Por Maruxa Ruiz del Árbol | Malu Barnuevo
Para los mayores de 30 años YouTube es un territorio inhóspito. Un planeta apenas explorado rodeado por una atmósfera tóxica y que se antoja lleno de peligros. Es difícil, si se han superado las tres décadas de vida, entender que un adolescente pueda pasarse horas viendo a Vegeta777 construir paisajes pixelados en el Minecraft, o soportar a El Rubius imitando a un tiranosaurio, o entender que los consejos de belleza de Dulceida tienen más audiencia de la que soñará jamás cualquier programa informativo de la televisión. YouTube está habitado y dominado por una extraña raza de alienígenas, los youtubers, que sólo aparecen en los medios tradicionales cuando a algún periodista perezoso le da por preguntar cuánto ingresan por sus vídeos. Y así, entre el desprecio de los mayores y la falta de interés de los protagonistas del fenómeno, se ha abierto una brecha generacional que costará cerrar hasta que los primeros se rindan a la evidencia de que se les está escapando algo y los segundos crezcan para entender que ser joven sólo es algo pasajero.
Llegando de un mundo en apariencia diametralmente opuesto a las normas que rigen el triunfo en YouTube, David Calle ha conseguido convertirse en una estrella de la plataforma. Calle es un ingeniero de telecomunicaciones transformado en educador por causas mayores (se quedó sin trabajo) que ahora aspira a ganar el título de mejor profesor del mundo gracias a sus vídeos. Bien pensado, lo que el español ha hecho es trasladar el espíritu de YouTube a materias como la física, la química o las matemáticas. Y es que no existe absolutamente nada en este mundo que no sea susceptible de tener un tutorial en YouTube: poco importa que lo que estés buscando sea cómo cambiar el latiguillo de una cisterna o aprender a tocar el oboe. Sea lo que sea, siempre habrá alguien lo suficientemente generoso como para compartir esos conocimientos gratis. Si todo el mundo, especialmente los adolescentes, están acostumbrados a buscar lo que necesitan en YouTube, la lógica (eso tan matemático y tan alejado de la educación en demasiadas ocasiones) indica que ese es el lugar donde hay que buscar la atención de toda una generación, habituada a aprender a través del audiovisual. Y eso es lo que ha hecho David Calle.
unicoos, el canal de YouTube de Calle, acumula más de cien millones de reproducciones y cuenta con 680.000 suscriptores. La clave para que lo que comenzó como una idea para ayudar a los 20 niños que estudiaban en su academia, se haya convertido en una herramienta en la que confían millones de chicos en varios países del mundo es la cercanía. “Lo que yo les aporto es energía, pasión, asegura Calle. Me ven casi como a un hermano mayor”. Y también les aporta, no lo olvidemos, un número importante de aprobados.
Edición: Malu Barnuevo | Mikel Agirrezabalaga
Texto: José L. Álvarez Cedena