Cómo el mito de las estatuas griegas blancas alimentó la falsa idea de la superioridad europea

Cuando piensas en una estatua de la Antigua Grecia, lo más probable es que la imagen que se te viene a la mente sea una escultura hecha de mármol perfectamente pulido y muy blanco. Las prendas, también blancas, cubren cuerpos blancos, a menudo rodeados de objetos esencialmente blancos.

A pesar de que esto refleja la realidad que conocemos hoy, esta imagen monocromática puede ser tan distante de la realidad histórica como la distancia que separa a Europa de América Latina.

En este reportaje te estaré explicando cómo surgió esta falsa idea, a quién servía y cómo se empezó a deconstruir el mito del hombre blanco.

Nací en Grecia, hija de padre griego y madre alemana. Como muchos, crecí pensando que las estatuas y estructuras griegas que me rodeaban eran siempre blancas, como el mármol utilizado como materia prima para su creación o , en menor medida, oscuros, cuando eran de bronce.

Y vi que esta estética «sofisticada» se repetía de las formas más diversas en todo el mundo al retratar la Antigua Grecia.

El mito de que sus estatuas eran monocromáticas, principalmente blancas, se ha ido propagando a lo largo de la historia, y terminó siendo adoptado erróneamente por quienes interpretaban la falsa ausencia de color y ornamentos como la señal de una cultura superior y más sofisticada, fruto de la superioridad de los europeos blancos.

Sin embargo, pocos saben que toda esa blancura fue el resultado de la ignorancia y la distorsión.

Del bronce al mármol

La mayoría de las estatuas griegas que se encuentran en los museos de todo el mundo están hechas de mármol. Después de todo, era una piedra ampliamente disponible en Grecia y sus alrededores y era supuestamente más fácil de trabajar para los escultores.

Pero aquí ya tenemos el primer error, la primera distorsión histórica.

Las cariátides mármol y uno de los guerreros de Riace, hecho en bronce

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Pie de foto,Las estatuas en bronce, como la de este guerrero de Riace (der.), frecuentemente se fundían para volver a usar el metal, lo que permitió que las estatuas en mármol, como estas cariátides (izq,) prevalecieran.

Muchas de las estatuas que se incorporaban de alguna manera a estructuras más grandes, como edificios, estaban hechas de mármol. Pero la mayoría de las esculturas que no contaban con este soporte estructural fueron realizadas en bronce por ser un material más resistente.

Como el bronce es fácilmente reutilizable, quedaron pocas estatuas hechas de este metal para «contar la historia», ya que muchas terminaron siendo recicladas, transformadas en otros objetos. Esto provocó que las estatuas de mármol blanco prevalecieran con el tiempo.

Además, la selección del material (mármol o bronce) para la producción de objetos de arte no tuvo nada que ver con el color claro original de la piedra o la oscuridad del metal. El lugar donde se colocaría la estatua fue un factor mucho más determinante a la hora de escoger el tipo de material a utilizar.

Originales y réplicas

La escultura griega alcanzó su apogeo en los siglos IV y V a.C., es decir, hace 2.500 años. Fue durante este período que famosos escultores como Fidias y Praxíteles crearon su obra, que sobrevive en la actualidad.

Praxíteles (izq.) y Fidias

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Pie de foto,Praxíteles (izq.) y Fidias fueron los dos grandes escultores de la antigua Grecia. Este último fue encargado de la reconstrucción del Acrópolis en Atenas.

Quinientos años después, los romanos expandieron su imperio y dominaron el mundo mediterráneo, incluida, por supuesto, la civilización griega.

Los romanos admiraban la cultura y el arte de Grecia, y crearon su estética a imagen y semejanza de la de los griegos. Por lo tanto, la demanda de copias de estatuas griegas fue enorme en el Imperio Romano. Se convirtieron en objeto de deseo para decorar casas de la élite romana, plazas públicas e incluso los famosos baños romanos.

En el proceso de reproducción de las estatuas griegas, muchas originalmente hechas de bronce, los escultores terminaron creando réplicas de mármol.

