La crisis del COVID-19 se convirtió en una oportunidad desde el punto de vista educativo. Y es que funcionó como un sacudón positivo que adelantó por 20 años la activación formal de la educación virtual. Así lo dijo a Radio Sputnik el doctor en Ciencias de la Educación y Estudios del Desarrollo Ramón Eduardo Azócar Añez.
Según el también docente universitario y escritor de dilatada trayectoria y con más de cuarenta libros publicados en los géneros de poesía, narrativa y ensayística, cuyo aporte investigativo ha estado orientado, entre otros temas, hacia el uso de nueva tecnología para el fortalecimiento de la modalidad de la educación virtual en el marco de la modernidad líquida y la sociedad del riesgo, la pandemia del coronavirus «activó la educación virtual y vino a consolidarla en un camino donde venía dando trastos y acercamientos temerosos».
–En términos generales, ¿en qué medida la pandemia del coronavirus resultó ser dañina para el sector educación?
–La situación de pandemia mundial no era un asunto extraño para la comunidad científica mundial. El propio Bill Gates en el año 2017, comenzó su cruzada particular contra las pésimas condiciones de algunos de los sistemas de salud que amparan a la población mundial; tras el ataque de virus como el ébola, en África, y el zika, en América Latina, Bill Gates alertó de la necesidad de crear nuevos fármacos y vacunas que se impongan rápidamente a estas enfermedades emergentes. En ese momento Gates recomendó que se tomaran las medidas necesarias para prevenir cualquier situación de pandemia; y advirtió que de presentarse una situación en este tenor la responsabilidad recaería directamente sobre la creciente burocracia del Gobierno estadounidense, ya que esta no está preparada para lidiar con mutaciones capaces de convertir un virus convencional en una cepa peligrosa. En ese momento la solución para Gates estaba en invertir en otros enfoques, como medicamentos antivirales y terapias de anticuerpos que puedan acumularse o fabricarse rápidamente para detener la propagación de enfermedades pandémicas o tratar a las personas que han estado expuestas.
Hoy el COVID-19 es una realidad y está acá, con nosotros; ahora bien: ¿vino a impactar de alguna manera negativa al Sistema Educativo mundial? No lo veo como un impacto negativo, sino como un sacudón positivo que adelantó por veinte años la activación formal de la educación virtual. Gracias al COVID-19, se han mostrado las debilidades que tienen los países para mantener la prosecución escolar y académica. El problema está en los países subdesarrollados de continentes como África y Latinoamérica, donde la conectividad tiene muchas deficiencias; eso sumando los problemas de inestabilidad del sistema eléctrico que hace complicado activar mecanismos de comunicación en tiempo real por la vía de Internet que garantice plataformas educativas que logren sus objetivos instruccionales en los diferentes niveles del sistema educativo moderno.
Pudiese sumarse el problema de acceso a tecnología informática que garantice el uso de periféricos para estar en tiempo real conectados con los programas formativos ofertados por Escuelas e Instituciones de Educación Superior; pero eso es algo que ya se ha venido contrarrestando en estos países subdesarrollados, por la vía de donaciones y de políticas educativas de apoyo directo a la educación virtual, por parte de los Gobiernos y las organizaciones internacionales de apoyo a la tecnología educativa.
No podemos calificar el impacto del COVID-19 como negativo al sistema educativo, sino como una situación de catástrofe y conmoción mundial que activó la educación virtual y la vino a consolidar en un camino donde venía dando trastos y acercamientos temerosos, por el solo hecho de la resistencia al cambio, ya que la educación presencial y semipresencial, permitía procesos de enseñanza-aprendizaje más directos y menos creativos.
Es importante destacar acá la diferencia entre modalidad de educación virtual y educación a distancia; la virtual hace uso exclusivo de los medios informáticos y telemáticos para el logro de sus objetivos; la educación a distancia, por su parte, combina las acciones con la presencialidad en ocasiones puntuales y restringe la valoración final de las actividades a evaluaciones directas, aplicadas en un espacio físico donde interactúen los estudiantes y sus docentes, situación que sigue siendo un problema para la realidad en la que nos mantiene sumergidos el COVID-19. Pero si resumimos en una sola palabra una respuesta a tu consulta, diría que el COVID-19 vino a consolidar la educación virtual en el mundo; después del COVID-19, la educación del futuro será tal cual hoy se está presentando: virtual, interactiva y bidireccional.
