1. Hablar con objetos inanimados
Ver a gente hablando sola por la calle sigue llamando la atención de muchos, pero cada vez es más habitual encontrar a usuarios mirando cara a cara a su celular y contándole sus cosas, grabando stories para Instagram o audios que enviarán por Whatsapp. Aunque estas escenas forman parte del día a día de miles de personas, es algo que hace diez años no habríamos imaginado: hasta el 6 de octubre de 2010, Instagram ni siquiera existía y las stories aún tardarían seis años más en llegar.
Podríamos entender que, aunque es un nuevo uso del smartphone, los usuarios están comunicándose con otras personas a través del dispositivo. Pero si vamos un paso más allá, vemos que también se ha extendido el hábito de hablar directamente con el aparato: ¿quién es Siri si no? ¿Quién contesta cuando le preguntás al Amazon Echo si hará calor? El objeto inanimado que tenés en tu casa es quien descifra lo que le decís gracias al procesamiento del lenguaje natural, al análisis de datos y a la inteligencia artificial, que se ha desarrollado exponencialmente en los últimos años. Hay quien prevé que, «dentro de poco, los asistentes de voz serán más importantes que los smartphones».
2. Ahorrar tiempo y disgustos al desenrrollar el cable de los auriculares
Una de las tendencias que se ha extendido durante estos años (aunque ya existía anteriormente) y que ha contribuido a que cada vez veamos a más personas hablando solas por la calle es la tecnología Bluetooth. Esta forma de comunicación posibilita conectar varios dispositivos a distancia y acabar con los cables. Tomando esta idea de base, Apple lanzó al mercado en 2016 los AirPods, unos auriculares inalámbricos que se cargan a través de USB. Este avance hace más cómodo el consumo de contenido multimedia en los móviles. Pero todo vuelve una y otra vez: una de las principales quejas de los usuarios es que los auriculares inalámbricos son muy fáciles de perder. Así que, hace unos meses alguien tuvo la genial idea de proponer el invento definitivo para no perder los AirPods: conectarlos a un cable que los una y que los mantenga a salvo. O sea, convertirlos de nuevo en unos auriculares con cable.
3. Ir en monopatín a trabajar
Esta ha sido la década de los cambios en movilidad en las ciudades. Ahora los autos pueden ser propios, compartidos o alquilados por minutos; los taxis también pueden ser Uber o Cabify y para llegar al trabajo no se toma solo un colectivo o el subte, también una bici o un monopatín eléctrico. Durante los últimos dos años las empresas que ofrecen servicios de monopatines han crecido como hongos gracias al desarrollo de la economía de plataformas y de las aplicaciones móviles. El monopatín ha pasado de ser un juego de niños a un medio de transporte más con el que algunos adultos van a trabajar.
4. Pagar con el celular
Si hace diez años los smartphones apenas podían hacer más de una cosa a la vez (la principal novedad del iPhone 4, presentado en 2010, era la multitarea, es decir, poder escuchar música mientras lees Twitter) la idea de vincularlos a nuestras cuentas bancarias y utilizarlos como tarjetas de crédito ni siquiera sobrevolaba nuestras cabezas. La transformación digital de las entidades bancarias y el surgimiento de startups especializadas en fintech ha hecho posible, durante estos diez años, que podamos acceder a nuestro dinero a través del celular, hacer transferencias, utilizarlo como tarjeta de crédito e incluso enviar dinero por Whatsapp.
5. Conectarnos a internet a través de la tele (o la heladera)
Ya fue un hito que internet trascendiera de las computadoras a los teléfonos móviles. Ahora, la internet de las cosas hace posible que vivamos rodeados de objetos conectados: desde oas televisores hasta las heladeras que te hacen las compras, los cepillos que analizan si te lavás bien los dientes o los espejos inteligentes. Esta conectividad de los objetos también ha abierto algunas brechas de seguridad y privacidad: cuantas más cosas conectadas a internet te rodeen, más posibilidades hay de que te hackeen.
6. Tener de mascota a una aspiradora
A pesar del temor más o menos extendido de que los robots nos van a quitar el trabajo, por ahora estamos haciéndonos amigos suyos. Hemos empezado por aquellos que nos ayudan con las tareas de casa, como los robots aspiradora que rastrean el suelo de nuestros hogares y succionan lo que encuentran. Son programables y funcionan a través de una aplicación móvil. Hace mucho tiempo que máquinas como el lavarropas, la secadora o el lavavajillas nos hacen la vida más fácil, pero ahora tecnologías como la automatización y el aprendizaje automático dan vida a los dispositivos inteligentes.
7. Medir tus pulsaciones mientras trotás
De la mano de la moda de los gimnasios y el running ha llegado toda una gama de dispositivos de salud orientados a la monitorización continua de quien hace deporte. Las pulsaciones, las grasas quemadas, las escaleras subidas, los pasos dados. Esos aparatos pueden cuantificar distintas variables de la actividad física y dar una imagen más certera de cómo y cuánto nos movemos que hace unos años. Sin embargo, ahora los expertos se preguntan si realmente es necesario que los usuarios tengan toda la información que está generando su cuerpo y cómo les afecta. Además, los datos de salud son sensibles y se han convertido en una de las principales dianas de los cibercriminales, que pueden recopilarlos y venderlos.
8. Enchufar el auto
La forma de alimentar a los autos ha ido variando con el paso de los años, pero no ha sido hasta esta década, junto con el desarrollo de la concientización medioambiental, cuando se han buscado formas de alimentación alternativas y menos contaminantes. Aunque hay varias trabas que están impidiendo la popularización de los coches eléctricos (como la falta de autonomía o el precio), cada vez son más las marcas de vehículos que fabrican híbridos y eléctricos y las instituciones públicas que dan ayudas para extender esta forma de transporte.
9. Ver maratones de series en streaming sin piratear
Como hemos visto, a lo largo de estos años se han popularizado los televisores inteligentes, que han hecho posible el acceso a aplicaciones como Netflix o HBO a través de internet. Esto implica un acceso ilimitado a todo el contenido de series y películas disponible en sus plataformas y ha abierto un nuevo modelo de negocio: empezaron como repositorios y se han convertido en productoras. También ha cambiado los hábitos de consumo de los espectadores, que han pasado de buscar contenido en webs piratas a pagar una tarifa plana, encender la tele y elegir qué ver.
10. Necesitar un nuevo objeto que no es ni computadora ni celular
El iPad llegó a nuestras vidas el mismo 2010, cuando nadie pensaba que necesitaría un objeto intermedio entre el smartphone y la notebook. Sin embargo, como cada dispositivo que nace de Apple, tardó poco en popularizarse y en aportar soluciones nuevas a problemas como trabajar desde un avión. Ahora se utiliza tanto para el trabajo como para ver series o jugar a videojuegos. Le hemos encontrado una utilidad a algo que hace diez años nadie necesitaba.