La fascinación de Juan Friedrichs por el Antiguo Egipto se despertó aún antes de que aprendiera a leer y escribir. Delante de la pantalla de la televisión quedaba en suspenso ante cualquier imagen de esa civilización. Y mientras otros chicos jugaban al fútbol, él se entretenía reproduciendo con plastilina el deslumbrante sarcófago de Tutankhamon.
Unos 12.000 kilómetros separan a Egipto de Formosa, donde vive Friedrichs. En cambio es incalculable la distancia que mediaba entre sus febriles fantasías infantiles y la posibilidad de integrar un equipo que practicara excavaciones en uno de los sitios arqueológicos más ricos de ese país. Sin embargo, hoy Friedrichs es parte del Amarna Project, una misión arqueológica que realiza excavaciones en Amarna, la ciudad fundada por el faraón Akhenaton y su reina Nefertiti.
«Esta ciudad es conocida como la Pompeya de Egipto, porque tras su abandono y posterior desmantelamiento, en el siglo XIV AC, todo quedó en su lugar: los hornos de pan, los utensilios, las herramientas de agricultura», explica Friedrichs, de 49 años, nacido en Buenos Aires, doctorando en Artes Visuales de la UNA y responsable del Museo Provincial de Ciencias Naturales de Villa Escolar, en Formosa.
Cubierta desde hace 3000 años por la arena, Amarna fue abandonada por la corte real poco después de la muerte de Akhenaton. Luego los edificios de piedra fueron desarmados y sus partes fueron reutilizadas para otros templos en otros lugares, pero el sitio de la ciudad nunca más fue reocupado. Entonces los vestigios de aquella capital quedaron ocultos por el desierto.
«Al nivel del piso, con un pincel vamos quitando la arena hasta dejar al descubierto la piedra de los cimientos de los edificios. Después reproduzco esas líneas en un plano y de esta manera cada año se va a agregando un sector más al plano general del Gran Templo al Aton», dijo Friedrichs, y contó que en Amarna se edificó empleando la técnica de los ‘talatats’: un método de construcción con bloques de piedra de unos 53 centímetros de largo y 30 de alto, que eran fáciles de acarrear para una persona.
Friedrichs llegó a esta ciudad el 20 de febrero para sumarse por cuarta temporada al Proyecto Amarna, liderado por el egiptólogo británico Barry Kemp, profesor de la Universidad de Cambridge, que trabaja en el yacimiento arqueológico desde hace 40 años. Además, conforman el equipo interdisciplinario una decena de especialistas internacionales.
Lejos de los frenéticos avatares de los arqueólogos hollywoodenses, el equipo de Kemp lleva una vida rutinaria y de una austeridad monástica. Se aloja en una casa ubicada en medio del desierto, construida a principios del siglo XX por una expedición alemana.
Cada día, los integrantes de la misión se despiertan alrededor de las 6, cuando aún es de noche y el frío intenso. A las 6.45 parten hacia la excavación, a tres kilómetros de distancia. Allí trabajan hasta las 14. Luego vuelven a la casa, donde por la tarde clasifican piezas y redactan fichas. Se trabaja de sábado a jueves; los viernes el equipo tiene franco, que en Egipto equivale al domingo occidental.
«En la preservación del Gran Templo de Aton corremos dos carreras a las vez: una contra el deterioro del tiempo, y otra contra el avance de un cementerio próximo que se está expandiendo y amenaza con cubrir partes del edificio», contó Friedrichs, el único argentino en haber integrado el Proyecto Amarna desde su inicio, en 1977.
Situada junto a la ribera este del río Nilo, Amarna fue construida por el faraón Akhenaton y consagrada al culto de un único dios: Aton, una manifestación del sol. Hoy es uno de los sitios arqueológicos más vastos, ya que el yacimiento está compuesto por una ciudad íntegra del Antiguo Egipto.
Fragmentos de vasijas con decoraciones de colores e inscripciones, partes de las decoraciones del templo, huesos de animales, espinas de pescados, semillas, trozos de carbón y jirones de ropa aportan información sobre la alimentación, las enfermedades, la vida doméstica y religiosa en Amarna. Aunque se trabaja sobre restos muy incompletos, Friedrichs explica cómo el talento de los especialistas desempeña un rol fundamental: «Con un fragmento de granito del lóbulo de una oreja, Marsha Hill, del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, es capaz de reconstruir la forma completa de una estatua».
Uno de los principales atractivos turísticos de Amarna son 25 tumbas excavadas en la roca, que exhiben en su decoración un detallado registro pictórico de la corte de Akhenaton y la vida en la ciudad.
Kemp fue invitado a visitar la Argentina en septiembre, donde dictará seminarios y cursos en las ciudades de La Plata y Buenos Aires.