Estas réplicas con material diferente al original se caracterizan por tener barras de soporte, que generalmente se disimulan como troncos de árboles, columnas al estilo clásico o mantos.

El mármol no tiene la misma resistencia que el bronce y hay que «echarle una mano» para mantenerlo en pie.

Reconstrucciones de la estatua de Diadúmeno

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Pie de foto,Reconstrucciones de la estatua de Diadúmeno en la que se pueden ver las columnas de soporte.

Hay registros de 20 copias de una misma estatua cuyo original griego era en bronce, pero que pasó a la historia como si estuviera hecha de mármol y con el soporte para que no se desplomara.

La prevalencia del mármol está relacionada con el hecho de que el bronce es un metal noble y reutilizable.

Tesoros

El mar Mediterráneo sigue siendo, aún hoy, la principal fuente de lo que queda de las estatuas de bronce, verdaderos tesoros hundidos en naufragios.

Pero volvamos a hablar de las réplicas de las estatuas griegas hechas por los romanos.

En la mayoría de los casos, es la copia romana la que vemos en los museos, por haber sobrevivido y por ser la versión más reciente.

Entonces, podemos decir que nuestra percepción de la Antigüedad a partir de las estatuas se basa principalmente en las copias y no en la realidad histórica de los originales.

En esta copia romana de un busto griego (abajo), se pueden apreciar claros rastros de color.

Copia romana de un busto griego

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Pie de foto,Esta cabeza romana -hecha entre los años 14 y 68 d.C.- es una copia de un original griego del siglo II a.C. Todavía retiene vestigios de color en su diadema y alrededor de los ojos.

Tras los rastros de los colores originales

El extenso trabajo realizado por un par de investigadores alemanes, que examinaron cientos de estatuas antiguas en busca de rastros de los colores originales, es hoy la fuente más incuestionable para concluir que las estatuas eran multicolores.

Incluso a simple vista es posible ver estos rastros en algunas de ellas.

«Todavía se conserva mucho color en las estatuas. Se puede ver a simple vista. Y el color no está solo en los adornos de la ropa. Está toda la superficie de una escultura», dice el arqueólogo Vinzenz Brinkmann, director del departamento de antigüedades del Instituto Liebighaus, en Alemania. Brinkmann estudió el tema durante cuarenta años.

Realmente, no es necesario confiar en los ojos. Gracias a la tecnología se hizo un examen aún más detallado con análisis realizados a través de luces ultravioleta e infrarroja y también procesos químicos avanzados capaces de revelar una imagen muy precisa de la Antigüedad.

A partir de estas técnicas, Brinkmann creó, junto a su esposa, la también arqueóloga Ulrike Koch-Brinkmann, la exposición Dioses a Color, con más de 60 reproducciones de las estatuas en su color original, repletas de ornamentos, símbolos de animales e incluso oro.

Vinzenz Brinkmann y su esposa Ulrike Koch Brinkmann, frente a estatuas clásicas reconstruidas

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Pie de foto,Vinzenz Brinkmann y su esposa Ulrike Koch Brinkmann, han reconstruido más de 60 estatuas.

Las reproducciones están hechas con pigmentos auténticos identificados en las esculturas originales.

Trabajo de reconstrucción del arquero de Afaya

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Pie de foto,Trabajo de reconstrucción del arquero de Afaya.

Entre los notables ejemplos de la rica decoración colorida utilizada en las obras originales están la Kore del Peplo, la escultura de una joven que decora una tumba; los guerreros de Riace, encontrados en el mar Mediterráneo; el kuros, la estatua de un joven desnudo que refleja la influencia de Egipto en la escultura griega con una postura más rígida; e incluso el denominado sarcófago de Alejandro Magno (que, de hecho, no era su sarcófago), que se encuentra en lo que hoy es el Líbano y tiene impresionantes detalles de color.

¿De dónde vino esta tradición de pintar estatuas en innumerables colores además del blanco y el negro?

Los griegos no solo influyeron en el mundo, sino que también fueron influenciados por las civilizaciones que bordeaban el mar Mediterráneo, como Egipto, y por los pueblos que habitaban Medio Oriente.

