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El régimen de Kim realizó un desfile militar y una prueba misilística, que falló

El régimen norcoreano salió ayer decidido a mostrar sus músculos a Estados Unidos, al cual enfrenta desde hace días en una escalada de amenazas, con el lanzamiento de un misil balístico de prueba que resultó fallido, luego de un imponente desfile militar en el que el número dos del gobierno había advertido que en caso de un ataque norteamericano responderían incluso con armas nucleares.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmó a última hora de ayer que Corea del Norte lanzó lo que parecía ser un misil y aclaró que el lanzamiento falló «casi inmediatamente».

«El Comando del Pacífico de Estados Unidos detectó y rastreó lo que consideramos que era un misil norcoreano lanzado a las 11.21 hora de Hawaii (las 21.21 GMT) del 15 de abril», dijo un vocero del Comando, Dave Benham.
«El lanzamiento del misil balístico ocurrió cerca de Sinpo. El misil estalló casi inmediatamente», agregó.

«El Comando del Pacífico de Estados Unidos está plenamente comprometido en trabajar estrechamente con nuestros aliados en la República de Corea (del Sur) y en Japón para mantener la seguridad», dijo Benham.
En Washington, funcionario del gobierno estadounidense indicó que el presidente norteamericano, Donald Trump , fue «informado» sobre el lanzamiento.

Poco antes de la confirmación del Pentágono, una agencia internacional, que citó a su par coreana Yonhap, había consignado una nueva prueba nuclear. Sin embargo, ese estallido nunca fue confirmado por fuentes oficiales.
Corea del Norte celebró hoy el 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del Estado comunista y abuelo del actual líder, Kim Jong-un. Foto: Reuters / Damir Sagolj
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Los analistas y expertos militares de Corea del Sur, Estados Unidos y otros países aliados temían que el régimen del dictador Kim Jong-un hiciera un lanzamiento de prueba o incluso una detonación de prueba nuclear, la sexta desde 2006, en respuesta a las provocaciones y amenazas que perciben desde Washington, sobre todo tras los dichos de Donald Trump de que se ocuparía del «problema» norcoreano.

El líder norcoreano, Kim Jong-un, no tomó la palabra durante el festejo, un desfile militar que conmemoraba el nacimiento en 1912 de su abuelo, Kim Il-sung, fundador del país. Quien tomó la palabra fue el número dos de la dictadura norcoreana, Choe Ryong Hae, que acusó a Trump de «crear una situación de guerra». «Responderemos a una guerra abierta con una guerra abierta y a una guerra nuclear con un ataque nuclear a nuestro estilo», declaró horas antes de conocerse el lanzamiento del misil.

Funcionarios de la Casa Blanca señalaron bajo anonimato que el gobierno de Trump se decidió por una política basada en aumentar la presión sobre Pyongyang con ayuda de China, el único aliado importante de Corea del Norte, en lugar de las opciones militares para lidiar con Kim.

En el desfile de ayer, una elaborada demostración del inmenso poder del Estado, participaron decenas de miles de personas, entre civiles y militares. Pero los analistas pusieron su atención en el armamento pesado que ostentó el régimen por las anchas avenidas de la capital.

Tras una salva de 21 cañonazos, decenas de miles de soldados del ejército, la armada y la fuerza aérea desfilaron con paso de ganso, girando la cabeza hacia el balcón donde se encontraba el líder norcoreano. Algunos destacamentos portaban fusiles de asalto o lanzagranadas y otros tenían anteojos de visión nocturna y llevaban la cara pintada.

Luego aparecieron los tanques y las armas que preocupan a la comunidad internacional: un total de 56 misiles de diez clases distintas, transportados por remolques y camiones. Allí se exponían los que podrían ser nuevos misiles intercontinentales o prototipos, entre ellos el Pukkuksong, un misil balístico disparado desde un submarino y potencialmente capaz de cargar una cabeza nuclear, que Pyongyang probó en agosto.

La estrella del acto fue el nuevo supermisil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) norcoreano, un «monstruo» que en teoría puede alcanzar Estados Unidos. El ICBM es una clara respuesta a la MOAB, «la madre de todas las bombas» lanzada por Estados Unidos contra Estado Islámico (EI) en una remota provincia de Afganistán. Si bien el ICBM aún no ha sido probado, en la Costa Oeste de Estados Unidos se lo considera una amenaza, aunque podría también tratarse de un bluff del régimen.

Un informe de los analistas militares de 38 North, un sitio web de referencia sobre el régimen de Pyongyang, asegura que el sitio de pruebas nucleares Punggye-ri, en el norte del país, está «preparado y listo» para un ensayo.

En medio de esta situación cargada de tensiones y la incógnita de los siguientes pasos de Trump, el vicepresidente Mike Pence tiene previsto llegar hoy a Seúl. Luego viajará a Japón. A lo largo de sus tres días de permanencia en Corea del Sur tendrá como tema prioritario de agenda la crítica situación del otro lado de la frontera, el mítico paralelo 38 que los divide desde hace más de medio siglo.

Corea del Sur calcula que Pyongyang cuenta con más de 13.000 piezas de artillería, la mayoría emplazadas a lo largo de la llamada Zona Desmilitarizada, que tiene una extensión de cuatro kilómetros. Incluso en caso de que Corea del Sur lograra neutralizar la artillería norcoreana con ayuda de las tropas norteamericanas estacionadas en este país, un enfrentamiento dejaría grandes bajas.

 

Agencias AFP, AP, DPA y ANSA

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