El gobierno lanzó la “alerta roja” y prometió ayudas millonarias para los damnificados. Se suspendieron las clases.
El gobierno italiano declaró este jueves el estado de emergencia en Venecia. Prometió dar 5 mil euros a cada damnificado y 20 mil a comerciantes y afectados por la inundación que sufrieron desde la noche del martes. Además ordenó un fondo de 20 millones de euros para las primeras ayudas. En la capital véneta se anunció que este viernes habrá otra alta marea de 1,45 metros que podría invadir el 90% de la ciudad, inundando la basílica y la plaza de San Marco, situadas en la zona más baja. Ha sido anunciada la “alerta roja” y no habrá clases en las escuelas primarias y secundarias.
Elisabeta Spitz, una funcionaria que ha trabajado en varias ocasiones en cuestiones venecianas, fue nombrada comisario extraordinario para afrontar la situación.
La declaración de emergencia permitirá suministrar importantes fondos financieros para las operaciones de rescate y para reactivar los servicios que han sido suspendidos por las inundaciones.
El gobierno señaló que los daños más importantes se cuantificarán en un lapso de tiempo más largo y con una evaluación técnica. Nueve de cada diez comercios han sufrido daños y la mayoría de los hoteles fue invadido por las mareas.
El consejo de ministros aprobó la realización final de las obras del Moisés, el sistema que hasta ahora ha costado casi seis mil millones de euros pero todavía no funciona después de 18 años de iniciados los trabajos. El Moisés consiste en 78 grandes compuertas que se alzan para bloquear las aguas marítimas cuando su nivel supera los límites de normalidad.
Con el notable aporte de los 50 mil habitantes de Venecia, la ciudad comenzó a intentar una normalización que tardará en llegar porque los daños son estimados en centenares de millones de euros.
Un centenar de barcos y góndolas quedaron encastrados en los estrechos canales entre las altas paredes de los edificios y en el Canal Grande, principal vía de tránsito, varios transbordadores que hacen el transporte de los peatones en toda Venecia, se hundieron o chocaron a la deriva contra las banquinas, debido al fuerte oleaje y un viento que sopló hasta cien kilómetros por hora. También hubo dos muertos.
En el Canal Grande, una parte de los embarcaderos donde suben y bajan los pasajeros han quedado inutilizados por las mareas y los vientos a cien kilómetros por hora.
Fuera de Venecia las devastaciones han causado serios perjuicios a los productores agrícolas y a los balnearios sobre la laguna.
El primer ministro Giuseppe Conte, que visitò este miércoles y jueves Venecia, antes de viajar a Roma para la reunión del Consejo de Ministros que fijó el estado de emeergencia, recorrió la ciudad. Tuvo incluso la oportunidad de dialogar con el dueño de un quiosco sobre el Canal Grande, Walter Mutti, que es el personaje del día. Mutti logró huir de su quiosco construido en acero inoxidable, cuando el viento y después la marea se lo llevaron y lo destrozaron.
Mutti, que durante 25 años atendió a los clientes que le compraban diarios, revistas y libros, salvó su vida cuando sintió que “bailaba” su pequeño negocio y se refugió en una iglesia vecina. “Ahora me he quedado sin nada”, dijo al primer ministro Conte que lo consolaba. Pero en una carrera de solidaridad, clientes, amigos y venecianos solidarios le han juntado ya 17 mil euros para comprarle un nuevo quiosco.
Los bomberos de Venecia, luchando contra las mareas, los vientos impetuosos y la lluvia, realizaron a bordo de sus lanchas 450 intervenciones desde la noche del mertes.
Una librería de Venecia, inundada este miércoles. /REUTERS
Los bomberos acudieron también a la isla de Pellestrina, totalmente inundada, a ayudar a los habitantes. Dos de ellos murieron: uno electrocutado cuando quiso reactivar la luz en su casa, y el otro un anciano que murió de un infarto por la impresión de ver su casa invadida por la inundación.
La subida de las mareas causa gran preocupación, sobre todo de cara al futuro. Los cambios climáticos hacen cada vez más frecuentes e intensas las mareas y los vientos en el otoño, que es cuando se produce el fenómeno del agua alta. Entre 1870 y 1949 hubo 30 casos de mareas supeeriores a 110 centímetros, pero en los últimos nueve años la cifra subió a 76 casos de agua alta.
Las mareas superiores a 140 centímetros muestran que en 120 años, hasta el 2000 solo se registraron nueve veces, mientras que en 19 años, desde el 2000 hasta hoy, los casos fueron once.