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Claves para sacar la visa en los Estados Unidos

Los diferentes tipos, los procedimientos y las exigencias que hay que cumplir; guía práctica para quien decide invertir en ladrillos en el país del Norte
Cuál sacar. Los beneficios migratorios están abiertos para quienes estén dispuestos a desembolsar capital, que van desde un permiso para vivir dos años hasta el camino a la residencia permanente, comúnmente llamada green card. Para este último caso aplica la visa EB-5, donde un individuo tiene que invertir US$ 500.000 en un proyecto de real estate a través de un grupo de inversión calificado como «centro regional». Estos son desarrollos aprobados por el Estado que buscan promover el crecimiento económico de una zona, mejorar la productividad y crear empleo. Pueden ser rascacielos, hospitales, escuelas o hasta shoppings. «En vez de que el inversor monte su propio negocio y de empleos directos, el centro regional hace todo el trabajo y toma al inversor como prestamista del desarrollo o como socio de la compañía constructora. El requisito para este tipo de visa es la inversión de los US$ 500.000 más US$ 50.000 de costos administrativos del sponsor. Inicialmente se obtiene una residencia permanente condicional por dos años. Una vez pasado este período, y que se pruebe la conclusión del proyecto inmobiliario, hay que aplicar para obtener la green card permanente», explica Diego Santos Sardone, abogado, licenciado en Nueva York y Nueva Jersey desde su estudio CSA Attorneys at Law en Buenos Aires.

 

Los tiempos. La aprobación por parte del servicio de Inmigración de Estados Unidos lleva entre un año y medio a dos luego de efectuada la inversión y hecha la petición formal. La aplicación es extensiva a todos los familiares directos del inversor como esposa e hijos menores de edad y solteros. Ana Teresa Rodríguez, de ATR Group quien trabaja con Coldwell Banker, asegura que hoy hay más seguridad para invertir en la EB-5, cuyos requisitos para lograr la aprobación gubernamental como centro regional suele exigir que se implanten en áreas de necesidad y desarrollo. «En cada área hay un centro regional. Yo puedo hacer un edificio de lujo en la 5ta avenida, en Nueva York, pero ese edificio no califica para EB-5. El inversor debe pedir la certificación de que fueron aprobados como tales y la experiencia de construcciones previas», comenta Rodríguez. También aconseja confirmar que el desarrollador sea dueño de la tierra y no haya buscado financiación también para eso. «Si me dices que va a hacer un proyecto de US$ 20 millones, no tiene los US$ 10 millones de tierra y se juega a que todo vaya a ser prestado, yo no me arriesgaría», acota.

 

Foto: Shutterstock

Sardone también expone que es muy importante hacer el trabajo de due diligence para escoger proyectos confiables ya que la construcción debe ser realizada en su totalidad. Si no se termina, no se podrá convertir en permanente la residencia y el inmigrante deberá abandonar los Estados Unidos. En la web oficial del servicio de inmigración se encuentra un listado de centros regionales aprobados en cada Estado. La visa EB-5 también puede obtenerse a través de un proyecto de inversión propio. En ese caso hay que desembolsar un millón de dólares y generar diez empleos directos.

Las opciones de menor inversión. Aunque el inversor compre cinco departamentos, no le otorga el derecho a quedarse a vivir. Pero la visa E-2, abre una puerta en ese camino: apunta a crear una compañía, que puede ser por ejemplo, de administración de propiedades, o property management, para que esas cinco casas se conviertan en un negocio. La Argentina tiene un tratado comercial vigente con los Estados Unidos, y por ello los ciudadanos argentinos califican para este beneficio migratorio. «Incluso se puede comprar una empresa de property management sin las propiedades, o cualquier otro negocio activo, como ser limpieza de piscinas o remodelación de casas. Podría ser cualquier franquicia», apunta Rodríguez, y menciona una cadena de heladerías que arranca en los US$ 200.000. El negocio tiene que producir ganancia, algo que el gobierno evalúa de cerca. El monto mínimo de inversión es de US$ 150.000, que si bien es menor desembolso, nunca aplica para la green card, a diferencia de la EB-5. El inversor tiene el control total de la compañía y su futuro depende de cómo lleve adelante el negocio, lo cual le exige un rol más activo. «Para tal inversión la ley establece como requisito que sea ciudadano de un país con tratado vigente -como Argentina-, que tenga más del 51 por ciento de propiedad en la compañía inversora, que haga una inversión sustancial y proporcional al tipo de negocio del que se trate, y que pueda demostrar el origen de los fondos», aporta Sardone, y cuenta que la ley de inmigración no fija un monto mínimo de capital para calificar para la visa E2. Las interpretación lo hace cada consulado. El tramite de esta visa es de un mes y se hace ante el Consulado Americano en Buenos Aires. Cuando el permiso es otorgado, tiene una validez de dos o cinco años y es renovable mientras la compañía se encuentra activa y genere ingresos suficientes para el inversor y su familia. «Pueden venir con una E-2 y luego analizar bien las opciones y asesorarse para obtener la EB-5. Esta última no produce plata, estás prestando dinero para construir donde otros no quieren, y a cambio te devuelven la residencia», cuenta Rodríguez. Romy Jurado, dueña de Jurado & Farshchian, P.L, con oficinas en Miami, aporta la posibilidad de la visa L-1, la transferencia de ejecutivos dentro de una misma compañía. «Necesitas una empresa en el extranjero, que decide abrir una subsidiaria y mandar un ejecutivo. Puede ser el dueño o un empleado que viene a trabajar. He hecho L-1 para gente que compra shopping centers, o compra y vende propiedades», explica. Esta visa culmina en residencia. Milton Dávila, director general de Quiero Vivir en USA, agrega que «la compañía en Argentina debe tener como mínimo ocho empleados y al menos tres años en actividad. Esto le exige al emigrante mantener el negocio en funcionamiento en ese país y abrir una sucursal en EEUU que al cabo de un año debería contar con al menos ocho empleados. La inversión normalmente es a partir de US$ 150.000», finaliza.

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