Otra cosa, la educación en tiempos del COVID-19, es una educación familiar, donde los grupos sociales organizados entorno a la familia los involucran en el debate de las tareas y actividades, al punto de hacerlos partícipes de discusiones y de temas que si no se dieran en las condiciones que se dan, jamás los familiares se hubieran enterado de que estudiaba un hijo o hija, o familiar cercano. El COVID-19 vino a unir la familia y a hacerla jugar cuadro cerrado para protegerse de él y de las consecuencias de una pandemia que aún es desconocida en sus daños colaterales a la humanidad.
–¿Cuáles serían las deficiencias de los sistemas educativos, entre ellas latinoamericanos, que se fueron desnudando por el COVID-19?
–Como ya expliqué anteriormente, el problema de la prosecución escolar y académica en tiempos de la pandemia del COVID-19, es conectividad, en un primer momento que yo calificaría de práctico-operativo; pero a ello hay que sumar problemas de tipo pedagógico y didácticos. Una cosa es la pedagogía y otra la didáctica; la pedagogía se ocupa de cuestiones globales de la educación, de las estrategias para organizar, coordinar, llevar adelante actividades de clases que conlleven al beneficio social de formar efectivamente a las personas en los saberes que les permitirán insertarse en la sociedad para contribuir a su desarrollo y progreso; la didáctica por su lado, es el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de los métodos prácticos que cada docente enfoca y orienta. En el plano pedagógico todos los sistemas del mundo están coordinados, responden a un criterio teórico y práctico estándar que las comunidades científicas han aceptado y han incluido en sus programas curriculares de formación, donde hay diferencia en el uso de la didáctica, ya que ella exige materiales y métodos a los cuales no todos los países tienen acceso, allí entra la tecnología de punta al servicio de los países más desarrollados y el uso de Internet de manera ininterrumpida y bajo el criterio de plataformas estables, con sistemas eléctricos estables, que auguren éxito en los objetivos instruccionales planteados en cada asignatura que se imparta.
Puntualizando en deficiencias de los sistemas educativos latinoamericanos para impartir la modalidad virtual de educación, única estrategia segura en tiempo del COVID-19, para minimizar el índice de contagios, se tiene la imposibilidad de mantener un sistema de conectividad estable y continuo, así como la debilidad manifiesta para adquirir aparatos periféricos de tecnología de punta, así como software educativos avanzados, que les permitan diseñar espacios virtuales adecuados donde se pueda validar un conocimiento aprendido de manera correcta y eficaz por un sujeto o estudiante que realmente sea el que está inscrito en el programa escolar o académico. No hay garantía de formar de manera eficiente y eficaz al estudiante inscrito en el curso, porque el acercamiento a él es limitado. En países desarrollados hay estrategias y software de primera generación que han superado esta limitación y aseguran en un 85% que el estudiante evaluado es el inscrito y es la persona que está en ese proceso de prosecución escolar o académica para alcanzar dominar saberes.
Es importante comprender que el proceso evaluativo en la formación escolar y académica es fundamental; entendiendo la evaluación como proceso continuo y permanente, que permite ir verificando los avances y el desarrollo de los aprendizajes, tanto a los docentes como a los propios participantes; la actividad evaluativa se asume como una acción más del proceso didáctico y no como una actividad de control y sanción para los estudiantes; esto implica la necesaria participación activa del estudiante en el proceso evaluativo y la combinación de distintas modalidades que se conocen como la heteroevaluación, autoevaluación y coevaluación. Estos parámetros son posibles de cubrir solamente en plataformas estables de conectividad, donde esto no existe, la modalidad virtual, o cualquier modalidad educativa, no alcanza sus objetivos, fines y metas.
–¿En qué medida las lecciones brindadas por el COVID-19, podrían servir de un impulso para severas reformas en el sector educativo?
