Que sí, que no, que sí. Finalmente, investigadores europeos aseguran que Jeanne Calment se merece el título de «la persona más vieja del mundo». Llegó a tener 122 años y 165 días.
Murió en agosto de 1997 en un geriátrico de Arlés, el mismo pueblo de Francia donde había nacido. Batió un récord mundial de longevidad, tanto en hombres como mujeres. Es decir, que ningún otro ser humano vivió tanto.
Pero no fue algo fácil de confirmar. Un estudio científico publicado este lunes, basado en nuevos documentos y modelos matemáticos, descarta un posible fraude indicado en 2018 por investigadores rusos.
A fines del año pasado, el matemático Nikolai Zak abrió una gran polémica cuando denunció que una de las hijas de la mujer habría «ocupado» su lugar. Y por lo tanto, decía que la mujer récord tenía 99 años cuando murió y no 122.
El investigador ruso estimó que no fue la hija única de Jeanne Calment, Yvonne, la que murió de pleuresía, como dice la versión oficial, sino la propia Jeanne Calment. Yvonne habría tomado la identidad de su madre, lo que le permitiría evitar entonces el pago de los derechos de sucesión. Se trataría, por lo tanto, de un fraude.
Esa hipótesis «no tiene fundamento», afirman desde la Universidad de Ginebra (UNIGE) y los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG) de Suiza, así como el Instituto Nacional Francés de Investigación en Salud y Medicina (INSERM) y la Escuela Práctica de Estudios Superiores (EPHE) de Francia.
En un trabajo publicado en el Journal of Gerontology, los investigadores europeos brindaron evidencia histórica y epidemiológica que confirma la longevidad de la mujer.
«Más de 30 años después de su muerte, Jeanne Calment es aún el ser humano que tuvo la vida más larga», indica en un comunicado la Universidad de Ginebra. La nueva investigación «demuestra que ella, lejos de los complots y malversaciones familiares, ha vivido 122 largos años», agrega el informe.
En una imagen de 1995, Jeanne Calment posa con un certificado de los Récord Guiness (AFP).
Para apoyar sus conclusiones, los autores recuperaron varios documentos históricos. Entre ellos, un artículo aparecido en la prensa local en 1934 en Arlés, según el cual una «multitud particularmente numerosa» asistió a los funerales de Yvonne, la hija de Jeanne, fallecida a los 36 años. Difícil de imaginar que esos numerosos testigos no hayan observado el fraude de identidad, «salvo que se acepte la idea de complicidad de decenas de personas», subrayan los investigadores.
«Todos los documentos hallados van en contra de la hipótesis rusa», dijo a la AFP el demógrafo Jean-Marie Robine, investigador del INSERM y de la EPHE. El experto ya había proporcionado pruebas históricas de la longevidad de Calment en 1998 en un artículo publicado en Science. También se había reunido con Calment varias veces antes de su muerte para confirmar su estatus como la persona más vieja de la humanidad.
Jeanne Calment en una imagen de 1995 (AP).
«La teoría de la conspiración del equipo ruso desafió directamente mi trabajo», explica Jean-Marie Robine. «Entonces, junto con mis colegas, no solo volvimos a analizar la encuesta histórica y demográfica desde cero, sino que también examinamos en detalle la hipótesis matemática propuesta por Nikolay Zak», continúa.
“¿Es posible vivir hasta los 122 años? Esta pregunta resume toda la controversia que rodea a Jeanne Calment. Para averiguarlo, diseñamos un modelo probabilístico basado en datos demográficos sólidos”, dijo François Herrmann, profesor en la Facultad de Medicina de UNIGE, quien colaboró en la investigación.
Reconstruyeron los datos de todas las personas nacidas en Francia en 1875, el año de nacimiento de Calment, para determinar su edad al morir. Luego repitieron el ejercicio para el año 1903 y calcularon las probabilidades de supervivencia a 100 años, luego a 101 años, 102 años, etcétera.
Concluyeron que, cada 10 millones de centenarios, una persona puede alcanzar los 123 años de edad. Aunque la probabilidad es pequeña, sirve para demostrar que el caso de Calment es posible.
A punto de cubrir 122 años, la mujer estaba ciega y casi sorda (AFP).
Cuando murió Calment, el puesto de la persona más vieja (con vida) se lo quedó alguien de «solo» 112 años, es decir, 10 años menos. Pero cada vez hay más “supercentenarios”. Desde entonces, una persona cumplió 119 años y otras cinco soplaron 117 velitas. «La brecha se está reduciendo. La señora Calment simplemente se adelantó un poco a su tiempo», indicó Herrmann.
¿Cuál es el secreto de su longevidad? Según los investigadores, puede ser una mezcla entre buena herencia genética y suerte. «Muchos de los ancestros de Calment vivieron un tiempo particularmente largo, al igual que su hermano. Además, la familia era acomodada y educada, dos factores socioeconómicos que -aún hoy- predisponen a una buena longevidad», explicó Jean-Marie Robine.
Lamentablemente, es imposible seguir el hilo de esta familia tan peculiar, porque el nieto de Calment murió joven en un accidente de tránsito. Y sin descendencia.