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La resolución de un crimen de años

Este es un caso más en el que la casualidad ayudó a resolver un crimen muchos años después de ocurrido.

En noviembre de 1989, días después de Acción de Gracias, Mandy Stavik, de 18 años, salió a correr con su perra, Kyra, cerca de su casa en el estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos.

Horas después, la perra volvió sola a la casa. La familia de Stavik reportó como desaparecida a la joven.

Dos días después, encontraron su cadáver flotando en el río Nooksack, a unos cinco kilómetros de su vivienda, con signos de haber sufrido violencia y con restos de semen.

Las autoridades guardaron las muestras de ADN que recuperaron del cadáver de Stavik, ya que en aquella época la tecnología que permitía analizarlas era todavía incipiente.

Los investigadores empezaron a buscar culpables de la muerte de la muchacha y a pedir ayuda a la comunidad, pero el caso fue prolongándose y prolongándose sin obtener ningún resultado.

Colaboración voluntaria

Hasta que hace algunos años, un vecino del condado de Whatcom, donde ocurrió el crimen, le dijo a la policía que Timothy Bass podía tener «alguna implicación» en el caso, contó Bill Elfo, el alguacil de Whatcom en diciembre de 2017.

Lata de bebida gaseosa dobladaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUna colega de Timothy Bass entregó a las autoridades una lata de una bebida gaseosa y una botella con agua que el sospechoso había desechado.

Timothy Bass, un trabajador de la cadena de panaderías Franz Bakery, ahora de 51 años, pasó a ser uno de los sospechosos del crimen.

Pero las autoridades no tenían suficientes pruebas como para obtener una orden de registro en su vivienda o trabajo o para obligarlo a entregar muestras de su ADN.

En una ocasión en la que la policía fue a Franz Bakery, a inicios de 2017, una compañera de trabajo se enteró de las sospechas que pesaban sobre Bass y se ofreció a colaborar con los investigadores.

Esta colega tiene una hija, según informó el periódico local Bellingham Herald.

«Sentí una obligación moral humana básica de ayudar (…), hubiera esperado que alguien hiciera lo mismo si hubiera sido mi hija», dijo la colaboradora voluntaria según documentos judiciales que cita este medio.

Prueba válida

En agosto de 2017, esta colega entregó a las autoridades una lata de Coca Cola y una botella de agua que Bass había desechado, relatan los medios locales.

Un análisis de laboratorio de los envases arrojó que el ADN de Bass coincidía con el ADN recuperado del cuerpo de Stavik.

«Los hombres y mujeres de la Oficina del Sheriff del condado de Whatcom esperan con impaciencia el juicio de Timothy Bass y la justicia para Mandy y su familia. Ellos han puesto sus corazones y almas para resolver este horrible (caso)…», tuiteó Jeff Parks, de la Oficina del Alguacil de Whatcom.

La probabilidad de que coincidieran era de una en 11 trillones, según el alguacil Elfo.

La policía arrestó a Bass en diciembre de 2017 por el asesinato de la joven.

En la época del asesinato de Stavik, Bass vivía a unos dos kilómetros de la casa de la joven, detalló Elfo.

El pasado agosto, un juzgado declaró válida la prueba que había entregado la colega de Bass, después de que el abogado del acusado la objetara debido a que la policía la había conseguido sin una orden oficial.

El juicio contra Bass empezará en abril y, de ser condenado, Bass podría ir a prisión por hasta 20 años, según informó el jueves el Bellingham Herald.

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