Si hoy le preguntas a un grupo de personas por qué debería ser más recordado el erudito del siglo XVIII Benjamín Franklin, y lo más probable es que surjan una variedad de respuestas.
¿Fue principalmente un hombre de letras, que se convirtió en un impresor, editor, periodista y autor exitoso, con un ingenio y una perspectiva filosófica únicos?
O tal vez debería ser más celebrado como un venerado estadista, por haber sido Padre Fundador y el primer embajador en Francia, un papel que condujo a la alianza franco-estadounidense, que resultó integral en la Revolución de las Trece Colonias, Revolución estadounidense o Revolución de Estados Unidos (1763-1783).
Tal es su reputación que algunas personas todavía lo nombran (erróneamente) como presidente de EE.UU.
Pero siempre habrá quienes consideren ante todo a este titán de la historia de ese país como uno de los principales científicos e inventores de su época.
abajar para hacer algo más flexible, lo que dio como resultado un tubo hecho de secciones con bisagras unidas por un platero local.
Se lo envió apresuradamente a su hermano con instrucciones sobre su uso mucho menos doloroso.
5. Bifocales
Al ser miope e hipermétrope en su vejez, Franklin llegó a la conclusión de que cambiar constantemente sus diferentes pares de gafas era una molestia de la que podía prescindir.
Al cortar ambos tipos de lentes por la mitad, creó un par de anteojos con la mitad superior ideal para ver a largas distancias y la mitad inferior más adecuada para leer de cerca.
En los últimos años se han planteado algunas dudas sobre si él fue el verdadero inventor de los bifocales o simplemente uno de los primeros en adoptarlos, pero ciertamente los convirtió en un invento llamativo.
6. Brazo largo
Junto con los bifocales, el brazo largo ayudó a Franklin a satisfacer su amor por la lectura en la vejez, cuando su salud se deterioró en la década de 1780.
La pista está en el nombre: se trataba de un dispositivo de agarre, hecho de un trozo de madera con dedos en forma de garras en el extremo que podían manipularse tirando de un cable, para que fuera más fácil agarrar un libro del estante superior sin tener que trepar escaleras.
7. Tazón de sopa
Es cierto que inventar el plato de sopa no parece nada impresionante.
Éste, sin embargo, era uno en el que la sopa que no se podía derramar.
Franklin quería poner fin a los accidentes mientras navegaba en el mar, cuando el barco se meneaba en todas las direcciones, por lo que ideó una solución simple pero elegante.
Su diseño tenía el cuenco habitual en el centro, pero estaba rodeado de recipientes más pequeños alrededor del borde.
Cuando algo hacía que la sopa se regara, terminaba en uno de esos mini tazones en lugar de caer sobre la mesa.
8. Armónica de cristal
¿Has oído ese sonido sobrenatural que se produce al frotar un dedo humedecido sobre el borde de una copa de vino?
Eso inspiró el instrumento musical de Franklin, la armónica.
Fabricada alrededor de 1761, constaba de 37 cuencos de vidrio alineados sobre un eje giratorio, que el intérprete giraba mediante un pedal mientras mantenía los dedos lubricados para su interpretación.
Cada cuenco había sido fabricado según especificaciones exactas por el soplador de vidrio Charles James, con sede en Londres, para producir diferentes notas sin necesidad de líquido en su interior.
El instrumento causó revuelo en la escena musical europea, con nombres como Mozart y Beethoven componiendo piezas para aprovechar al máximo su sonido etéreo.
Franklin diría más tarde: «De todos mis inventos, la armónica de cristal es la que me ha dado la mayor satisfacción personal».