El intercambio entre ellos no solo fue comercial, sino también cultural. Y la fuerte tradición de la escultura – coloreada – está directamente ligada a estos intercambios.

En otras palabras, no es cierto que al llegar a lo que se considera la culminación de su civilización, los griegos rechazaron la influencia que heredaron excluyendo los colores.

Un mapa del Mediterráneo y Medio Oriente con muestras del arte de las diferentes culturas que habitaron esas regiones

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Pie de foto,El arte generado a orillas del mar Mediterráneo y Medio Oriente era colorido.

¿Cómo surgió la idea de una antigüedad incolora?

Primero, remontémonos a la llamada Edad Media, un período en el que se perdió la apreciación de la cultura griega antigua, junto con el fin del Imperio Romano Occidental.

Esto allanó el camino para el arte religioso medieval y sus pinturas de pasajes de la Biblia en colores fuertes y vibrantes.

Detalle del altar en la iglesia parroquial de Gries, Bolzano, Trentino-Alto Adige, Italia

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Pie de foto,El arte de la Edad Media esta llena de colores llamativos.

No fue hasta finales del siglo XV cuando se despertó un interés en la Antigüedad. Fue el comienzo del período que se conoció como el Renacimiento.

«El mito de la escultura de mármol blanco fue inventado por el Renacimiento italiano. El Renacimiento quería hacer una distinción de lo que existía antes del arte cristiano. Querían volver a la Antigüedad, a la era precristiana, para tener una imagen icónica de lo que se había creado. Entonces resucitaron la Antigüedad y la definieron como blanca«.

En ese momento, las esculturas griegas y romanas se redescubrieron en el antiguo territorio del Imperio Romano. Y los artistas del Renacimiento intentaron reproducir las obras.

Piezas icónicas del Renacimiento, como el David de Miguel Ángel, se inspiraron en esta búsqueda de un referente en la Antigüedad clásica.

A famosa escultura de David, de Miguel Ángel, de 1504, siendo limpiada en 2002

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Pie de foto,La famosa escultura del David de Miguel Ángel, de 1504, es un reflejo de cómo el Renacimiento interpretaba el arte de la Antigüedad.

Pero la mayoría de los templos y estatuas habían perdido gran parte de su color. Después de todo, habían pasado unos 2.000 años desde que se habían hecho los originales griegos coloreados.

Y este arte pálido y descolorido encajaba como un guante, ya que el objetivo del Renacimiento era diferenciarse del arte sacro, extremadamente colorido y considerado por ellos vulgar desde el punto de vista artístico.

Pero la pregunta persiste: ¿Acaso los artistas del Renacimiento que crearon una estética tan influyente no notaron las huellas de los pigmentos de color en las estatuas?

Es muy posible que hubieran podido notarlo, teniendo en cuenta que aún hoy es posible ver a simple vista el color original de algunas estatuas.

Pero no sería necesario depender solo de lo que se puede ver. Platón, considerado el padre de la filosofía política, se refirió a los colores de las esculturas en sus escritos.

En el siglo IV a. C., Platón escribió que los ojos de una estatua merecían los colores más hermosos, ya que eran la parte más hermosa del cuerpo. Pero referencias como esta pueden haber sido ignoradas por varias razones.

«Europa no estaba muy educada. Pero quería deshacerse de la opresión de la Iglesia. Entonces produjeron un ideal», dice Vinzenz Brinkman.

Y añade que, «así, el mármol blanco y el bronce oscuro pasan a ser utilizados como símbolo de sofisticación en el pensamiento europeo».

Excavación reveladora – La Artemisa de Pompeya

Fue finalmente en 1760, en Pompeya, cuando la excavación de una estatua que sobrevivió la devastadora erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C., reveló lo que la historia había borrado. : la Artemisa de Pompeya, calzada en sandalias y con el pelo rojo.

Fue un descubrimiento histórico. Había numerosos y visibles rastros de color en la piel y la ropa de la estatua. La ceniza del volcán que la cubrió había conservado parcialmente los colores.

