El fotógrafo estadounidense que capturó como nadie la caída de la URSS

La Unión Soviética se acercaba a su fin a finales de los años 80. Aunque todavía no se había derrumbado, sus sistemas político y económico mostraban grietas. La escasez de bienes de consumo y alimentos y la pobreza generalizada se extendían por todos los Estados miembros de la Unión Soviética.

Los problemas económicos pesaban sobre las condiciones humanas, obligando a la gente a encontrar formas de sobrevivir en las nuevas realidades. No obstante, los niños seguían estudiando y jugando, los estudiantes salían de fiesta; en general, la gente adoptaba y la vida continuaba, aunque de forma diferente.

Unas mujeres siberianas venden artículos diversos para ganar un dinero que necesitan desesperadamente.

El renombrado fotógrafo estadounidense Peter Turnley captó algunos de los momentos más íntimos de la moribunda civilización soviética cuando se acercaba a su inevitable final.

Considerado un experto de la fotografía especializado en las «realidades de la condición humana», Peter Turnley ha cubierto durante años momentos de importancia histórica en todo el mundo. Fue testigo de la Guerra del Golfo en 1991, así como de los conflictos en los Balcanes, Chechenia, Somalia, Afganistán, Ruanda, Sudáfrica y muchos otros.

Dos mineros se sientan en una ducha después de su turno.

Además de los temas noticiosos de importancia geopolítica, Turnley es famoso por su fotografía callejera. Sus fotos únicas de la vida en el decadente imperio soviético impregnan el aura de este tiempo y esta época.

Un mercado en Moscú.

Algunas de las fotos de Turnley muestran la cruda vida en la URSS, como ésta de una anciana que vende patas de pollo para llegar a fin de mes.

Manifestantes enlazan las armas en la Plaza Roja en septiembre de 1991 mientras el Congreso de los Diputados del Pueblo se reúne en el Kremlin tras un intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov.

Sin embargo, la mayor parte de la fotografía de Turnley producida en la URSS se limita a mostrar la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie que se limitan a vivir sus vidas, incluso mientras los acontecimientos de importancia histórica recorren su país, cambiándolo para siempre.

Una mujer vende carne.

Un hombre con una jaula de palomas en un mercado de animales en Moscú.

Siberianos haciendo cola fuera de una tienda.

Un grupo de punks.

La vida cotidiana en un pueblo de Rusia en 1991.

Manifestantes reunidos para protestar contra el golpe de agosto de 1991.

La Catedral de San Basilio, uno de los monumentos más llamativos de Moscú.