El país es la cuna de grandes inventos cuyos beneficios se globalizaron; cómo es vivir una experiencia allí y cuáles son las oportunidades para estudiantes y viajeros sub 30
LA NACION
Wi-Fi, una necesidad de los tiempos modernos es un invento australiano, lo mismo que la caja negra de los aviones o la tecnología de Google Maps. Con 15 premios Nobel en su haber, una de las bases de su progreso e innovación es promover e incentivar los institutos de investigación de las universidades, que son públicas, pero a las que hay que pagar para asistir y están entre las 50 mejores del mundo. «Las universidades reciben una subvención del Estado de acuerdo con la cantidad y calidad de sus investigaciones», explica Carola Wober, agente educativa calificado por el gobierno de Australia y organizadora de la feria anual Australia Educa. Es así como los centros de investigación dedican tiempo y esfuerzo con excelentes resultados.
Este país dio un vuelco en 1982 para pasar de una economía muy cerrada, a una muy abierta en la que, según comenta Norma Ramiro, directora comercial de la oficina del gobierno de Australia de Comercio e Inversiones, «se puede abrir una empresa en 24 horas»,
Según los datos de Ramiro, en este territorio de más de 7 millones de kilómetros cuadrados viven sólo 24 millones de personas que gozan de una buena calidad de vida. «Es el único país de la OCDE que no entró en recesión financiera durante la crisis económica mundial de 2008-2009», comenta. Tiene regulaciones transparentes, un sistema financiero sólido y desregulado y una inflación del 2% anual.
«Australia crece a través de la innovación», dice Ramiro, «nos conocen mucho por los koalas y los canguros, pero pocos saben que el Wi-Fi viene de allá». La economía de Australia tiene un crecimiento ininterrumpido de 26 años. En 2016 fue del 2,9 por ciento. Parte importante de la economía está basada en la exportación de servicios y tecnología
Vacaciones y trabajo
Recibe 4 millones de turistas por año que colaboran con el 3 por ciento del PBI. La visa Work and Holidays, que permite a los menores de 30 trabajar mientras viajan, cuesta 440 dólares australianos y forma parte de un convenio bilateral con la Argentina y de los requisitos.
Nico U. tiene 23 años, se recibió de la carrera de Administración de Empresas en la UBA a fines de 2016 y poco tardó en subirse a un avión hacia la «tierra prometida», con la visa reglamentaria para trabajar mientras viaja por el país. La visa requiere además al menos dos años de estudios universitarios y se advierte que no se puede trabajar para un solo empleador por más de 6 meses, a menos que esté justificado, por ejemplo en el caso de las au pair, que cuidan a chicos. En 2016 aplicaron para esta visa 726 jóvenes. Una cifra en ascenso desde 2012, cuando viajaron 240.
Con algo de información a través de sitios como el de la embajada de Australia, redes sociales y blogs, pero también con la emocionante expectativa de «vivir el día a día, un poco a la deriva, sin un plan fijo», partió hace ya seis meses y asegura que es una experiencia tan buena que ya piensa en aplicar a una extensión de la visa por un año más, completando los dos años que permite la reglamentación.
«No niego que los primeros días pueden ser más difíciles», dice, en comunicación vía llamada de WhatsApp. «En realidad el primer mes puede ser un poco caótico, hasta que se empieza a conocer a la gente, cómo funciona el trabajo. Mi primer destino fue Manly Beach, cerca de Sydney y poco a poco me fui asentando. Una vez que esto sucede, todo es muy fácil en Australia.»
Los trabajos disponibles part time se pagan por hora, a unos 20 o 25 dólares australianos por hora (100 dólares australianos son 73,72 dólares estadounidenses). «Hay mucho trabajo y hay que tener la cabeza abierta para tomar las oportunidades, ya que con solo 3 días de trabajo se puede pagar la renta semanal.» Pueden ser limpieza de barcos, mozos en restaurantes y hoteles, algunos trabajos de jardinería o en la construcción, por ejemplo. «Y hasta se puede volver con algo de plata también, aunque los que conozco que están acá quieren viajar y conocer todo lo posible de este país que es muy grande y muy diverso».
Vale aclarar que no se fomenta que personas desocupadas en la Argentina viajen a buscar un empleo, sino que puedan vivir una experiencia y volver a su país de origen.
Estudiar en Australia
Los servicios educativos (cada año se reciben a 600.000 estudiantes extranjeros) son el segundo ingreso más importante en la economía australiana.
Muchos estudiantes solventan sus gastos también trabajando, «ya que si un profesional aplica a una visa de estudiante puede trabajar 20 horas semanales durante la cursada y full time durante sus vacaciones», dice Ramiro.
Carola Wober se entusiasmó con Australia a partir de su propia experiencia, cuando, con su pareja, se fue a los 20 años. «Había una movida importante desde Australia para captar a profesionales de diferentes áreas, como ingeniería.» Su pareja se postuló para una visa de trabajo, y, como dicta la reglamentación australiana, ella adquirió de esa manera el derecho a trabajar.
«Cuando tenés una relación de convivencia de más de un año, que podés probar, el compañero o compañera puede ser un partner de visa. La persona que acompaña puede trabajar a tiempo completo mientras que la otra persona hace una maestría, por ejemplo. Y una vez que la persona que estudia se recibe, ambos tienen derecho a trabajar en Australia durante dos años más», asegura Wober.
En materia de becas, Antonella Guidoccio, hoy coordinadora de Evaluación en el Ministerio de Modernización, se ganó en 2012 una beca completa del gobierno australiano para realizar una maestría de política y gestión pública. Incluyó pasaje, seguro médico estadía y estudios mas una suma mensual para mantenerse. «Yo venía siguiendo el tema de las becas porque me interesaba postularme. Finalmente lo hice, a la Australian Development Award y a la Australian Leadership Award y recibí una comunicación de que tendría una entrevista de la cual participaron 5 personas. Cuando la gané (para ello tuvo que prepararse, y mucho), me dieron la posibilidad de elegir cualquier universidad.»
Según su experiencia, «al principio fue un poco duro porque había pocos latinos. Pero al poco tiempo me encontré con una sociedad cálida y amigable, y con los estudiantes, de todo el mundo, logramos un grupo muy bueno. Académicamente, es interesante la convergencia permanente entre teoría y práctica».
Además de las muchas becas que ofrecen las diferentes universidades, hasta el 30 de junio de 2017, (¡ a las 11.59!) hay tiempo para presentarse a becas desde la página web de Endeavour.
Una oferta de universidades
El 23 de mayo en el hotel Sofitel de Buenos Aires se hará la quinta edición de la feria Australia Educa, impulsada por la embajada de ese país. Habrá representantes de las principales universidades australianas y colleges de inglés.
Habrá más de 20 stands, y seminarios gratuitos, foros de estudiantes argentinos que contarán sus experiencias. Más datos: g: