Inmigración en Argentina: entre el mito de la nación blanca y la xenofobia selectiva

Fernando Devoto, Doctor en Historia, investigador del Instituto Ravignani en la UBA y autor del libro «Historia de la inmigración en Argentina»

-Hay un mito de «la Nación blanca», donde hay un sesgo xenófobo en parte de la opinión pública argentina, ¿en qué momento se constituye el mito de «la Argentina blanca europea?

No es una cuestión de Argentina solamente. Pero el mito, que estaba ya en Alberdi, es el de que el modo de garantizar el progreso del país es, básicamente, sustituir a la población. Trayendo población europea pero no de todo Europa, de la parte más avanzada, básicamente, la población anglosajona. Este era uno de los proyectos de la Argentina moderna.

La idea era: los inmigrantes europeos «pueblan el desierto» y traen consigo hábitos: de consumo, de ahorro, de trabajo, y demás. Y esos luego eran imitados por los nativos. Esto crea una situación paradojal: traer inmigrantes tiene dos objetivos; traer trabajadores y un instrumento de civilización. Esto pone al inmigrante en una situación particular porque es más apreciado que el criollo.

-En el momento fundacional del Estado-Nación del siglo XIX, ¿qué tanto impactó la inmigración y qué tan necesaria esa?

Ya en 1810 se autoriza la inmigración de países que no estuvieran en guerra, específicamente con España. En 1812 ya el Triunvirato promueve la inmigración. Pero el gran momento es posterior a 1852. En ese momento los números son claros: hay 1 millón de kilómteros cuadrados ocupados por el poder Español con 600 mil habitantes.

Está claro que los inmigrantes hubieran venido sí o sí, antes o después. Hay un contexto europeo donde la tierra es poca y la población es mucha, y un contexto de algunas áreas sudamericanas donde pasaba lo opuesto.

-Hay una idea de que la Argentina se constituye como la Nación más europea dentro de América Latina, ¿esto es cierto? ¿Está alimentado por la política inmigratoria del país?

Argentina es el país de la región donde más inmigrantes europeos llegan, en relación a la población existente. Un ejemplo. En 1910 en Estados Unidos, los inmigrantes son el 15% de la población y en 1914, en Argentina, fueron el 30% de la población. En números netos son más en Estados Unidos, pero el impacto en Argentina es mucho mayor. Pero esto se destribuye muy desigualmente: la mayoría de los inmigrantes están en Buenos Aires.

-La inmigración europea fue una política de Estado, no voluntaria como la que luego se vio de países limítrofes latinoamericanos, ¿hay una diferencia ahí?

Si se pregunta si es mejor la inmigración «espontánea» o la asistida por el Estado, para la Argentina, la inmigración es largamente espontánea. Gestionada por los mismos inmigrantes. Más de la mitad de la población no pasa por el Hotel de Inmigrantes. ¿Por qué? Porque tienen parientes que los van a buscar. Los que pasan por el hotel, se alojan ahí para viajar al interior. El Estado no es el gran instrumento migratorio: hay política de Estado, pero el gran instrumento son los amigos, parientes, familias.