Tres grupos extremistas cohabitan en un convulso juego de poder en Afganistán: el Talibán, al Qaeda y Estado Islámico.
Tras la salida de las fuerzas occidentales y la llegada del Talibán al poder, los expertos temen una posible nueva era del yihadismo en Oriente Medio y Asia central.
Al Qaeda y Estado Islámico (EI) puede que hayan sido debilitados en los últimos años, pero siguen activos y ahora podrían reforzarse.
Comparten una ideología fundamentalista al igual que el Talibán, pero estos tres grupos tienen aspiraciones y métodos distintos.
«El Talibán es el jugador más significativo de Afganistán. Al Qaeda es un grupo transnacional yihadista que busca reconstruir sus redes. Estado Islámico también, pero tendrá una batalla cuesta arriba dado que es enemigo mortal tanto de al Qaeda como el Talibán», resume Colin Clarke, investigador y analista de seguridad en el Soufan Center de Nueva York.
En BBC Mundo te explicamos las diferencias más importantes.
Origen
Al Qaeda y los talibanes emergieron en la resistencia contra la invasión soviética a fines de los 80 y las disputas internas de Afganistán a comienzos de los 90.
Estado Islámico surgió años más tarde, a partir de soldados iraquíes y la franquicia de al Qaeda en Irak durante la invasión estadounidense en 2003.
Al Qaeda fue fundada por el millonario saudí Osama Bin Laden a finales de los 80. En español, significa «La Base» o «La Red», y servía precisamente como unared de apoyo logístico y armamentístico a los musulmanes que pelearon contra la Unión Soviética.
Para ello reclutó individuos de todo el mundo islámico.
Una vez derrotados los soviéticos, un grupo de jóvenes guerreros y estudiantes de la etnia pastún al norte de Pakistán y sur de Afganistán, conocidos como talibanes, ganó cada vez más popularidad.
Prometían restaurar la paz y seguridad en Afganistán y su versión austera de la sharía, la ley islámica, una vez en el poder.
Pronto lograron apoyo suficiente, conquistaron Kabul y controlaron prácticamente todo el país a partir de 1996.
Para entonces, al Qaeda ya era mucho más que una red de apoyo logístico. Se había convertido en una organización yihadista de pretensiones globales. Y el régimen talibán, por gratitud y a cambio de financiamiento, les acogió en Afganistán.
La facción de al Qaeda en Irak fue precursora directa de Estado Islámico y actor protagonista en la resistencia contra las fuerzas extranjeras desde 2003, cuando EE.UU. invadió el país.
En 2006, al Qaeda en Irak incorporó a otros grupos extremistas y adoptó el nombre de Estado Islámico de Irak, aspirando a competir contra las ideas originales de al Qaeda y convertirse en líder universal del islamismo.
Después de 2011, cuando Estado Islámico penetró en Siria y ganó cada vez más poder en la guerra civil, se hizo llamar Estado Islámico de Irak y Levante, autoproclamó un califato y se distanció definitivamente de al Qaeda.
Interpretación del islam
Expertos consultados por BBC Mundo indican que el Talibán, al Qaeda y Estado Islámico comparten una visión bélica y extremista de su religión.
Además, los tres practican la rama sunita del islam, una interpretación más estricta de principios que el chiismo, la otra rama. Muchos conflictos entre países musulmanes tienen su origen en esta división.
«Creen que la violencia, en nombre de la fe, está justificada, que es un deber y quien no luche, es mal musulmán», apunta a BBC Mundo Michele Groppi, investigador de Orden Internacional del King’s College en Londres.
«Los tres grupos creen que la vida social y política no pueden separarse de la religiosa«, agrega.
«Al igual que la Biblia, el Corán tiene versículos duros, muy fuertes. Pero la gran mayoría de musulmanes, en general, rechazan esos principios violentos. Dicen que eran válidos al principio de la fe, cuando estaba amenazada. La yihad, la guerra santa, tenía sentido entonces», cuenta el investigador.
Sin embargo, el grado de extremismo entre los tres grupos varía según sus objetivos. Los expertos sitúan aquí la mayor diferencia.
Objetivos
El Talibán pretende instaurar la ley sharía en Afganistán. La última vez que lo hizo implantó un régimen estricto, especialmente contra las mujeres.
Ante el recuerdo de la experiencia talibán entre 1996 y 2001, muchos afganos han huido en masa del país en las últimas semanas, temiendo que ahora que tienen el poder se repita la historia.
Aún así, «las enseñanzas de los talibanes son menos radicales en comparación con al Qaeda y Estado Islámico. Pretenden restaurar Afganistán a través de un pasado musulmán idealizado», explica a BBC Mundo Daniel Byman, experto en terrorismo y Oriente Medio en la Universidad de Georgetown en Washington DC, Estados Unidos.
«La gran diferencia es que mientras al Qaeda y Estado Islámico tienen aspiraciones internacionales, los talibanes no pretenden cambiar otros países musulmanes. Se centran solo en Afganistán», apunta Byman.
Irónicamente, al Qaeda y Estado Islámico coinciden en su fin último de crear un califato. Es decir, un proceso de elección de líder religioso y político de todos los musulmanes del mundo donde imperen exclusivamente las leyes del islam.
