, el dispositivo no los rastreará más allá de su casa, dijo Trabel, después de que el Ministerio de Salud y la Knesset acordaran lanzar una prueba piloto sobre el uso de estos dispositivos de muñeca.
“La privacidad es una preocupación válida, y entiendo por qué la gente podría estar preguntando”, dijo. “Sin embargo, hay una serie de consideraciones. En primer lugar, esta es solo una opción: el gobierno no está obligando a nadie a usar esta tecnología. Si alguien tiene miedo, simplemente puede quedarse en el hotel “.
Pero el ensayo también recibe críticas por los costos de funcionamiento. Este dispositivo, cuestionado por los israelíes, es caro para el Estado. Según estimaciones de la prensa israelí, insumiría una erogación gubernamental de alrededor de 150 euros por día y por persona.