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Efecto Black Mirror: los fantasmas del futuro ya asustan en la vida real

La tecnología es como una magia blanca que falsea los sentidos, al tiempo que entretiene y adormece cualquier conflicto interno. Pero también, convierte a las personas en identidades anónimas, despersonalizadas y sin conexiones afectivas. Sobre esta aparente contradicción opera la serie Black Mirror para ofrecer una mirada mordaz y distópica sobre una sociedad que busca las respuestas a sus decepciones en las pantallas que los rodean.

Los capítulos unitarios, como una premonición de un futuro posible, abordan temáticas tan diversas como la dependencia a las redes sociales, el culto de la novedad y la pérdida de la identidad real. Su propio nombre, “Espejo negro” hace referencia a las múltiples pantallas que acompañan la evolución del ser humano.

“Estamos acostumbrados a contemplar a la tecnología con los ojos brillantes con la que solíamos ver pasar el tren cuando éramos niños. Sin duda si miramos para atrás podremos ver como nos permitió transformar la sociedad en que vivimos. Y aunque muchas veces el marketing de la tecnología nos impide pensar sobre qué es lo que estamos adoptando, cuáles son los problemas que crea y si toda esa tecnología que utilizamos va causa nuevos problemas más que solucionarlos” indica Fabio Tarasow. Coordinador PENT-FLACSO Argentina.

Nosedive. El nivel social está determinado por la puntuación que cada uno recibe permanentemente desde el celular de los demás.

Para alcanzar cierto grado de verosimilitud, la clave de Black Mirror es mostrar dispositivos que se utilizan en la actualidad aunque con funciones enriquecidas. Nosedive (Caída en picada) el primer capítulo de la nueva temporada, muestra un mundo de apariencias, donde el nivel social y económico está determinado por la puntuación que cada uno recibe desde un celular que todos llevan encima. Lacie, la protagonista, está obsesionada con lograr calificaciones positivas. Por eso cuida hasta el mínimo detalle para no ser descortés, resultar simpática y recibir como mínimo 4 estrellas. La acumulación de puntos permite cambiar de trabajo, evitar las colas en aeropuertos y obtener descuentos en determinados productos.

Desde hace años la mayoría de las plataformas de venta online entre particulares cuenta con la posibilidad de valorar y evaluar a conductores, propietarios o vendedores a través de los comentarios. Bajo el pretexto de que si TripAdvisor puede valorar a un hotel, Yelp a un lugar de comidas, Nicole McCullough y Julia Cordray crearon Peeple, una app para calificar a cualquier semejante. El problema es que bastaba el teléfono de la persona para crear un perfil falso, lo que generó muchos casos de bullying y el rechazo general entre los jóvenes.

“El camino del desarrollo tecnológico no es lineal ni único. Los dispositivos que tenemos hoy no son los únicos posibles. Tal vez valga la pena reflexionar sobre si queremos adoptar las tecnologías que se hacen disponibles, al menos preguntarnos si queremos una heladera que esté conectada a Internet ¿Para qué nos sirve? Sirven para resolver alguno de los grandes problemas de la humanidad estos dispositivos que nos promocionan y nos erotizan” apunta Tarasow.

En Odio nacional (Hated in the Nation) es una historia sobre los trols que descargan su ira en las redes sociales. Pero en lugar de quedar en una simple mención en Twitter, el individuo más citado en la etiqueta #DeathTo morirá al final del día mediante el ataque de unas abejas cibernéticas que habitan en paneles solares distribuidos por toda la ciudad.

Y si bien la suplantación de un ser biológico por un objeto mecánico resulta difícil de creer, un equipo de investigación de la Universidad de Michigan están desarrollando insectos en miniatura capaces de monitorear desde el clima, el perímetro de una casa y hasta el ganado. A través del movimiento, estos bichos con un chip inteligente, generan la energía para alimentar sus sensores y circuitos, de manera que éstos funcionen de forma autónoma y sin necesidad de supervisión humana.

En una crítica al sedentarismo tecnológico, a la deshumanización de las relaciones y la burla de todos aquellos que son diferentes, Fifteen Million Merits (15 Millones de Méritos) inicia con un día en la vida de Bing Madsen quien vive recluido en unas instalaciones y para ganar sus «méritos» debe pedalear una bicicleta que genera energía. Como si fuera el gérmen de una campaña, publicitaria, Bing forzará los límetes para cumplir un sueño. Aunque la meta sea tan trivial como participar de un reality show y el precio para conseguirlo sea acumular los 15 millones del título.

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