SEÚL (AFP).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, protagonizaron un encuentro histórico en la Zona Desmilitarizada (DMZ), que divide la península coreana. El presidente estadounidense se convirtió en el primer líder de ese país en pisar suelo norcoreano, al ingresar a pie a Corea del Norte, junto a Kim.
Previamente, ambos mandatarios estrecharon sus manos en lo que significó una foto simbólica que podría servir para reencauzar la tensa relación bilateral por el plan nuclear de Pyongyang. Aunque el encuentro difícilmente resolverá las divergencias entre Washington y Pyongyang, posee una carga insoslayable para dos naciones que hace apenas dos años hablaban de aniquilación y destrucción.
El jefe de la Casa Blanca cruzó el límite que marca la separación entre las dos Coreas en el pueblo de Panmunjom, donde fue firmado el armisticio de 1953.
Desde que la DMZ fue implementada en 1953, todos los presidentes estadounidenses (con excepción de George Bush padre) visitaron esa icónica frontera, pero ninguno logró reunirse con un líder norcoreano.
Antes de concluir, mantuvieron un encuentro de 50 minutos a puertas cerradas. Trump invitó a Kim a la Casa Blanca. «Lo invitaría ya mismo», anticipó el mandatario estadounidense. Y luego, se anunció el reinicio de las negociaciones. Es el tercer encuentro que mantienen ambos líderes, tras la cumbre en Singapur el año pasado y la reunión en Hanói en febrero.