«Hay que ser sinceros: ni los que saben mucho de tenis pensaban que esto podía pasar.»Juan Martín del Potro, el hombre que el año pasado estuvo muy cerca de darse por vencido y dejar todo cuando las cirugías de muñeca izquierda lo hostigaban, no deja de asombrar ni de protagonizar capítulos dignos de una película épica. Cuando el tandilense atiende la llamada telefónica de La Nacion en Estocolmo, le perduran las palpitaciones. Todavía no puede creer haber ganado el título -luego de vencer por 7-5 y 6-1 a Jack Sock, el 23º del mundo y mejor estadounidense del ranking-, su primer trofeo en el circuito después de 1017 días en los que su vida subió y bajó cual si fuera un electrocardiograma (Sydney, en enero de 2014, había sido el último). En el señorial Kungliga Tennishallen, un escenario muy tradicional de la capital sueca con butacas de madera, Del Potro exhibió una autoridad abrumadora: se consagró sin haber perdido sets en todo el certamen y sólo en una oportunidad cedió su saque (contra el búlgaro Grigor Dimitrov, en las semifinales).
En otro ATP 250, pero de Delray Beach, en febrero de 2011, Del Potro obtuvo su primer título luego de vivir la pesadilla de la cirugía en la muñeca derecha que lo dejó ocho meses inactivo. Para Del Potro y su grupo de trabajo de por entonces, el entrenador Franco Davin y el preparador físico Martiniano Orazi, aquel resultó un gran desahogo emocional. La imagen de la Torre besándose una y otra vez la mano derecha, todavía se recuerda. Y si bien el argentino protagonizó esta temporada un momento mágico ganando la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, alcanzar su 19º título en el tour tiene un valor sumamente especial. Comparable con ese instante vivido hace más de cinco años en el balneario del estado de Florida.
Del Potro volvió a ganar un título después de casi tres años, tras operarse la muñeca izquierda; a la derecha, la imagen de la conquista en Delray Beach 2011, cuando consiguió su primera victoria tras la cirugía en la mano derecha.
«Y…, la verdad es que no esperaba ganar otro torneo. Obviamente que tampoco esperaba lo que pasó en los Juegos de Río, lo que pasó en las semifinales de la Copa Davis con los británicos, llegar a los cuartos de final del US Open. Me están pasando cosas espectaculares, pero siempre ganar un torneo es algo especial y de la forma en que lo hice esta semana, con el revés que todavía me da dolores de cabeza pero me sigue dando buenas resultados cuando lo juego con slice, es increíble. Sigo teniendo una lucha constante para no aflojar. Pero un trofeo, después de todas las que pasé y lo lejos que me veía, es algo muy especial», explica Del Potro, que recibió el trofeo de Estocolmo de manos de Percy Rosberg, reconocido entrenador de Björn Borg y Stefan Edberg, entre otros cracks suecos.
-En los peores momentos del año pasado, cuando estabas angustiado y con dudas sobre tu futuro en el tenis, ¿interiormente esperabas que algo bueno podía volver a pasar, que podrías volver a ser campeón?
-No, no, no, obviamente que no. Cuando estaba tan mal, en lo que más pensaba era en abandonar, en retirarme, en ni siquiera volver a jugar. Entonces, ganar un torneo y hacerlo en esta temporada de reaparición, que para mí es especial porque mi gran objetivo es poder curarme de la mano 100% y terminar el año sano, no estaba en los planes de nadie, mucho menos de los que entienden de tenis. Así que imaginate cómo puedo estar de contento, de orgulloso. No dejo de sorprenderme por lo que estoy logrando y por lo que me pasa en un año que iba a ser de adaptación.
-Si hay una virtud que exhibís en esta nueva etapa de tu carrera es la paciencia. No te apresurás, quizá, como en otros momentos de tu carrera. Es como que confiás en que siempre se te presentará una chance de ganar el set, el partido. ¿Es verdaderamente así?
-Sí, puede ser. Además, desde el primer momento en este torneo tenía que tener paciencia por los rivales que enfrenté, que fueron Isner, Karlovic. Todos jugadores con los que, quizás, un punto de diferencia te hace ganar el partido. Y me sorprendió en la final estar dos breaks arriba en el segundo set, ponerme rápidamente 4-1, cuando siempre esperás un partido más difícil. Estuve jugando concentrado y relajado, pero bien atento porque si se me complicaba en algún momento tenía que seguir paciente. Cuando estoy al 100% sé que puedo ser peligroso, que el partido depende mucho de lo que yo pueda hacer con mis mejores tiros.
-¿Cuánto te servirá la semana en Estocolmo para la preparación de la final de la Copa Davis? Jugaste en las mismas condiciones que habrá en Croacia: superficie dura y bajo techo. Además, te acompañó el capitán, Daniel Orsanic.
-Bastante, pero la verdad que la tomo como una semana única para mí. Todavía falta bastante para la final en Croacia. Aunque suene repetitivo, mi mayor objetivo es curarme de la mano y todo lo que está viniendo en bienvenido y lo disfruto un montón. Como siempre vengo diciendo, hay que ser paciente y no dejarse marear por algún logro deportivo. Creo que a mí, lo que me va a permitir jugar por muchos años más al tenis y lo que me va a dar alegrías es curarme físicamente del todo. Trato de ser cauteloso con eso. En Estocolmo las pelotas eran muy pesadas y la cancha era muy, muy lenta. Por eso también se le podía quebrar a Karlovic y a Isner, porque sino hubiera sido mucho más complicado. La superficie en Croacia va a ser completamente diferente y no creo que haya mucho para comparar.
-Pasaron poco más de mil días entre este título en Estocolmo y el que había sido el último, en 2014. Emocionalmente, ¿qué cosas pasaron en tu vida durante este tiempo y en qué cambiaste?
-Pasaron las peores cosas que a un ser humano y a un deportista le pueden pasar. Me tocó estar esos mil y pico de días con mucha frustración, con angustia y con tristeza, y estando más lejos del tenis que de ganar un torneo. Ahora todo está cambiando por el esfuerzo que he hecho para volver a cambiar. Día a día lo sigo haciendo el esfuerzo. En la cantidad de horas que paso para cuidar la mano o, por ejemplo, me pueden ver sin meter un winner de revés y eso es demasiada ventaja que doy en la cancha. Pero bueno, el amor que tengo por hacer y jugar a este deporte es muy grande, y dejo todo. Obviamente no me olvido que hace poquito se cumplió un año de una foto que yo subí a mis redes sociales comenzando mi recuperación en Miami. Pensar en ese momento en el que tenía muchas dudas y ver en cómo estoy hoy, cuando pasó tan poco tiempo, es maravilloso.