El arqueólogo e historiador Johann Winckelmann, considerado uno de los padres de la historia del Arte Clásico, vio la estatua dos años después del descubrimiento y pudo verificar la existencia del color.

Muchos dicen que Winckelmann se negó a aceptar que la estatua fuera griega. Para él, la Artemisa de Pompeya, probablemente era etrusca, una civilización más antigua, y considerada por él menos sofisticada que la griega, que él y sus contemporáneos admiraban.

Años después, el especialista dio su brazo a torcer. Definió la Artemisa como fruto del arte griego temprano. Su conclusión, sin embargo, permaneció inédita durante dos siglos, hasta 2008. Algunos piensan que la demora fue deliberada.

El fresco de Pompeya muestra a un artista pintando una estatua, 55-79 d.C.

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Pie de foto,El fresco de Pompeya muestra a una mujer pintando una estatua (55-79 d.C.).

Y la evidencia no solo vino de la Artemisa. Un fresco, también descubierto en Pompeya, muestra a una mujer pintando claramente una estatua y con muchos colores.

La ausencia de color como símbolo de sofisticación

En 1810, unas décadas después del descubrimiento de la estatua de Artemisa, el famoso poeta alemán y estudiante de arte griego Johann Wolfgang Goethe, publicó su libro«Teoría de los colores«.

Escribió: «… las naciones salvajes, los pueblos primitivos y los niños se sienten muy atraídos por los colores brillantes, los animales se alteran con ciertos colores, y los hombres sofisticados evitan los colores brillantes en su ropa y en el ambiente que los rodea, generalmente tratando de alejarse de ellos.»

El poeta alemán J.W. Goethe

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Pie de foto,El poeta Johann Wolfgang Goethe escribió que «los hombres sofisticados evitan los colores» en 1810.

Pero Goethe, que consideraba a la Antigua Grecia como la cumbre de la civilización, fue contradicho por los hechos el mismo año en que publicó su libro.

Fue cuando se descubrió el templo de Afaya, en la isla griega de Egina, en muy buen estado. Los colores eran visibles a simple vista.

La escultura del arquero, por ejemplo, era parte de ese templo. Es obvio que, cuando se encontró la estatua, los colores ya no eran tan fuertes como en la versión restaurada por Brinkmann. Pero aun así, eran innegablemente visibles en ese momento.

En otras palabras, el templo de Afaya emergió de las excavaciones prácticamente diciéndole a Goethe: «¡Estás equivocado!»

«Él lo sabía, pero lo menospreció. Francamente se declara ignorante. ‘Lo sé, pero no quiero saberlo’. Y esto es algo que todavía vemos todos los días en la actualidad. Mucha gente y colegas dicen ‘Está bien, puedes estar en lo cierto, pero esta no es mi Antigüedad’. Mi Antigüedad … ¡Tienen sus propias Antigüedades! Las Antigüedades de cada uno: y Goethe tenía la suya», dice Brinkmann.

Las nuevas excavaciones del siglo XIX mostraron claramente el uso del color en la Antigüedad. Al respecto, se han publicado estudios de obras antiguas, como los del arquitecto Ernst Ziller.

Estudios del uso del color en la antigüedad de Ernst Ziller

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Pie de foto,Estudios del uso del color en la antigüedad de Ernst Ziller, de principios del siglo XIX.

Pintura a color de la Acrópolis, de Leo von Klenze, 1846, una reconstrucción basada en el conocimiento de la época

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Pie de foto,Pintura a color de la Acrópolis, de Leo von Klenze, 1846, una reconstrucción basada en el conocimiento de la época.

Distorsión del ideal estético

Por tanto, es justo decir que a finales del siglo XIX se hizo evidente que la Antigüedad era colorida. Pero, a pesar de todos estos descubrimientos, nuestro gusto siguió moldeado por una estética incolora al pensar en la Antigua Grecia.

«Los museos y los expertos no informaron al público acerca de los colores y adornos de las estatuas, ya que los colores y adornos estaban hasta cierto punto limitados a las culturas folclóricas no europeas, no serias», dice Brinkmann.