«Pero difieren en que mientras EI quiere crear un califato desde ya, al Qaeda piensa que es demasiado pronto. Considera que la comunidad yihadista y las sociedades musulmanes no están preparadas. No es su prioridad», agrega Byman.
Enemigos
El Talibán, al Qaeda y Estado Islámico comparten un enemigo lejano: Estados Unidos y Occidente.
«También tienen enemigos cercanos, los que ellos consideran apóstatas, que son los gobiernos que apoyan a Estados Unidos y Occidente o los que han rechazado la visión más religiosa del islam y han optado por la división entre el estado y la iglesia, un fundamento común en sociedades occidentales», dice Groppi a BBC Mundo.
Ejemplos de estos gobiernos apóstatas serían Irán o Siria, aunque dichas enemistades a veces son puestas en duda. EE.UU. ha denunciado en más de una ocasión posibles cooperaciones entre el gobierno chiita de Irán y el grupo sunita al Qaeda.
«Desde el comienzo, Estado Islámico fue más violento que al Qaeda y llevó a cabo, además de una guerra contra Occidente, una lucha sectaria contra otros musulmanes que no compartían su ideología», diferencia Byman.
De hecho, el experto especifica que el enemigo principal de al Qaeda sigue siendo EE.UU., mientras que EI prioriza atacar a comunidades chiitas y otras facciones religiosas minoritarias dentro de Oriente Medio.
«Al Qaeda también considera a los chiitas como apóstatas pero cree que matarlos es demasiado extremo, una pérdida de recursos y perjudicial para el proyecto yihadista», dice Byman.
EI, por otra parte, también es enemigo del Talibán, al que ve como «traidor por negociar con Estados Unidos», explica Groppi.
Sin embargo, periféricamente están conectados a los talibanes a través de un tercer grupo.
Según los investigadores, existen fuertes vínculos entre la facción de EI en Afganistán y la llamada red Haqqani, que a su vez está estrechamente vinculada a los talibanes.
En resumen, en la lucha por el liderazgo yihadista, EI tiene varios frentes abiertos. Entre ellos, contra el Talibán en Afganistán y contra Al Qaeda a nivel global desde que rompieron vínculos en 2014.
Métodos
Para combatir Estados Unidos, al Qaeda ha empleado ataques dramáticos y de alto impacto como los del 11-S en Nueva York, para activar al mundo musulmán y amedrentar a Washington para que se retire de sus tierras, en especial de Arabia Saudita y sus lugares sagrados.
También lanza campañas propagandísticas para convencer a musulmanes de que la yihad es su obligación y que los objetivos de Al Qaeda son prioritarios sobre los locales.
«Estado Islámico también pleantea esos argumentos, pero con un enfoque mucho más violento. Ambicionan controlar territorio, consolidar y expandir su posición para crear un gobierno donde los musulmanes vivan bajo su interpretación de la ley musulmana», explica Byman.
«Para EI, el terrorismo es parte de la guerra revolucionaria. En territorios bajo control, celebraban ejecuciones masivas, decapitaciones públicas y violaciones. Buscaban aterrorizar a la población para someterla. Al Qaeda, si cabe, tiene un enfoque algo más gentil», agrega el experto.
La campaña expansionista de EI le llevó a controlar amplios territorios en Irak y Siria, con un máximo apogeo entre 2014 y 2017.
En los últimos años sufrieron cruentas derrotas y perdieron mucho de lo ganado frente a fuerzas occidentales y sirias, estas últimas con apoyo ruso.
Sin embargo, en Afganistán se asienta una facción llamada Estado Islámico del Gran Jorasán, que ahora siembra miedo y ataca poblaciones y etnias minoritarias en el país y el pasado jueves protagonizó un ataque suicida en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, matando a cerca de 200 personas.
Por su parte, el Talibán ha empleado tácticas de guerra y ataques contra el gobierno y fuerzas de seguridad afganas en las últimas semanas, priorizando la toma de ciudades importantes hasta finalmente hacerse con Kabul, la capital.
Según capturaba provincias, locales han reportado ejecuciones de soldados afganos e imposición de castigos y restricciones, sobre todo a las mujeres.
Sin embargo, Groppi dice a BBC Mundo que, a pesar del uso de la fuerza, «el avance talibán también se explica en una campaña propagandística en que han logrado convencer a la población, sobre todo rural, de que son la solución a muchos problemas del país, especialmente la corrupción».
Reclutamiento
El Talibán, al Qaeda y Estado Islámico se han valido de reclutamientos locales a los que logran convencer para sus causas respectivas.
Inciden en la necesidad de la yihad, la lucha, para salvar y «purificar» su religión.
No obstante, las pretensiones globales de al Qaeda y Estado Islámico también los ha llevado a incorporar efectivos más allá de Oriente Medio.
«En esto, EI ha sido el más exitoso. Capitalizó el poder de internet. En Irak y Siria tenía mucha fuerza de marca: una bandera, un territorio, prácticamente un Estado», dice Groppi.
«Los esfuerzos en redes sociales de EI han sido impresionantes y lograron movilizar mejor a individuos en Occidente que, al tener poco o nada de contacto con la organización y no haber podido viajar a Siria o Irak, planificaron ataques dentro de sus propios países«, explica Byman.
Entre ellos, los sonados ataques de París en 2015, donde militantes de EI (algunos habían estado en zonas de combate) mataron a 130 personas, considerada la mayor atrocidad en tiempos de paz en décadas.