Andrés Nocioni fue el corazón de la Generación Dorada. Y tras su retiro nada será igual. Sanguíneo, comprometido y salvaje, explicar lo que el Chapu representa puede demandar demasiado espacio. Una alternativa es hacerlo con anécdotas. Aquí el recuerdo de algunos momentos de la carrera de un gladiador inigualable.
El origen
-Buenas tardes. Soy León Najnudel. Quiero hablar con el papá de Andrés Nocioni.
-Si, con él habla.
– Mucho gusto, señor. Necesito saber cuándo y dónde juega su hijo el próximo partido. Quiero ir a verlo.
-Juega el sábado, a las 18, en Unión de Santo Tomé..
Aquella intoducción al ahora histórico diálogo telefónico entre el fallecido creador de la Liga Nacional de basquetbol, que llamó desde Buenos Aires, y el domicilio de Pedro José Nocioni, en Gálvez, se produjo a mediados de agosto de 1995. «Imagínese, para mí era como si me hablara Menotti o Bilardo… A Najnudel lo conocía sólo por fotos. Pensé que era una broma de un vecino», aseguró el padre del juvenil.
Najnudel se presentó aquel sábado en la cancha de Unión, a orillas del río Salado, pegadito a Santa Fe. Observó el calentamiento previo, 5 minutos del partido y se retiró con mala cara.
Pedro vio que Najnudel se iba y corrió fuera del estadio para preguntarle preocupado: «¿Qué pasó, hizo algo que no le gustó?». Pero el DT lo sorprendió: «El calor en el gimnasio es insoportable, me voy a comer algo de pescado. No necesito ver más, me voy. A su hijo me lo llevo a Buenos Aires». Unos meses después, Andrés Nocioni debutó en la Liga Nacional jugando para Racing, con apenas 15 años.
La volcada sobre Garnett y Duncan
El 17 de julio de 1999, en el Preolímpico de San Juan de Puerto Rico, la Argentina perdió con el Dream Team de los Estados Unidos por 103-72.
Chapu, a los 19 años, con la histórica foto de la volcada a Garnett. Foto: Archivo
Pero el partido pasó a la historia por una jugada. Sólo una jugada. Un chico de 19 años, Andrés Nocioni, volcó la pelota de manera espectacular contra Kevin Garnett y Tim Duncan, los dos pivotes más dominantes de la NBA. La jugada abrió el portal de la NBA.com ese día y los jugadores norteamericanos se burlaron de Garnett porque lo que le había hecho un chico.
En el entretiempo del partido, el pivote, conocido por ser uno de los más duros de la NBA, le fue a hablar al argentino. Le preguntaron a Chapu qué le dijo, y contestó: «Yo no entiendo mucho inglés, pero me dijo algo así como que en la próxima no iba a ser igual ¿Cómo lo hice?, no sé, yo me animé y salió. Sabía quienes estaban enfrente, lo qué no sé es por dónde paso la bola».
Más tarde el pivote que por entonces jugaba en Minnesota aclaró con con rostro serio: «Le dije es que si volvía a intentarlo iba a quebrarle la muñeca».
El plato de Chapu en la cara de Latimer
El partido entre la Argentina y Puerto Rico por los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99 se calentó desde el primer tiempo. Andrés Nocioni tuvo roces con Antonio Latimer, un alero mañoso, que terminó metiéndose en su cabeza. Camino al vestuario, en un pasillo, Andrés lo invitó a pelear: «Vení acá si tenés huevos, peleá acá afuera de la cancha». Latimer contestó y Nocioni le dio un puñetazo en la cara. El entrenador Julio Lamas decidió que el Chapu no juegue el segundo tiempo. Latimer ingresó con el ojo derecho completamente cerrado por la hinchazón.
Los roces en el partido antes de la pelea con Latimer
Según relatos de varios testigos, al día siguiente, en el comedor de la Villa Panamericana, Nocioni caminaba con su su bandeja rumbo a la mesa, para almorzar con sus compañeros. De pronto, el técnico puertorriqueño Julio Toro cruzó frente a Nocioni; Latimer llegó desde atrás y le arrojó un golpe de puño al argentino. Varios jugadores se trenzaron en una pelea que terminó con la policía queriendo detener a Latimer. Al final eso no ocurrió. Un par de meses después, Nocioni visitó la redacción de La Nación y contó: «Creo que el incidente con Latimer me marcó mucho. No quiero más líos. Además, si los provoco yo, se agrandan más todavía».
-¿Cómo reaccionaste por la agresión de Latimer en el comedor?
-Mi bandeja de comida terminó en la cara de él.
Tras el Mundial de Indianápolis 2002, Nocioni volvió a Vitoria para jugar en Tau. En su primer partido de Euroliga, mientras hacía la entrada en calor, se dio cuenta de que uno de los árbitros era el lituano Romualdas Brazauskas, el árbitro que perjudicó a la selección en la final con Yugoslavia. Lo encaró y le dijo cosas durísimas en un tono elevado. Tanto que Brazauskas amenazó con expulsarlo de un partido que todavía no había empezado. Su entrenador en Tau, el montenegrino Dusko Ivanovic, que siempre tuvo fama de ser un Dt con mano dura (lo conocían como «El sargento de hierro»), no podía creer que estuviera a punto de perder a una de sus figuras por algo así: «Esto no es la selección argentina, o te concentras en el partido o no juegas más en mi equipo», le dijo.
Las peleas con Ivanovic fueron memorables. La más recordada es una del 1° de abril de 2003, en Fuenlabrada, cuando tras una derrota en la que Walter Herrmann le había metido 32 puntos a Nocioni, el DT le dijo: «Tu defensa fue horrible». Chapu le contestó mal. El coach lo echó del vestuario, pero el santafecino se negó a salir. La discusión siguió durante más de una hora, hasta que los dirigentes del club le hicieron entender que ambos debían salir del vestuario o perderían el vuelo de regreso a Vitoria.
El día que los Clippers le declararon la guerra a Nocioni
Pat Riley, uno de los mejores entrenadores de la historia de la NBA dijo: «Nocioni irrita a muchos de los muchachos. Es uno de eso jugadores que quieres tener en tu equipo y odias enfrentarte a él». Apenas llegó a la NBA se ganó fama de jugador duro. El 11 de noviembre de 2007, en Los Angeles, tuvo un partido que quedó en el recuerdo contra los Clippers. Empezó a los codazos con Ruben Pattreson. Luego siguió con Tim Thomas y Chris Kaman, a quienes le cobraron faltas flagrantes por agredir a Nocioni.
La pelota de la final
Conocida es la anécdota de la pelota de la final de Atenas 2004. Durante años Manu Ginóbili no supo quién había «extraviado» aquel balón y que el bahiense pretendía guardar como un recuerdo para siempre. Manu lo cambió por una de sus camisetas a un asistente en el estadio tras la final con Italia. Aunque hoy la historia se cuenta como una broma, el tema generó varios momentos de tensión en el grupo de la Generación Dorada. Aunque los festejos incluyeron algo de alcohol y los recuerdos se distorsionaron con los años, el Chapu Nocioni reconoció que en un momento de diversión con Carlos Delfino pateó el balón por sobre una de las paredes de la Villa Olímpica en Atenas. Es decir, es probable que esa pelota siga en Grecia, en manos de algún afortunado que ni siquiera conoce el valor del objeto que encontró…
Al rescate de Florentino en un mal año futbolístico
Real Madrid llevaba 20 años sin ganar el título continental en básquet y encima en 2015 se sumaba un pésimo año futbolístico, en el que Barcelona había ganado la Copa del Rey, la Liga y la Champions League. Con una crisis interna que no dejaba de generar dolores de cabeza, Florentino Pérez encontró un alivio con el básquet. «El baloncesto llega al rescate», tituló el diario As en aquel recordado Final Four de la Euroliga que tuvo a Nocioni como emblema.
El argentino fue la figura en los dos partidos, en la semifinal con Fenerbahce, y en la final, contra Olympiacos. Con 35 años conquistó el trofeo de MVP del Final Four, un privilegio que sólo un argentino había logrado antes: Manu Ginóbili.
Dos triples: del fondo de pantalla al frente de todos los medios
Sólo un título se le negó a la maravillosa Generación Dorada. En 2006 la Argentina estuvo cerca de llegar a su segunda final. En la semifinal, Andrés Nocioni tuvo la última pelota del partido. Un triple desde la esquina, un lanzamiento que metió cientos de veces. Pero falló, y España se clasificó finalista. Chapu Nocioni contó que tuvo como fondo de pantalla de su computadora la imagen de ese tiro durante mucho tiempo: «La foto es espectacular, es de Marcelo Figueras. Se ve la gente del banco sufriendo y es un apredizaje. A veces tomás responsabilidades y te toca ser el bueno o el malo. Lo asumí y lo erré. No estuve asustado, simplemente lo erré. Lo tuve ahí porque quería recordarlo, no quería que me vuelva a pasar».
La última gran alegría de la Generación Dorada en una cancha ocurrió en Río 2016, cuando la selección le ganó a Brasil. En un partido muy difícil, la Argentina perdía por tres puntos faltando 5 segundos. Manu Ginóbili falló un triple, pero Campazzo consiguió el rebote y le dio la pelota a Nocioni, que acertó y mandó el partido a tiempo suplementario. Luego la selección ganó y obtuvo la clasificación para los cuartos de final. Como para borrar aquel mal trago del fondo de pantalla para siempre.