Lo atribuyen al cambio de las metas de precios y al relajamiento de las políticas del Banco Central. También a la suba del dólar por la baja de tasas.
ión podría depararle sorpresas desagradables al Gobierno (y a todos los argentinos) nuevamente este año. En rigor, el dato de las últimas horas que parece haber causado malestar en el Palacio de Hacienda es que la tasa de inflación que comienzan a calcular los privados ha pasado de ubicarse sensiblemente por debajo de la marca de 2017, a consolidarse por encima de ese guarismo. Varias son las razones que argumentan los analistas para que las expectativas y las proyecciones hayan derivado en este derrotero que, en opinión de los teóricos, podría llevar el nivel generalizado de precios por encima del 25%.
Quizás la más relevante de todas aparece sorpresivamente ligada al propio Gobierno. Es que, en principio, según calculan en Economía y Regiones (E&R), y bajo la hipótesis gubernamental de que la economía tendría un mejor desempeño que en meses previos, no habría que esperar un nivel de actividad con mayor despliegue cuando se compare 2018 con 2017. En este sentido hay que recordar que una de las «ideas fuerza» que acunó el Gobierno para modificar las metas de inflación del Banco Central es que una mayor inflación (o un menor énfasis puesto en combatirla vía tasas de interés y relajamiento de la política monetaria) se incentivaría el nivel de actividad sin que haya aceleración inflacionaria. En opinión de los analistas, por el contrario, el cambio de metas de inflación va a tener consecuencias diametralmente opuestas.
Por otro lado, si en 2017 cumplir con la meta de inflación resultaba una misión de difícil trance, este año, la opinión generalizada es que esa empresa evidenciará una mayor dificultad aún.
Para los analistas, la inflación no baja porque el BCRA sigue emitiendo «de más». De hecho, en 2016/2017 (+61,1%) la base monetaria creció a un ritmo apenas inferior al cual había aumentado en 2014/2015 (+65,4%).
Al margen de que el Banco Central desvió en forma grosera (y no por su responsabilidad) el techo de la meta de inflación del 17% del año pasado, y que la jefatura de Gabinete vulneró la independencia de la autoridad monetaria cuando cambió las metas de inflación, precisamente el impacto colateral que derivó en pérdida de credibilidad y reputación de la entidad, sostienen, ‘cortó el proceso anti-inflacionario.
Según E&R, a comienzos de 2017 la inflación venía bajando, pasando de +4,2% (1º semestre 2016) a +1,4% (2º semestre 2016) promedio mensual durante el año anterior. Por el contrario, a comienzos de 2018 el proceso des inflacionario está totalmente abortado, con una inflación general constante en +1,9% (1º semestre 2017) y +1,8% (2º semestre 2017) promedio mensual durante 2017. A la vez, argumentan que la inflación actual está más lejos de la meta 2018 (+15%) de lo que la inflación de hace un año atrás estaba de la meta 2017 (+17%).
En este sentido, las estimaciones privadas de inflación de los primeros cuatro meses de 2018 superan por algunas décimas la inflación observada durante los primeros cuatro meses de 2017, lo cual pone un piso elevado para la inflación 2018. Puntualmente, en E&R estiman que el aumento general de precios de los primeros cuatro meses 2018 (+8,9%) superaría por +0,7 puntos porcentuales a la inflación general registrada en el mismo período 2017 (+8,2%).
Para Joaquín Marque, analista de MT Capital, otra de las razones es que las expectativas de inflación que mira el BCRA (REM) vienen actualmente subiendo, mientras que el año pasado venían en baja. «De acuerdo con las estimaciones de mercado, a comienzos del año pasado las expectativas de inflación estaban convergiendo hacia la meta, mientras que ahora se están alejando de la meta», sostuvo. Este piso elevado de inflación junto con a una meta más baja comprometen y dificultan el escenario monetario 2018. Los datos de expectativas confirman este escenario más complicado.
Para la consultora FyE, que conduce Hernán Hirsch, los salarios también pondrán un piso más alto a la inflación, de forma que el alza de precios rondaría el 25% este año. Tomando como ejemplo la paritaria de Comercio, en la consultora sostienen que un reconocimiento de la cláusula gatillo para 2017 y la propuesta salarial de 2018 le pondrán un piso del 21% a la paritaria, lo que implicará un ajuste mayor al aumento otorgado en 2017 del 20% e impondrá desde el inicio una presión de costos mayor a la que el sector recibió en 2017.
«En 2018, con paritarias cerrando en torno al 21% (menores al 25.2% de 2017), ajuste de tarifas y precios reguladores de 27% (menor al 38.7% de 2017), un dólar subiendo 20% (mayor al 11.9% de 2017) y expectativas de inflación en niveles de 25% (29.1% según UTDT en 2017), nuestros modelos nos indican que la tasa de inflación se estará ubicando en niveles del 21.9% en 2018».