Mármoles de la Acrópolis en el Museo Británico de Londres, 1949

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Pie de foto,Uno de los mármoles de la Acrópolis en el Museo Británico de Londres fue pulido hasta que quedó blanco y brillante.

Aun así, continuó la devaluación del color. Basta con decir que en 1938, el Museo Británico de Londres aplicó un intenso pulido a una pieza de mármol extraída de la Acrópolis, en Atenas, hasta que quedó blanca y brillante.

Me pregunto qué pensarían mis antepasados ​​de eso. En su versión original, la Acrópolis era una fiesta de color.

Según Brinkmann, nuestro ideal estético se distorsionó más que nunca en el siglo XX, y por razones políticas.

Cita al arquitecto austríaco Adolf Loos, un influyente teórico de la arquitectura moderna, que llegó a hacer una comparación asombrosa.

«El arquitecto Adolf Loos, que es muy ideológico, dice que el color y el ornamento son crímenes de una manera muy cruda y loca. Es absurdo».

El arquitecto Adolf Loos

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Pie de foto,El arquitecto Adolf Loos impartió la conferencia «Ornamento y crimen» en 1913.

Loos llegó a asociar un sentido de «inmoralidad» con el adorno, describiéndolo como «degenerado». En opinión de Loos, es necesario suprimir el color y la ornamentación para que una sociedad se defina como moderna.

«Mirando a principios del siglo XX, podemos entender cómo se desarrolló esta nueva postura estética radical, paso a paso. El fascismo europeo contribuyó mucho a esto, a través de una fuerte renuencia a aceptar formas detalladas, ornamentos y el uso de diferentes colores», dice Brinkmann.

Explica que una figura de color refleja mejor las emociones individuales. Ahora, en un solo color, a menudo blanco, es posible proyectar cualquier ideología.

Para los nazis la falta de color reflejaba un hombre más moderno, sofisticado y superior. Y eso se utilizó para justificar sus ideologías genocidas.

Hitler frente a la estatua del Discóbolo

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Pie de foto,Hitler frente a la estatua del Discóbolo. La ideología nazi consideraba la falta de color superior.

El transporte del enorme bloque que servirá de pedestal para la estatua de mármol de Mussolini en 1930

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Pie de foto,En Roma, una multitud acompaña el transporte del enorme bloque que servirá de pedestal para la estatua de mármol de Mussolini en 1930.

Mark Abbe, de la Universidad de Georgia, en EE.UU., dice: «Estas obras fueron vistas como ejemplos artísticos de modelos universales y eternos de belleza y carácter ético para la era actual. Y esto continúa: todavía construimos estatuas de mármol, todas blancas, para rendir los máximos honores en la sociedad contemporánea «.

La escultura conmemorativa en piedra blanca de Martin Luther King, Jr. en Washington
Pie de foto,La escultura conmemorativa en piedra blanca de Martin Luther King Jr. en Washington.

La exposición Dioses a Color ya se ha exhibido en Grecia. En la cuna de este arte, la recepción fue mixta como en otras partes del mundo.

Pero, según la arqueóloga Hariclia Brekoulaki, también sirvió para desenterrar el interés de los griegos por su propio pasado. Un pasado colorido.

«Tuvo una repercusión importante. Algo como lo que Vinzenz construyó con su equipo en Alemania lamentablemente no existe en Grecia. Sin embargo. Espero que, con el tiempo, tengamos más iniciativas como esta. Incluso en los museos donde se encuentran las obras . La idea de que el color es importante y que hay que estudiarlo fue entendida por los directores e investigadores de los museos «, reflexiona Brekoulaki.

«En pos de otros malentendidos»

Brinkmann celebra la recoloración de la Antigüedad griega.

«A primera vista, crea impacto porque entra en conflicto con tus expectativas. Y al principio piensas que los colores son demasiado fuertes. Y luego vuelves y miras de nuevo, y esa impresión comienza a desvanecerse», afirma.

«Hay personas que vienen a nuestra exposición con la postura de que se trata de un modelo intelectual, y la descartan. Pero otras personas empiezan a pensar. Se van de la exposición y se dan cuenta del gran malentendido».