Park, que ahora tiene 21, trabajaba como administrativa con contrato temporal, cobrando poco más de 9 euros la hora, mientras vivía en un pequeño apartamento de Edimburgo con su madre. Ahora, 4 años después de llevarse el bote, la joven asegura sentirse aburrida de su consumo implacable. Dice que se ha dado cuenta de que la lotería no le ha ofrecido una felicidad genuina.
«Pensé que lo haría todo 10 veces mejor pero lo ha hecho 10 veces peor. Me gustaría, casi todos los días, no tener nada de dinero. Me digo a mí misma, ‘mi vida sería mucho más fácil si no hubiera ganado'», relató al tabloide del Reino Unido Mirror.
«La gente me mira y piensa: ‘me gustaría tener su estilo de vida, me gustaría tener su dinero’. Pero no se dan cuenta de la magnitud de mi estrés. Tengo cosas materiales pero aparte de eso mi vida está vacía. ¿Cuál es mi propósito en la vida?», se pregunta la joven en la entrevista.
Entre las cosas en las que Park se ha dedicado a dilapidar su fortuna se encuentra un Range Rover púrpura, cientos de zapatos y bolsos, un Rolex para su exnovio -relación que acabó fatal por sus constantes regalos- y unos implantes mamarios que se puso con 18 años.
La millonaria también dice que se va de vacaciones unas 4 veces al año pero que prefiere Benidorm a las Maldivas. «A pesar de que he estado en las Maldivas, me gusta mucho más Benidorm porque nadie te mira desde arriba. Puedes beber tanto como quieras», sostiene.
A pesar de que los responsables del Euromillones en Reino Unido le ofrecieron a Park un asesor financiero que le ayudara a gestionar su fortuna, ella sostiene que se siente absolutamente perdida y que el asesor le ha sido de muy poca ayuda ya que hablaba sobre cosas como bonos de inversión y que ella «no tenía ni idea de lo que significaban».
Park asegura que ninguno de sus amigos la entienden porque no llevan el mismo estilo de vida que ella. Eso sí, a pesar del estrés que le provoca ser millonaria, no tiene la intención de deshacerse de lo que le queda del premio.