La respuesta está más que evidente, está ante nuestros ojos: hay que reformular los sistemas educativos del mundo para hacerlos más eficientes en lo pedagógico y didáctico, de ese modo la modalidad virtual y a distancia, impulsarían la inversión de los Estados Nacionales en tecnología de punta que mejore la conectividad y el acceso de los docentes y estudiantes a equipos periféricos de transmisión digital desde donde garantizar plataformas estables de enseñanza-aprendizaje.
–Educación presencial vs. educación virtual: ¿en qué medida tiene fundamento contraponer estas dos formas de educación?
–No se trata de «contraponer estas dos formas de educación», la presencial y la virtual, se trata de hacerlas complementarias, de eso es lo que se trata. Pero a su vez, en los casos límites como lo ha exigido la situación de pandemia del COVID-19, deben tener la robustez cada una de las modalidades de poder activarse por separado y lograr los objetivos, fines y metas del proceso de enseñanza-aprendizaje.
–La Universidad 2.0: ¿qué comprende este término?
–En ciencias de la educación hay una distinción, en tecnología educativa, que se conoce como educación 1.0, este se refiere a un proceso unidireccional en su mayor parte, en donde los alumnos adquieren la información generalmente de manera pasiva proporcionada por los docentes, lo que induce al estudio individual; trabajan sus contenidos a través de apuntes, artículos, libros de texto, vídeos y, en los últimos tiempos, la web. Es similar a la generación de la web (web 1.0), que se caracteriza por ser estática, contenedora de documentos que jamás se actualizaban y solamente permitían su lectura; lo que equivaldría a proporcionar información de manera pasiva y lineal.
Por educación 2.0, o «Universidad 2.0», no existe una definición precisa acerca de ella, se toma de la idea de web 2.0, donde se hace hincapié de que las nuevas tecnologías se apropian de los sistemas de información educativa. La web 2.0 es un concepto que se acuñó en 2003, y que se refiere al fenómeno social surgido a partir del desarrollo de diversas aplicaciones en Internet; el término establece una distinción entre la primera época de la web, donde el usuario era básicamente un sujeto pasivo que recibía la información o la publicaba, sin que existieran demasiadas posibilidades para que se generara la interacción, y lo que se ha conocido desde la revolución de la informática, a partir de la década de los noventa del pasado siglo XX, que supuso el auge de los blogs, las redes sociales y otras herramientas relacionadas con el mismo.
La Universidad 2.0, vino a producir un fenómeno social que cambió para siempre la relación con la información y la relación entre estudiante-docente, porque los hizo parte de ella. En un aspecto puntual, las características de la Universidad 2.0 gravitan en un posicionamiento estratégico donde la web funge como plataforma y aula de clase; un posicionamiento del usuario, donde el estudiante y el docente controlan sus propios datos; y se consolidan las competencias centrales de servicios en cuanto a invertir en conectividad, brindando un aprovechamiento de la inteligencia colectiva. Los avances tecnológicos han permitido que el nuevo modelo sea exitoso en cuanto a que favorece el proceso de grandes volúmenes de información, la velocidad de los buscadores, el trabajo colectivo y el manejo de la información multimedia, a un número elevado de personas. Es la masificación real del proceso de enseñanza-aprendizaje.
En el futuro, aunque ya se habla de eso, viene la Universidad 4.0, se orienta hacia la creación de la innovación inteligente en el campo de la ciencia y la tecnología y en el campo de la vida académica universitaria con la renovación del aprendizaje-enseñanza a partir de un currículo inteligente 1.0, donde la inteligencia humana y la inteligencia artificial adquieren el protagonismo del ser y el sentido de la universidad; la Universidad 4.0, sería una versión distinta de su esencia con respecto a la formación profesional: de la visión tradicional anclada en las murallas que resguardaban el saber en bibliotecas y aulas, ahora se transita a la visión ilimitada del saber con la realidad digitalizada, sin muros, tendiendo a conformarse como un ente organizador de la formación y del aprendizaje, bajo criterios de abordaje en red de las discusiones en torno a los saberes y la cocreación colaborativa y participativa entre nodos humanos y nodos inteligentes que intercambiarán y construirán la enseñanza y el aprendizaje.